PARQUE CUITLÁHUAC

Parque Cuitláhuac, el “Chapultepec del Oriente”, queda en el abandono

El parque fue construido en los terrenos de un antiguo basurero, los tianguistas usan el kartódromo como estacionamiento y los vecinos de los alrededores rara vez usan todas las instalaciones

Así luce el Parque Cuitláhuac
Así luce el Parque Cuitláhuac Créditos: Foto: Raúl Estrella
Así luce el Parque Cuitláhuac Créditos: Foto: Raúl Estrella
Escrito en METRÓPOLI el

El Parque Cuitláhuac se concibió como el “Chapultepec del Oriente”. Para lograrlo los gobiernos federal y de la Ciudad de México invirtieron más de 699 millones de pesos en un espacio que pasó en Santa Cruz Meyehualco que hoy luce descuidado y vandalizado.

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En el parque, construido en los terrenos de un antiguo basurero, los tianguistas usan el kartódromo como estacionamiento y los vecinos de los alrededores rara vez usan todas las instalaciones. Espacios como el Danzodromo, que inauguró el sonido “La Changa” en 2023, y el lago principal, están llenos de basura, con hierbas crecidas, grafiteados y completamente solos.

Los únicos espacios en buen estado en las más de 145 hectáreas del segundo parque más grande de la capital son la granja interactiva y las canchas de basquetbol, futbol y beisbol.

Foto: Raúl Estrella

Durante un recorrido que hizo La Silla Rota se pudo constatar que los trabajadores de limpia concentran sus esfuerzos aquí y lo demás pasa a segundo plano.

Este proyecto se hizo en tres partes: la primera costó 235 millones de pesos y se inauguró en septiembre de 2020 con la presencia del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno.

La segunda alcanzó los 434.2 millones y se inauguró en octubre de 2021 con la apertura de la cancha de baisebol, mientras en la tercera se invirtieron 30 millones de pesos, y fue abierta en agosto de 2023 con un baile animado por el sonido La Changa.

Visitantes del Parque Cuitláhuac ya han denunciado el abandono de algunas de las secciones más alejadas vía redes sociales, tachan el lugar de ser “un elefante blanco”, “un fracaso total” y hasta “un gasto público”.

Foto: Raúl Estrella

El Danzodromo, vandalizado

Una de las áreas más alejadas de la entrada y en la que se nota más vandalismo y abandono es el Danzodromo.

Los baños de esta sección tienen las ventanas rotas, forzaron la chapa y entraron para llevarse las llaves de agua, algunas tazas del baño y las tarjas. No queda rastro de los cables de cobre de la luz, hay excremento en el suelo, manchas de sangre en la pared e infinidad de grafitis.

Además la estructura del Danzodromo está rota, grandes grietas se abrieron en los escalones de cemento que funcionan de asientos para el público y la varilla está expuesta y oxidada por la lluvia. También hay pasto crecido y enraizado entre las mismas grietas, el personal de limpia no lo ha quitado y tampoco podado.

La realidad de este espacio contrasta contra el proyecto entregado hace un año y tres meses, cuando Martí Batres, jefe de Gobierno sustituto, y Clara Brugada, entonces alcaldesa de Iztapalapa, bailaron al ritmo de sonidero en compañía de los vecinos de las colonias Vicente Guerrero, Renovación y Leyes de Reforma.

Foto: Raúl Estrella

El lago, criadero de mosquitos

Cerca de las tirolesas, que están fuera de servicio, y a un costado de la granja interactiva en la que hay vacas, gallos, gallinas, burros y cabras, está un charco de agua estancada que antes era un lago. Desde fuera se ve que no tiene mucha profundidad y que no hay corrientes que estén moviendo el agua constantemente para evitar que desoven los mosquitos y se multipliquen.

En el agua turbia y llena de hojas secas y tierra, crecen juncos de metro y medio dónde se refugia un solo pato; el agua huele a plantas echadas a perder y a lodo, en sus orillas hay botellas de pet vacías, cigarros, vasos desechables y más tipos de basura.

Foto: Raúl Estrella

Cuando eligieron el Parque Cuitláhuac ya había albercas y chapoteaderos. El gobierno de Claudia Sheinbaum se encargó de rehabilitarlas y pintarlas de colores vivos, también agregaron más estructuras tipo fuente en la que los niños podían mojarse los pies y jugar bajo los chorros, actualmente están secas y cerradas al público

Una malla de alambre rodea las albercas y chapoteaderos secos, las puertas de metal están cerradas y una cadena con un candado grueso impiden el paso de cualquier persona; desde fuera se alcanza a ver el suelo lleno de tierra y hojas secas de árboles, pero no hay un solo niño.

Foto: Raúl Estrella

El kartódromo se volvió estacionamiento

La pista de go-karts está ubicada justo a la entrada del Parque Cuitláhuac y la rodean tres de los tianguis más importantes de la alcaldía Iztapalapa. Entre semana la pista de go-karts se convierte en un estacionamiento gigante para los tianguistas que dejan ahí sus autos o camiones con mercancía.

No es clara la cantidad de dinero que los tianguistas paguen por estacionarse dentro del Parque Cuitláhuac, algunas personas dijeron que cuesta 25 pesos tiempo libre, otras 10 pesos la hora y algunos tianguistas se negaron a contestar.

Para meter todos los autos del tianguis, los trabajadores de limpia y los mismo tianguistas apilan las llantas que funcionan como valla perimetral de los go-karts en las orillas de la pista; el contraste entre lo verde  del pasto y las llantas de caucho negras con amarillo acompañadas de cientos de autos en el fondo, hace que por un momento desaparezca completamente el trazo de la pista.

Leyenda

No hay gente en el Parque y sólo un policía en cuatrimoto vigila el lugar

La Silla Rota vio solo a un policía que vigilaba la seguridad en las 145 hectáreas de tierra que componen al Parque Cuitláhuac, estaba montado en una cuatrimoto y le dio vueltas continuas al perímetro del parque, pero está él solo.

También este medio se encontró con cinco perros, 11 personas y dos docenas de personal de limpia, el parque está en su mayoría completamente solo, especialmente la zona del Danzodromo que tiene marcas de ser la más vandalizada.

En los más de 11 módulos de juegos con sustrato de arena de mar, no había ni un solo niño jugando, en cambio eran los perros quienes subían las estructuras y bajaban, mientras a lo lejos sus dueños platicaban sentados en una banca.

Las únicas personas jóvenes que este medio vio fue a dos adolescentes jugando con sus patines del diablo en bajadas pronunciadas, pero nada más.