Marisela es una de las 1,400 expositoras que están presentes en la Feria de las Comunidades Indígenas y Pueblos Originarios en el Zócalo capitalino. Vestida a la manera tradicional otomí, no duda en decir que aún hay mucha discriminación en contra de quienes se identifican como indígenas, así como ella, que tampoco duda en mostrarse orgullosa de ser lo que es.
“Hay mucha discriminación por ser indígena. Vas vestida así y muestras tu ropa otomí y te dicen pinche india. Pero para mí es muy valioso venir de un pueblo indígena y hablar un dialecto”.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Discriminación del Inegi, en México, la población indígena es de las más discriminadas, tendencia que además va al alza. Mientras en 2017 el porcentaje que se sentían discriminados era de 25.3%, en 2022 subió a 28%.
Te podría interesar
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO
Sobre la lengua nativa, Marisela expresa con tristeza que se va perdiendo y por eso les pide a sus hijos que aprendan a hablarlo y ellos se quejan de la dificultad.
“Pero si no se las pronuncio, esa lengua se va a perder, esa lengua casi ya no se habla”.
Incluso ve que los celulares son una amenaza para preservar esa lengua originaria otomí y las de otros pueblos.
“Como los niños, ya tienen el teléfono y ya no quieren hablar nuestro idioma”, describe la situación de una generación que vive pegada al celular, lo mismo en las ciudades que en los pueblos.
Hay menos ventas y las vallas no ayudan
Originaria de Santiago Mexquititlán, Querétaro, Marisela vende muñecas Ec Lele -bebé en otomí- y mientras espera que algún vendedor se acerque, hace diademas pacientemente, ataviada con un vestido otomí color rosa y rodeada además de morrales y suéteres coloridos.
Comenta que aún prevalece el desprecio por el trabajo artesanal que los indígenas hacen. Ella lo vive cuando alguien le pregunta el precio de una muñeca y le regatean.
“Hay personas que todavía te dicen ‘déjanosla más barata’. Pero depende lo que vendas, algunas son bordadas de la cara, otras solo tienen sus ojitos bordados”, explica sobre sus muñecas que atestiguan la entrevista.
Respecto a cómo ha sido la venta este año en la feria, se queja de que ha sido menor en comparación con otras ediciones. Lo atribuye en parte a las rejas metálicas que rodean la feria -que se vuelven más numerosas frente a Palacio Nacional- que obligan a los visitantes a hacer una caminata para entrar por las esquinas y que causan que ya no visiten todos los pasillos.
“Sólo favorecen a los de la entrada. En cambio, otros años han retirado las vallas metálicas y la gente entra pareja”.
Pide a quienes visiten la feria echarles un vistazo a todos los puestos y a no comprar mercancía no original.
Piden que haya más espacios
La feria, que empezó el 2 de agosto y concluirá el 18 de este mismo mes, colocó en unas vallas instaladas frente al Antiguo Palacio del Ayuntamiento una lona con la leyenda “los indígenas somos discriminados en México”.
Alrededor de la 1:30 pm llegó un grupo de unos 10 comerciantes que instalaron en el piso lona y mercancía que vendían, mientras su líder, Gustavo Martínez, acusó corrupción de parte del gobierno capitalino, pues no hubo lugar para todos sus representados en lo que llamó “la fiesta indígena”. En cambio, sí había para personas de otros estados, incluso de otras nacionalidades, aseguró.
Pero funcionarios de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México les pidieron que se retiraran y les explicaron que no podían dejarlos entrar porque los lugares ya habían sido asignados y además solo era para vender artesanías, mientras que ellos llevaban artículos distintos.
Jennifer Muñoz, de la Subsecretaría de Programas de Alcaldías comentó a La Silla Rota que dentro del comité deliberador de la feria se determinó que personas que no venden artesanías o que no son indígenas o de pueblos originarios no pasan. Pero además recordó a la organización de Martínez que se le otorgaron 75 lugares, aunque el líder quería 25 más.
“No podemos darle a un grupo la totalidad que pide porque eso nos conflictúa con otro”, explicó.
No todos son indígenas
Pascual de Jesús González, presidente del Movimiento Pueblos, Comunidades y Organizaciones Indígenas, recordó que la primera edición de la Feria de Pueblos Indígenas se realizó en 2014, cuando era secretario de Cultura capitalina el poeta y antropólogo Eduardo Vázquez, en el gobierno de Miguel Ángel Mancera.
La intención era que se pudiera visibilizar la presencia indígena y lo que aporta en términos de cultura, como son las medicinas tradicionales, la herbolaria, la gastronomía, el arte indígena y todo lo que conlleva la parte ancestral de los pueblos residentes en la Ciudad de México.
SÍGUENOS EN EL SHOWCASE DE GOOGLE NEWS
Ahora, a 10 años de la primera edición, afirmó que hay personas que no son indígenas pero que obtienen un puesto en la feria y luego lo venden. Incluso, aseguró que eso lo ha platicado con el subsecretario de Programas de Alcaldías y Reordenamiento de la Vía Pública, Ricardo Jaral.
A un día de que se celebre el Día de los Pueblos Indígenas, este 9 de agosto, Pascual aprovechó para recordar que, en 2017, en la Constitución de la Ciudad de México, se les reconoció como sujetos de derecho, pero eso no se ha traducido en más recursos para ellos.
Pidió más presupuesto para los pueblos indígenas y espera que con la próxima jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, se les puedan construir 200 mil viviendas que la administración de Claudia Sheinbaum había prometido pero que no se concretaron, ya que el presupuesto para ellos se desplomó con la pandemia de la covid19.