DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Mujeres que buscan: las que desentierran la verdad de las desapariciones en Edomex

En las calles, en el campo, en lagos y en SEMEFOs, mujeres salen a buscar a sus seres queridos que están desaparecidos

Escrito en METRÓPOLI el

Sus manos se llenan de tierra, de lodo, de desesperanza y desesperación. Son ellas, las mujeres que buscan, las que desentierran la verdad, las que viven en medio de la pesadilla en México que se llama “Desaparición”.

En cuanto supieron que sus hijos, hermanos y padres desaparecieron, la vida como la conocían entró en pausa. El trabajo dejó de ser prioridad, ahora crean los espacios para poder asistir a las búsquedas in situ esperando encontrar una pista, un indicio o quizá nada, viven en constante dolor.

Encontrarlos, sólo queremos encontrarlos”, comenta Félix Sánchez Chaparrita. Su hijo, Julio César González Sánchez, desapareció el 6 septiembre de 2021 en el municipio de Zinacantepec; desde entonces comenzó el viacrucis que no la ha dejado dormir.

De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Secretaría de Gobernación, las entidades federativas con el mayor número de estos casos, en 2022, fueron la Ciudad de México, con mil 397; Estado de México, con 996. Sin embargo, en total se reportan no localizadas 12 mil 649 y en la CDMX 5 mil 255 desde 1964.

Comienzan caravanas a SEMEFOs

No hay un día normal cuando se busca a alguien que fue arrebatado de su familia. Así lo reconocen las integrantes del colectivo “Flores en el corazón” mientras se alistan para salir a dejar su perfil genético a la Fiscalía General de Justicia del Estado de Morelos y revisar el catálogo forense.

Nadan en sentimientos encontrados. Encontrar a sus familiares en las unidades de Servicios Periciales o en una fosa común sería un golpe al corazón, pero no hallarlos lo es también.

“Nunca sabes, estás entre la esperanza de encontrarlos vivos y ya querer saber qué pasó”.

Pero saber a dónde ir no es sencillo. Antes de que se sumaran al colectivo, tocaban puertas sin que éstas se abrieran. Representaban a una ficha más, un número más, pero la colectividad les ha permitido viabilizar los casos, los rostros de sus familiares.

Las mujeres que buscan no solo van cazando pistas de sus hijos e hijas. También son hijas buscando a sus padres, hermanas que no tienen una familia completa. Esposas. 

“Es muy difícil andar solas, no sabes nada y no te hacen caso, ya a través de un colectivo nos dan más orientación, a dónde asistimos nos dan un poquito más de respuestas, nos atienden mejor”.

“No todos los días son buenos, no encontramos a nuestros familiares pero tenemos la satisfacción de haber encontrado a una persona y ayudar a alguien más. Algún día que ellos nos ayuden”.

Para Zarazade Díaz tampoco es sencillo, desde hace cinco meses comenzó a seguir el rastro de su padre, Felipe Díaz, quien en 8 de septiembre salió de su casa solo.

“Es cansado, desespera porque ya es bastante tiempo. En la FGJ del Edomex me han dado información pero ahorita, no quería pero es momento de buscar en los SEMEFOs, es nuestra última opción, no quiero que esté ahí pero tengo que encontrarlo”.

La caravana arrancó el 21 de febrero, la primera parada fue Cuernavaca, pero irán a Hidalgo, a Ciudad de México, a Guerrero y a Querétaro.

“Tengo ocho hermanos, cuatro de ellos no viven en el estado, dos son extranjeros, yo soy la más cercana. Tengo dos hijos, ellos van a la escuela y los tengo que dejar, están a cargo de mi mamá porque mi esposo es el que me lleva y me trae, tenemos que dejar la casa, los hijos, el trabajo, pero lo voy a encontrar”.

Si bien la búsqueda en las bases de datos la debería hacer la FGJEM, las familias que se cansan de andar por la incertidumbre decidieron hacerlo ellas ante la “ineptitud y lentitud” que hay en los casos.

Van con miedo, temerosas de ver fotografías de cadáveres de personas no identificadas. Les sudan las manos y les llueve en los ojos. Rechinan los dientes pero van armadas con toda la información posible, radiografías dentales, actas de nacimiento, identificaciones, fotografías.

Sacan uno a uno los papeles que les solicitan, dan sus USBs para que queden en el archivo sus perfiles genéticos.

Comienza el interrogatorio.

-¿Cuándo fue la última vez que lo vieron? 
-¿Qué traía puesto?
-¿Tiene apodos?
-¿Usaba cadenas? ¿anillos?
-¿Cómo son sus tatuajes?

Una vez que se recaba la información básica, las fotografías comienzan a pasar en la pantalla.

La mayoría de los cuerpos solo tiene descubiertas las partes que podrían identificar las familias, se trata de respetar la dignidad de los muertos, pero en muchas ocasiones se ven los rostros carentes de vida. 

Las miradas entonces comienzan a abrirse al horror. A los rostros de la violencia, del olvido.

Pasan y pasan las fotografías y cada vez que alguien se parece a quienes buscan, el corazón se salta un latido o dos. Piden que se detenga la presentación. Respiran.

“No es”, son las palabras que rompen el silencio de las mujeres que buscan. Aunque no quieran deben asomarse al horror de las muertes cotidianas, salir de ese pequeño cuarto donde todo y nada pasa, abrazarse y seguir su camino a casa.

Las búsquedas no paran por eso ellas no descansan, solo cierran los ojos para soñar con sus familiares, sólo comen para tener fuerzas y de vez en vez ríen porque el alma no sólo puede sobrevivir de zozobra.

Flores en el corazón

Elizabeth Machuca fundó el colectivo en 2021 para dar acompañamiento a los familiares de víctimas de feminicidio y desaparición, lo hizo porque durante tres días su hermana, Eugenia, estuvo desaparecida y la encontró ya sin vida. En ese momento, no tuvo quién le ayudara a entender los procesos de la fiscalía.

Para las búsquedas trabajan en coordinación con la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de México y la FGJEM, se basan en la geolocalización del celular y “peinan” cinco kilómetros a la redonda.

Si la persona que no ha sido localizada no traía celular, van a los lugares en los que fueron vistas por última vez.

“Nos ha tocado en lagos, en milpas, en campo abierto, en cerros… es difícil pero los teléfonos nos ayudan bastante. Hemos encontrado a personas sin vida a víctimas, buscamos también la justicia de los casos de feminicidio. Somos una familia, luchamos por el derecho de todos”.

A la fecha, Flores en el Corazón está conformado por 15 familias, tres se sumaron en la última semana.

“Es triste que diario se suman mas personas al colectivo, es triste que, lejos de disminuir, cada día van aumentando”.

La mayoría de los desaparecidos, ha reconocido la COBUPEM, son hombres y en muchos de los casos, la desaparición forzada es una de las principales líneas de investigación.

MRV