FALLAS RENALES EN NIÑOS

Fallas renales en niños, un mal que puede costar caro si no se previene

La detección de distintos padecimientos, entre ellos los renales en los infantes está disminuyendo

Un mal que puede costar caro si no se previene
Fallas renales en niños.Un mal que puede costar caro si no se previeneCréditos: Especial
Escrito en METRÓPOLI el

La pandemia de covid-19 dejó secuelas en el sistema de salud pública, a tres años del primer brote, una de las que comienzan a palparse es la disminución en la detección de distintos padecimientos, entre ellos los renales en los infantes.

Así lo reconoció Martha Alicia del Villar Vilchis, médica adscrita al área de Nefrología Pediátrica del Hospital para el Niño, quien lamentó que, sin tratamiento, cuando los riñones fallan, la mortalidad es de 100 por ciento.

“Ha disminuido el número de pacientes renales y lo que creemos es que la identificación o el diagnóstico se está retrasando y, tal vez, muchos pacientes no estén llegando a la atención médica”.

Recordó que los y las infantes son propensos a sufrir obesidad, hipertensión y diabetes y que incluso atienden casos de pequeños con estas enfermedades crónicas con apenas 10 años, lo que aumenta la probabilidad de que fallen los riñones.

Las principales enfermedades renales que se producen en los menores son por malformaciones congénitas en las vías urinarias o en los riñones, así como las glomerulonefritis (inflamación de dichos órganos). Otras afecciones renales que se presentan son hereditarias, como el síndrome de Alpor, y las tubulopatías que afectan la eliminación de los electrolitos.

De las más frecuentes, son las glomerulonefritis postinfecciosas, que se presentan principalmente en niños de entre 6 y 12 años, y son causadas por bacterias como el estreptococo.

Apostar por la prevención

Para evitar que los y las menores lleguen a estar en riesgo mortal por fallas renales, la nefróloga infantil hizo un llamado a estar vigilantes del sano desarrollo de los infantes a través de consultas semestrales con el pediatra, así como de su control de esfínteres, ya que las fugas de orina en la mayoría de los casos se relacionan con malformaciones del sistema urinario.

“Como padres, lo primero es ‘¿mi hijo crece?’. O sea, hay que llevar a los pacientes al pediatra a que estén valorando su crecimiento de forma adecuada, eso es lo que un papá puede identificar ‘mi hijo no está creciendo’, es una forma indirecta en la cual podemos ver que algo está mal y que el riñón podría estar participando en esto”.

Además, pidió estar alerta por si el o la menor están muy pálidos, se quedan dormidos, su aprovechamiento escolar es bajo, ya que esto indica estado tardío de enfermedad.

Enfermedad cara

Actualmente en el Hospital para el Niño son atendidos nueve menores trasplantados, ocho en hemodiálisis mientras que en diálisis peritoneal ciclada son cinco pequeños, sin embargo, esta cifra está por debajo del promedio mensual de 2019.

Por si fuera poco, la atención a estos padecimientos podría llevar a la quiebra a una familia que se sostiene con el salario mínimo.

“Es caro, sí es muy caro y tenemos que considerar que hay una población bien importante que no tiene seguridad social, entonces, el paciente que no tiene recursos pues tal vez tendrá que pagar, si ya está en una terapia de sustitución renal, tendrá que pagar sus hemodiálisis, sus diálisis, sus bolsas o su tratamiento para mantener su trasplante porque los medicamentos son de por vida”, añadió la especialista.

En el Hospital para el Niño los tratamientos son relativamente baratos, 300 pesos por diálisis; sin embargo, en el sector privado pueden llegar a costar hasta 2 mil 500 pesos por sesión, por lo anterior, hizo un llamado a apostar por la prevención, la detección temprana y en una cultura de autocuidado, pues los y las menores son un reflejo de lo que sucede en casa, incluso en cuanto a hábitos alimenticios se refiere.

VGB