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Así cambió la CDMX a 25 años de su primera elección

El 6 de julio de 1997 fue un parteaguas para la democracia del entonces Distrito Federal, al tener el primer jefe de Gobierno, que fue Cuauhtémoc Cárdenas

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Escrito en METRÓPOLI el

Cuauhtémoc Cárdenas significó para la Ciudad de México el primer paso hacia la democracia. Fue al ingeniero a quien correspondió cortar el cordón umbilical para que el entonces Distrito Federal dejara de depender del gobierno federal mediante la figura de Regencia y se convirtiera en una entidad más de la federación, la número 32.

Así inició esta alternancia democrática, en la que siguieron Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera y Claudia Sheinbaum.

Cuauhtémoc Cárdenas. (Foto: Especial)

Fue una demanda que se plasmó en el plebiscito del 21 de marzo de 1993, cuando se consultó a la ciudadanía si estaba o no de acuerdo en que la capital del país tuviera un gobernante elegido por voto directo. La respuesta fue favorable y la elección se realizó el 6 de julio de 1997. El 48% de los votos llevó a Cárdenas a encabezar la primera Jefatura de Gobierno con un poder legislativo propio que se denominó la primera Asamblea Legislativa del DF.

 

Cuauhtémoc Cárdenas. (Foto: Especial)

Cárdenas llegó al cargo cobijado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el mismo que formó tras su salida del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Su figura representó, en la década de los 80 del siglo pasado, un parteaguas político.

Él causó un cisma en el sistema político mexicano tras renunciar al PRI, el partido hegemónico que entonces gobernaba casi todo el país, acostumbrado a ganar elecciones con carro completo. Fue Cárdenas quien desplazó al PRI de la capital del país en su primera victoria electoral, vestida de amarillo.

{"quote":"“El 5 de diciembre [de 1997] rendí protesta en la Asamblea Legislativa como jefe de Gobierno del Distrito Federal”, recordó en su libro Sobre mis pasos."}

El PRD arrasó en esta elección local y ganó 38 de 66 curules de la Asamblea Legislativa, lo que lo dejó sin representación proporcional. No obstante, abrió la puerta para comenzar a generar leyes propias, ya que su antecesora –la Asamblea de Representantes– solo podía expedir reglamentos de policía y buen gobierno.

LOS CONTENDIENTES

Dentro del PRD, Cárdenas pasó por una elección de precandidaturas; su rival más cercano fue Porfirio Muñoz Ledo quien, al perder, recibió una candidatura como diputado federal. El entonces presidente del partido del sol azteca, López Obrador –hoy presidente de México–, estaba entonces bajo la sombra de Cárdenas.

Ya en campaña, el ingeniero enfrentó a su principal rival: el priista Alfredo del Mazo González, mientras que el PAN nombró como su candidato a Carlos Castillo Peraza. Con menor perfil, el partido Verde Ecologista impulsó a Jorge González Torres, su entonces dirigente y padre de Jorge González Martínez, actual mandamás del partido.

Gustavo Emmerich, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Iztapalapa, refiere en el artículo que publicó sobre esta elección por qué el voto panista se diluyó gradualmente en la capital del país y favoreció al PRD.

El académico relata que, en aquellos meses, se publicó una investigación periodística que reveló que Diego Fernández de Cevallos –entonces destacada figura política– “se había beneficiado de la adquisición de terrenos en Punta Diamante, en Acapulco, Guerrero, como un beneficio secundario avalado por el expresidente priista Carlos Salinas de Gortari”.

El impacto mediático de esta información causó que el llamado “jefe Diego” perdiera su aspiración a esta candidatura, lugar que fue llenado por Castillo Peraza. El investigador atribuyó a este hecho el crecimiento de la campaña de Cárdenas. “Debido a ello, al iniciar las campañas electorales de 1997, fue el candidato más conocido y reconocido por la ciudadanía”, señaló.

{"quote":"“El PRD se presentó como un partido democrático en sus procesos internos y en su papel en la política mexicana, como nacionalista, participativo, sensible a las causas e intereses de los sectores populares, y favorecedor de la pacificación en las zonas conflictivas del país”, explicó Emmerich en su análisis."}

Este contexto fue utilizado dentro de campaña amarilla para sostener que el PAN y el PRI representaban una alianza, más que un contrapeso político real.

Además, el autor destacó que Cárdenas ganó puntos en materia de imagen por el hecho de aparecer sonriente en las fotografías de toda su campaña, a diferencia de la imagen sobria que manejó en los anteriores procesos electorales en los que fue candidato presidencial.

(Foto: Especial)

Así lo comprueba la foto de una caja de cerillos que el ingeniero conserva en el escritorio de su despacho particular, como recuerdo de su campaña política en 1997, tal como describió La Silla Rota en la entrevista que le realizó en marzo.


Su campaña para replantear una ciudad con altos niveles de inseguridad, falta de agua y pobreza al límite tras la devaluación económica de 1994 avanzó sobre dos promesas electorales: “Juntos haremos una ciudad para todos” y “¡Por ti y por tu ciudad!”.

En su libro, Cárdenas cuenta que además hubo una dirección colectiva para programar recorridos y entrevistas, “diseñar pósteres, los spots que se transmitieron por radio y televisión, comentar sobre el debate, levantar encuestas y analizar algunos aquellos temas que debían tratarse”.

Toda una campaña.

EL PRI: SACUDIRSE EL DESCRÉDITO

Por otro lado, la investigación de Gustavo Emmerich refiere que Del Mazo González “centró su campaña en su figura en un intento por evadir el desprestigio en que ya se encontraba su partido después de las elecciones presidenciales de 1988, la ‘caída del sistema’ y el magnicidio de su candidato presidencial en 1994, Luis Donaldo Colosio”.

{"quote":"“Buscó mostrarse como un candidato moderado, centrista, con capacidad y experiencia de gobierno; y como un eficiente exgobernador y funcionario público dotado de sensibilidad social, recordando, además, que había sido uno de los seis distinguidos priistas que aspiraron a la nominación presidencial de 1988”."}

Alfredo Del Mazo González. (Foto: Archivo/Cuartoscuro)

Alfredo del Mazo González pertenecía ya a una dinastía priista del Estado de México, ya que su padre fue el exgobernador Alfredo del Mazo Vélez. Él mismo fue mandatario del Edomex y luego, durante el gobierno de Miguel de la Madrid, secretario de Energía –hoy su hijo, Alfredo del Mazo Maza, es gobernador de la entidad mexiquense–.

En dicho sexenio, compitió por la candidatura presidencial del PRI en 1988, que terminó en manos de Carlos Salinas de Gortari. Nueve años después fue nominado como candidato del PRI a la primera Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.

En la contienda se convirtió en el único rival con posibilidades de disputarle el triunfo a Cárdenas. Incluso, en el único debate que organizó la Cámara de la Industria de la Radio y Televisión el 25 de mayo a las 8 de la noche, Del Mazo González se dio el lujo de imponer condiciones para que solo ellos dos participaran, sin la presencia del panista Carlos Castillo Peraza.

Pese al debate, Cárdenas obtuvo 48 % de los votos, casi el doble de la votación del priista, que obtuvo 25 %.

Luego de que el presidente Zedillo llamó al candidato perredista para felicitarlo por su triunfo, Del Mazo lo secundó y reconoció el triunfo de Cárdenas, casi pasadas las 9 de la noche de aquel histórico 6 de julio.

“Yo, en lo personal, le deseo al ingeniero Cárdenas éxito en su gestión por el bien de la Ciudad de México, de la capital de todos los mexicanos”, dijo el político perteneciente al grupo Atlacomulco, según quedó asentado en la prensa de ese momento.

EL PAN: UNA CAMPAÑA DE VALORES

Castillo Peraza centró su campaña en los valores familiares, como muestran algunos de los spots que se aún hoy pueden consultar en la red. “Mis padres me enseñaron a hacer las cosas bien, a no depender del gobierno, estos son también los valores del PAN”. Sin embargo, no avanzó en las encuestas más allá de 15 % de las preferencias electorales.

La postulación de Carlos Castillo Peraza como candidato a la Jefatura de Gobierno, casi termina con la carrera y el prestigio del exdirigente panista y mentor intelectual de Felipe Calderón.

La campaña del panista fue un ejemplo de lo que no se debe hacer en campaña. En lugar de subir en las encuestas, conforme avanzaban las semanas, él descendía. Tuvo un desencuentro con reporteros que cubrían su campaña, a los que maltrató, por lo que fue apodado como “Carlos Castillo Leperaza”.

Carlos Castillo Peraza. (Foto: Archivo/Cuartoscuro)

Su conservadurismo lo hizo posicionarse contra el uso del condón como método anticonceptivo y de protección contra el SIDA, aunque lo disfrazó como una preocupación ecológica, por el uso del plástico como material de fabricación de los preservativos.

En una época en que el internet iba tomando auge, el candidato panista tenía su página y su contenido es recordado por el uso de una campaña negativa contra Cárdenas.

Ahí se colgó el siguiente mensaje: “Adquiere tu copia de la escritura en la que Cuauhtémoc Cárdenas, candidato competidor del PRD, le vende un terreno del estado de Michoacán a su familia”. Esa campaña negativa no le ayudó a subir en las encuestas, le perjudicó más a él.

Peraza consiguió alrededor de 15 % de la votación. Arturo Cano, en una crónica publicada en La Jornada, recuerda que, en la sede capitalina del PAN, los mariachis que estaban listos para animar la fiesta, no tuvieron tiempo de cantar… ni de callar.

Como Del Mazo, Castillo Peraza también reconoció el triunfo de Cárdenas.

“Los resultados favorecen al PRD en la elección de jefe de Gobierno del Distrito Federal”, leyó, musitó otro par de párrafos y se fue. Atrás se escuchó un silbido reporteril, fruto de la tensa relación que el panista mantuvo con la fuente periodística que lo cubrió.

LA ÉPOCA DORADA DEL PRD

Ese año era el de Cárdenas. Ganó el debate público con su principal opositor, Alfredo del Mazo. Fue el inicio de los años dorados del PRD y corrió el rumor de una probable insurrección social si él “perdía” la elección, como en 1988. Días antes de la elección, la revista Newsweek en español le dedicó su portada y lo llamó “el segundo hombre más poderoso de México”.

“Por primera vez se abrieron los medios”, recordó en entrevista con La Silla Rota, “ya no quedaba de otra, pero fue la primera vez que la oposición tuvo acceso a ellos, cosa que no había sucedido antes ni en campañas nacionales y estatales”.

 En su libro Sobre mis pasos el ingeniero reafirmó esta idea. “Fue este, sin duda, uno de los efectos que arrastró la elección del Distrito Federal que, siendo local, la televisión abierta la convirtió en nacional”.

Cuauhtémoc Cárdenas. (Foto: Especial)

Debilitado en este contexto, la derrota en el PRI caló y se convirtió en el detonador de una crisis política en medio de falta de acuerdos y de control sobre los grupos de interés que lo conformaban, explicó Miguel González Compeán en el libro El partido de la revolución, institución y conflicto, editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

Al perderse el control sobre lo que los priistas llamaban “las fuerzas vivas”, los beneficios de la disciplina partidista fueron a la baja y los incentivos para convertirse en portavoz de la reacción “se incrementaban”, afirmó el analista.

ZEDILLO ME LLAMÓ PARA FELICITARME: CÁRDENAS

Así, el 6 de julio de 1997 el PRD ganó 48.10 % de los votos, seguido por del Mazo con 25.5 %. El PAN quedó en tercer lugar y el partido Verde en cuarto. Eso no impidió que se asomaran los fantasmas de una falta del reconocimiento del resultado.

“Tenía al mismo tiempo la duda de que se aceptara entregar el gobierno de la capital a la oposición y en particular a mí”, recordó Cárdenas sobre aquel día, cuando aún no se emitía un resultado oficial, rodeado de su equipo de campaña, amigos y dirigentes del partido, en un salón del hotel Camino Real.

{"quote":"“A las nueve de la noche ya no había dudas del resultado, y más o menos a esa hora entró una llamada del presidente [Ernesto] Zedillo para felicitarme por el triunfo electoral” afirmó. El Distrito Federal entró ese 6 de julio en una nueva etapa de su historia y vida política."}

Ernesto Zedillo Ponce de León (centro). (Foto: Archivo/Cuartoscuro)

La portada del 8 de julio del diario Reforma, que entonces apenas iba a cumplir 4 años en circulación, fue contundente: “Se pinta DF de amarillo”, se lee en la nota principal del 8 de julio, que estaba acompañada de una foto donde aparecen personas en sus autos que celebran el histórico triunfo cardenista.

La nota -cuya reproducción aparece en el libro 80 años de historia, Grupo Reforma- establece que además de ganar en la capital, el triunfo de Cárdenas sirvió para impulsar el triunfo de 29 de los 30 diputados federales del partido, y de 38 de los 40 integrantes de mayoría que integrarían la ALDF. Ese año también significó la pérdida de la mayoría del PRI en la Cámara de Diputados.

Fue mérito de la victoria cardenista.

La nota también informa que, por primera vez, el regente Oscar Espinosa Villarreal tendría que dar su informe ante la Asamblea Legislativa, en septiembre, con una mayoría opositora.

LO QUE ESE AÑO PASÓ

En esa misma portada aparece una nota relacionada con la entonces reciente muerte de Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los cielos. “Presentan cadáver de Amado”.

Previo a las elecciones, varias noticias cimbraron a la opinión pública. Una de ellas fue precisamente la muerte del capo que se hizo famoso por transportar droga en aviones sin ser detectado. Pero su fallecimiento, el 5 de julio, dos días antes de las elecciones fue polémico y ante el cual Estados Unidos, como Santo Tomás, mostró escepticismo, por lo cual la Procuraduría General de la República debió mostrar el cuerpo.

Otra noticia previa fue la muerte del vetusto líder de la Confederación de Trabajadores de México, Fidel Velázquez, ocurrida el 22 de junio. El líder sindical era un símbolo del PRI que dominó más de la mitad del siglo XX.

Un poco antes, el 16 mayo, Antonio Chapa Bezanilla, el exfiscal para investigar los homicidios de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz, fue detenido en Madrid España, luego de que se supo que sembró una osamenta en la finca El Encanto. Supuestamente el cráneo hallado era del ex diputado federal Manuel Muñoz Rocha, acusado de la muerte de Ruiz Massieu. En realidad, era el del consuegro de su vidente consultora, Francisca Zetina, La Paca.

Estos sucesos, que dejaban mal parado al gobierno priista, se sumaron a que mucho del voto que le favoreció a Cárdenas fue resultado de la situación negativa que prevalecía en el Distrito Federal bajo la última regencia priista que encabezó Espinosa Villareal, principalmente en materia de seguridad, transporte público y agua. También se atribuyó que el electorado entendió a Del Mazo como una extensión del presidente Zedillo, por lo que recibió un voto de castigo en lugar de uno de confianza.

VOTO RAZONADO

Francisco de Andrea, doctor en Derecho por la UNAM e integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas, publicó un análisis sobre aquella elección de 1997. Planteó que uno de los puntos relevantes en aquella elección fue que el triunfo de Cárdenas se basó en un voto razonado.

Su artículo destaca que si bien influyó el voto del castigo al tricolor como estrategia electoral, no se puede desestimar el voto joven del que se benefició el PRD. Y refiere que para 1997, los principales protagonistas fueron quienes se identificaban con la llamada "generación X" que iba en aumento.

“Se va desplegando entre millones de jóvenes mexicanos, que ven aparecer ante ellos la crudeza que implica la lejanía del sueño capitalista. El escape posible es creer en que el sistema político generado en su país, y que difiere del norteamericano y del de otras latitudes, es claramente el culpable de sus males y frustraciones; de ahí la fascinación con Cuauhtémoc Cárdenas, a quien desde 1988 -cuando los miembros de la "generación X" eran niños creciendo entre las carencias de sus familias- se ve surgir como el personaje sacrificado (el Cuauhtémoc del siglo XX) que se opone al monstruo que los oprime”.

Y remata “existe -sobre todo y ante todo- la esperanza visceral de asirse a una posibilidad de que sus horizontes se abran a plenitud en un futuro prometido como la “salida del sol azteca”, una muy inteligente y hábil realización de los publicistas del PRD”. 

25 AÑOS DESPUÉS

Ha pasado un cuarto de siglo después que se permitió a los capitalinos elegir a sus gobernantes, diputados locales y titulares de las demarcaciones territoriales, primero llamados jefes delegacionales y a partir de 2018 alcaldes. Un cuarto de siglo en que la capital tiene su propia democracia, bajo gobiernos de izquierda.

El Distrito Federal cambió de nombre a Ciudad de México y aunque no se convirtió en estado, recibe trato de entidad federativa. La Asamblea Legislativa se convirtió en Congreso Constituyente y el 5 de febrero de 2017 promulgó su primera Constitución, que es la que actualmente rige. En ella se establecieron derechos básicos, como a la vida digna, a la salud, a la vivienda, al agua y a su saneamiento, a un medio ambiente sano, a la vía pública, a la movilidad, al tiempo libre, a la seguridad urbana y a la protección civil, a la seguridad ciudadana y a la prevención de la violencia y del delito.

Voces como la de la alcaldesa de Azcapotzalco, Margarita Saldaña -quien a su vez integró la primera ALDF y posteriormente el primer grupo de jefes delegacionales electos- considera, a la distancia, que las facultades de los alcaldes fueron limitadas en comparación con las que tenían los jefes delegacionales. Esto, señaló, es un retroceso.

En 25 años se han registrado cambios en la escenografía urbana como el segundo piso, el paso a desnivel de Mixcoac, la Línea 12 del Metro, las líneas de Metrobús, la transformación de Reforma que ahora alberga edificios financieros, además de cientos de condominios nuevos en todas las alcaldías.

La Ciudad de México durante estos 25 años también hizo el reconocimiento de los derechos de las personas homosexuales a casarse y a adoptar hijos. Además, no sólo despenalizó el aborto, sino que puso en marcha el programa de interrupción legal del embarazo con un laso de hasta 12 semanas después de la concepción, para las mujeres que así lo necesitaran.

También la capital se convirtió en un laboratorio de los programas sociales puestos en marcha durante la administración de Andrés Manuel López Obrador al frente de la capital, como el de la pensión a adultos mayores, o la universidad de la Ciudad de México.

Ahora que López Obrador es presidente, algunos de los programas se han extendido a nivel nacional. 


MRV