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"¿Y si fuera yo?": Así viven las fotoperiodistas de CDMX el 8M

Entre golpes, petardos y detenciones, mujeres periodistas nos cuentan cómo es estar en una marcha del 8 de marzo

Escrito en METRÓPOLI el

Documentar la lucha del feminismo en México: el 8M. Cada ocho de marzo las mujeres de todo el país toman las calles como acto de resistencia y del ejercicio de la ciudadanía, un día de denuncia, un día de lucha, un día de paz, y en su marcha las mujeres fotoperiodistas las acompañan con el objetivo de documentar su historia.

Son los casos de Leslie Pérez y Gabriela Esquivel, dos de las mujeres que salen diariamente a las calles para registrar el día a día de aquello que es imperceptible para el ojo común. 

 

 

Su trabajo, al igual que el de cualquier otra fotoperiodista, pone en juego su integridad física y mental, de entrega y esfuerzo que va mucho más allá de solamente la colocación de imágenes en portadas de medios. Pero ¿cómo se prepara una fotoperiodista para una marcha 8M?

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“Equipo fotográfico, cables, pilas, todo lo técnico pero también agua. Yo traigo un mini botiquín, aerosol para quemaduras, un trapo, por el gas”, comenta Leslie.

(Foto: Cuartoscuro)

Puntualiza que lo más importante es estar en contacto siempre con compañeros de trabajo que no se encuentran en la marcha, para informar cómo se encuentra al igual de saber qué más actividad hay en la manifestación.

 

 

¿CÓMO SE VIVE UNA MARCHA 8M?

“Se siente una energía muy fuerte, o sea, tanto que de pronto te motiva, de pronto te bajonea o te da más ánimos porque escuchas historias y es imposible no decir ‘¿Y si fuera mi hermana?’, ‘¿Y si fuera yo?’, ‘¿Si fuera mi mamá?’. Es imposible como que no la mente no viaje hacia allá, pero hay una vibra de las chicas como súper bonita, de decir ‘si a ti te paso algo, te podemos acompañar’. Escucharlas, ver que son chicas muy jóvenes, digo, son muy valientes de salir, de gritar, de no tener miedo o de tratar de ya no tener miedo”, detalla Gabriela.

 

 

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA LENTE?

“Creo que cuando una imagen es muy fuerte, que visualmente te genera algo, la gente voltea a ver qué es ése algo. Eso es lo que busco, poder contar estas historias que quizá no tendrían un espacio sin que alguien más se interesara. Si con una foto lograste que una persona reflexione, empatice, se cuestione qué está sucediendo, entonces la fotografía está cumpliendo su labor y yo también”, explica Leslie.

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Puntualiza que no hay una sola verdad en las historias ni en los hechos, enfatizando que el fin como periodistas se debe respetar y estar de lado de quien denuncia la injusticia, así como hay temas en los que un periodista no debe ser permisivo.

(Foto: Cuartoscuro)

LA VULNERABILIDAD DE LAS FOTOPERIODISTAS 

“He tomado varios talleres, para aprender a manejar el gas, identificar el polvo extintor porque muchas veces ven y no saben ni qué es, y para informar también tienes que saber qué es porque no podemos decir qué aventaron”.

 

 

Al momento de preguntarle sobre si la capacitación se la otorgó su medio, responde que todo lo aprendido ha sido por su cuenta, por cursos y por fuera, hablando de la vulnerabilidad de las fotoperiodistas.

 

“A mí por ejemplo, lo que hacen (su medio) es ‘tú escoge el curso, encuéntralo y si quieres lo cubrimos. Pero no todos los medios son así, son muy pocos medios los que brindan como apoyo para capacitaciones y eso también habla de una precariedad de los medios”.

 

Comenta que como nuevas generaciones, exigen las condiciones para que puedan llevar a cabo su trabajo: “A mí por ejemplo, me daba un casco en el periódico, pero yo no puedo trabajar con casco, me vuelve lenta. Hay compañeras que gastan, que compran cascos, caretas casi de vidrio irrompible”.

El año pasado durante las primeras movilizaciones, cuatro fotoperiodistas fueron agredidas por Policías de la Ciudad de México, Leslie y Gabriela fueron dos de las víctimas.

Las cuatro chicas acababan de llegar al metro Hidalgo en el centro de la capital, cuando las fotógrafas que seguían a un grupo de mujeres fueron atacadas por las autoridades, intentándolas arrestar a pesar de que se identificaron en todo momento como periodistas.

“Así como nos bajamos del vagón ya estaba un relajo entre policías y manifestantes, entonces yo empiezo a tomar fotos. Salen las manifestantes, sale un grupo de policías y ahí vamos nosotros atrás cuando me jalan del cabello hacia atrás y me tiran totalmente al piso. Me quitan la cámara, le sacan la tarjeta avientan la cámara, y de repente ya estaba esposada, con la cabeza en el piso y la rodilla de la policía haciéndome presión en la espalda. Yo ya no veía a las demás, no me podía mover”, relata Leslie.

 

 

“Me agarran a mí, me agarran del cabello, nos empiezan a patear. Realmente no vi mucho, me bloqué del miedo, hasta que de pronto nos tiran al piso y de pronto vemos como las chicas se regresan por nosotras para ayudarnos”, describe Gabriela, que tras los sucesos las chicas que se manifestaban en el metro les preguntaron a las periodistas sobre cómo se encontraban.

 

“Regresamos a trabajar y yo tenía miedo, no quería acercarme a nada, me sentía con mucho miedo todavía. No me sentía bien y eso finalmente se refleja en tus imágenes, en tu trabajo, en tu manera de sentir”.

 

“Me atendieron gracias a que mi medio levantó la voz y entonces ya estando ahí con el abogado, etcétera a otra compañera que estaba con nosotros que también había sido agredida, le marcan de su medio y le dicen ‘¿sabes qué? Te vas de ahí, nosotros no te vamos a apoyar en la denuncia, no queremos problemas con la Secretaría’. Ella fue muy valiente, se quedó pero su medio no le dio respaldo. Se archivó su denuncia”.

La fotoperiodista Leslie Pérez, habló que para este 8 de marzo se siente temerosa y con incertidumbre pues comparte que muchos medios generaron debates al fomentar enfrentamiento entre grupos.

 

 

“Hoy incluso hay peleas entre grupos feministas, las que apoyan a las trans y las que no apoyan a las trans, las que son de maternidad y van con sus esposos, más los que apoyan que no vayan hombres. Entonces ya es una pelea también entre manifestantes. ¿Cómo me estoy preparando? La verdad es que estoy tratando de aislar un poco los miedos porque sí creo que se puede poner bastante violenta, no solo con la policía, sino entre los mismos grupos”.

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No todo es una manifestación agresiva, Leslie espera fotografiar a María Ríos, saxofonista oaxaqueña atacada con ácido que marchará por primera vez, así como también espera capturar a mujeres con discapacidad que se sumarán a los contingentes, y barras feministas de fútbol.

LAS CIFRAS HABLAN POR SÍ SOLAS

En 2021, México registró 966 feminicidios, 21 mil 189 violaciones y 4 mil 186 casos de violencia de género, cerrando el año con las cifras más altas de feminicidios, violación e incluso violencia familiar reportadas desde el 2015. 

(Foto: Cuartoscuro)

Además, México es uno de los países más peligrosos del mundo para la prensa por los ataques del crimen organizado y por las autoridades, tan sólo el año pasado se registraron 9 periodistas asesinados por su labor, y en lo que va de este 2022 van 7.

acz