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Tras riña y balas en antro de San Ángel, de “El Charly” solo quedó su bota negra

Hijo de comisario poblano desapareció tras balacera en antro Grand Hotel de Plaza Escenaria; sus escoltas aparecieron muertos

Escrito en METRÓPOLI el

Una bota táctica negra, propia de un policía, es el único rastro que hay de Juan Carlos Camacho “El Charly”, hijo del comisario de Cholula, Puebla, Francisco Camacho.

Esa bota le pertenecía y le fue regalada por uno de sus escoltas, el ex agente de la Procuraduría capitalina, Francisco González “El Paquito”, hallado sin vida junto con otro hombre en Atizapán.

Los tres habían acudido la madrugada del sábado pasado al antro Grand Hotel, en Plaza Escenaria, en San Ángel, donde protagonizaron una riña con otros clientes.

De los golpes pasaron a las armas de fuego y se desató un tiroteo que alcanzó empleados y clientes. El saldó: cuatro lesionados.

No obstante, testigos aseguraron a personal de la PGJ que “El Charly” y sus guardaespaldas huyeron en un Mercedes Benz, captado por cámaras del C2 Sur.

No iban heridos.

Posteriormente, la Fiscalía del Estado de México (FGJEM) halló los cadáveres de Francisco González “El Paquito” y José Juan Judas Matancillas Cantú en la colonia Pata de Borrego, Atizapán.

Estaban tendidos sobre Camino Viejo a Madín, uno encima del otro, con marcas de golpes y asesinados a tiros, acorde con los reportes del Gobierno mexiquense.

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Pero de “El Charly” solo quedó su bota negra.

Su padre, el comisario de Seguridad Pública de Cholula, y quien laboró como comandante en la extinta Agencia Federal de Investigación y la Policía Judicial Federal, no ha querido cooperar con autoridades del Estado de México, que iniciaron una carpeta de investigación por el hallazgo de los escoltas de sus hijos.

El enigma de lo que sucedió tras salir del Grand Hotel rodea las pesquisas, externaron fuentes allegadas al caso.

Esto debido a que el centro nocturno, se sospecha, es controlado por miembros del grupo delictivo La Unión de la B, pero aparentemente detrás de esto estarían otros delincuentes.

En coordinación con la FGJEM, agentes de Investigación capitalinos reconstruyen la ruta de huida del Mercedes Benz y cómo fue que dos de sus ocupantes terminaron en un camino solitario de Atizapán.

Francisco González “El Paquito” se convirtió en escolta privado desde hace tres años aproximadamente, luego de abandonar las filas de la Policía de Investigación.

En su último periodo estuvo rodeado de discordia y suspicacias, pues se le señalaba de proteger a narcotraficantes.

Su ex jefe directo, José Antonio Reyes Cornejo, adscrito a Miguel Hidalgo 2, fue ultimado a balazos en noviembre pasado, cuando manejaba su patrulla en la colonia San Pedro El Chico, alcaldía de Gustavo A. Madero.

Ambos estuvieron varios años en Miguel Hidalgo, donde Reyes Cornejo fue investigado por colaborar con una banda de dedicada al robo a cuentahabiente. Su asesinato no ha sido resuelto.

Por su parte, José Juan Matancillas Cantú, el otro hombre que acudió al Grand Hotel con el ex agente Francisco González “El Paquito” y “El Charly” (hijo del comisario de Cholula), había sido “madrina” de policías.

“Madrina” es un término utilizado en el argot policial para referirse a una persona que trabaja con agentes de forma irregular y sin estar legalmente contratado. Incluso hay una clave policial para ello: “16”.

Sus familiares aseguraron que se dedicaba a la compra venta de autos y que la noche del sábado, a las 00:15 horas, recibió una llamada telefónica que lo hizo salir de la cama, vestirse y tomar un taxi con rumbo a Plaza Satélite, en Naucalpan.

“Andamos bien enfiestados”, fue el último mensaje que envió a su esposa la madrugada del domingo.