El hallazgo de dos cuerpos desmembrados en la avenida Insurgentes de la delegación Cuauhtémoc, en el centro de la Ciudad de México, abre de nuevo la discusión sobre la presencia de cárteles del narcotráfico en la capital del país.
Autoridades capitalinas e incluso federales han negado constantemente la operación del crimen organizado en la ciudad.
Hasta ahora que el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, reconoció que los cárteles nacionales están detrás de los narcomenudistas que han generado la violencia en la Ciudad de México.
Las bandas delincuenciales capitalinas se relacionan con grupos del narcotráfico con presencia en Jalisco, Guerrero y Morelos.
Antes de las palabras del jefe de Gobierno, la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) aseguró en 2015 que cinco cárteles de la droga operaban en la capital del país: Cártel de Sinaloa, los Caballeros Templarios, el Cártel del Golfo, “Los Zetas” y el Cártel de los Beltrán Leyva.
Tres años después del mapa de la DEA, las evidencias y la información de las autoridades federales permiten detectar a los cárteles detrás de los narcomenudistas capitalinos.
Se trata del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), la Familia Michoacana y el Cártel de los Beltrán Leyva.
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Según consta en un documento de la Procuraduría General de la República (PGR), en posesión de La Silla Rota, estas tres organizaciones que operan en Jalisco, Guerrero y Morelos mantendrían vínculos con los narcomenudistas capitalinos.
El Cártel de los Beltrán Leyva estaría directamente relacionado con la Unión Tepito. De acuerdo con una investigación realizada por La Silla Rota, Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, fue quien apadrinó la creación de dicha organización criminal.
Tras el asesinato de Arturo Beltrán Leyva, alias “El Barbas”, Valdez Villareal organizó a la Unión Tepito para que se encargara del narcomenudeo en el centro y norte de la Ciudad de México.
“La Barbie” fue detenido el mismo año que se fundó la Unión Tepito por elementos de la Policía Federal en Lerma, Estado de México, muy cerca de la capital del país. Su centro de operaciones era Guerrero, específicamente Acapulco. Morelos también fue señalado como un centro de operaciones importante para Valdez Villareal.
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Actualmente, el Cártel de los Beltrán Leyva se encuentra fracturado en varias células criminales. Los Granados, Los Rojos, Los Ardillos y el Cártel Independiente de Acapulco (CIDA) son las bandas criminales de los Beltrán Leyva que actualmente operan en Morelos y Guerrero.
Del otro lado se encuentran juntos el CJNG y la Familia Michoacana, ambas organizaciones se aliaron luego del levantamiento de grupos de autodefensas en Michoacán que buscaban sacar a los Caballeros Templarios de la entidad.
La alianza se dio entre Nemesio Oseguera Cervantes, "El Mencho", líder máximo del CJNG, es compadre de Jesús Méndez, "El Chuchín", hijo de José de Jesús Méndez "El Chango Méndez", cofundador de la Familia Michoacana. “El Mencho” y “El Chuchín” serían compadres.
La Familia Michoacana y el CJNG tienen relaciones con el Cártel de Tláhuac.
Este vínculo se evidenció luego de un operativo donde fueron asegurados 270 kilos de cocaína. La droga era vigilada por miembros del Cártel de Tláhuac, pero pertenecía al CJNG.
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Otro de los vínculos es el de su extinto líder, Felipe de Jesús Pérez Luna “El Ojos”, quien junto a José Eduardo Zamora Jaime, alias "El Cholo", fundó el Cártel de Tláhuac luego de comenzar sus carreras criminales con la Familia Michoacana.
Los embates del gobierno federal y capitalino contra el Cártel de Tláhuac habrían provocado la fragmentación de la organización criminal, pero se habrían mantenido los lazos con la Familia Michoacana y el CJNG.
El CJNG, la organización del narcotráfico con más presencia en el país, opera en las tres entidades referidas por el jefe de Gobierno: Morelos, Guerrero y Michoacán. Por su parte, la Familia Michoacana sólo tiene una marcada presencia en Michoacán.
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A la Unión Tepito le han atribuido nexos con el CJNG, vínculo que habría realizado luego del arresto de “La Barbie”, sin embargo, esto sólo se ha visto a través de narcomantas abandonadas en la capital del país.
La inmersión de los cárteles de la droga en la Ciudad de México a través de bandas criminales ya asentadas es una lógica, así lo ve Víctor Manuel Sánchez Valdés, especialista en seguridad pública y columnista de La Silla Rota.
“Las grandes organizaciones criminales buscan cooperación con las bandas locales para facilitar su expansión, y así, en lugar de llegar y comenzar de cero, utilizan a las bandas delictivas para acceder a nuevos mercados”