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Padres de familia temen por seguridad en escuela tras sismo

Dos meses después del sismo del 19 de septiembre, la normalidad no ha regresado a la secundaria pública ubicada en Azcapotzalco

Escrito en METRÓPOLI el

A dos meses de que el pasado 19 de septiembre la Ciudad de México fuera sacudida por un sismo de 7.1 grados a las 13:14 horas –dos horas después del simulacro conmemorativo por 1985–, la mayoría de los capitalinos se encontraban trabajando o estudiando. En el caso de la Escuela Secundaria 54 “República de Bolivia”, estaban a escasos 25 minutos de terminar con la jornada escolar y de acuerdo a la denuncia de padres inconformes, dicha escuela incumplió los protocolos establecidos por la Secretaría de Educación Pública y la directora, pese a que la escuela aún no contaba con el dictamen que certifique que la escuela es segura, organizó juntas al interior del inmueble.

Falta de protocolo

De acuerdo al testimonio de padres consultados por LA SILLA ROTA que prefirieron mantener su identidad oculta, sus hijos comentaron que cuando el sismo ocurrió ellos sentían que “casi se iba a caer la escuela” y en distintos momentos, la directora del turno matutino  Xóchitl Aldira Franco Sánchez dio la salida a los alumnos sin esperar a que sus padres pasaran por ellos y firmaran su salida; y por ende, sin cumplir con el protocolo estipulado por la SEP.

De acuerdo a la Guía Operativa para la Organización y Funcionamiento de los Servicios de Educación Inicial, Básica, Especial y para Adultos de Escuelas Públicas en la Ciudad de México del ciclo escolar 2017-2018 en el apartado 1.5.1 correspondiente a los Protocolos de Prevención y Actuación para Salvaguardar la Seguridad y la Integridad de los Alumnos, se recomienda que se siga el Protocolo de la SEP en casos de emergencia.

El Protocolo publicado por la Dirección General de Operación de Servicios Educativos de la Secretaría de Educación Pública plantea lo que se debe hacer antes, durante y después de diversas emergencias, como ocurre en un sismo.

Durante el sismo, debe de evacuarse al personal y los alumnos que se ubiquen en la planta baja, mantener la calma, alejarse de las ventanas y seguir las instrucciones de los brigadistas.

Después de que ocurra el sismo, las autoridades escolares deben estar a cargo de la supervisión de posibles fugas y realizar una revisión del inmueble en busca de daños estructurales y superficiales.

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Sin embargo, en el caso de la Secundaria 54, la directora Xóchitl como máxima autoridad de la institución en ese momento, pasó por alto algunos puntos del protocolo y de acuerdo a lo comentado por algunos padres de familia, la directora pretendía que los alumnos reingresaran a la escuela, una situación que fue cuestionada y negada por personal de la escuela y gran parte de los alumnos dado que la escuela tenía daños visibles como la separación de una de las escaleras. 

Además, algunos alumnos subieron a los salones para recoger sus mochilas y otro grupo de alumnos de primero de secundaria se fueron solos pese a no tener credenciales impresas y no haber sido registrados en una relación de alumnos (para la verificación de que estos estaban a salvo tras el sismo).

Después del sismo

Los días siguientes al movimiento telúrico, y conforme una nueva “normalidad” regresaba a los capitalinos, en la Escuela Secundaria 54 hubo un ir y venir entre las declaraciones de las autoridades escolares y algunos daños notorios en sus instalaciones.

De acuerdo a fotografías obtenidas por LA SILLA ROTA, en la fachada podía observarse algunas grietas, además de que las escaleras quedaron separadas del inmueble.



Por otra parte, antes de que la escuela apareciera en la lista de la Secretaría de Educación Pública de escuelas seguras o se contara con el dictamen de seguridad en la institución brindado por un DRO (Director Responsable de Obra), la directora del turno matutino, Xóchitl Franco, convocó a distintas reuniones con los padres de familia al interior de la escuela con el propósito de comentar las novedades y reiterar que la escuela era segura, situación que para algunos de los padres no agradó debido a las dudas que generaba que las juntas se convocaran escalonadas.

Para el 13 de octubre –casi un mes después del sismo– el dictamen del DRO fue colocado a las afueras del plantel en el que se argumentó que la institución “NO PRESENTA DAÑO ESTRUCTURAL” pero como observaciones mencionaba lo siguiente:

“La estructura (vigas y columnas), se conservó adecuadamente. Algunos muros presentan fisuras, por lo que deberán realizarse refuerzos de acuerdo a la Normatividad vigente como las Normas Técnicas Complementarias para Diseño y Construcción de Estructuras de Mampostería entre otras, así mismo es necesario revisar la resistencia del concreto debido al deterioro de algunos elementos de concreto y valorar la realización del mantenimiento adecuado a los elementos tal como la estructura del tanque elevado”, especificaba el documento.

Por ello, los padres de los alumnos fueron convocados a recoger las mochilas de sus hijos (sin que aún existiera la autorización para reabrir el plantel) y antes de pasar a recogerlas, la directora prohibió a los padres que tomaran fotografías o video a ella o al plantel, pues argumentó que antes de ser una servidora pública es un ser humano y tenía sentimientos.

Dos meses después

La normalidad no ha podido regresar a la Secundaria 54 “República de Bolivia” pues a pesar de que se ha insistido en que el edificio es seguro, gran parte del turno matutino no toma clases en sus salones debido a que inicialmente fueron impartidas en el gimnasio de la institución y posteriormente, se instalaron aulas provisionales en el patio en las que  no puede recibir al gran número de estudiantes que solía acoger (50 por grupo).

Los alumnos de tercero de secundaria reciben clases todos los días y los grupos correspondientes a primero y segundo toman clases escalonadas, tal y como lo dice la página de Facebook creada por la institución para informar a los padres.

Sin embargo, esta situación preocupa a algunos padres de familia, una minoría que no puede brindar su nombre por temor a represalias, dado que gran parte de los padres prefiere que sus hijos no pierdan el año escolar, opinión que para los disidentes “es preferir el grado escolar a la vida”.  

fmma