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Medios públicos de Estado, no del gobierno

La finalidad de los medios que posee el Estado no es la de ser voceros de quienes se encuentran en el gobierno. | Areli Cano

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Escrito en OPINIÓN el

En la actualidad, los medios de comunicación masiva han adquirido una relevancia insoslayable. Ejercen una fuerte influencia en la configuración de las relaciones sociales, en la forma como las personas perciben e interpretan la realidad, además de constituirse en un referente omnipresente en el cotidiano de las personas.

El reconocimiento del poder que tienen los medios de comunicación, hace conveniente no dejarlos en el ámbito privado de manera exclusiva, lo que conduce a la necesidad de que existan medios públicos encargados de equilibrar la oferta de contenidos, pues los intereses particulares requieren un contrapeso mediático que incorpore los rubros del interés nacional.

Al respecto, la historia reciente en nuestro país devela un modelo perverso que operaba hasta hace algunos años en México, en el que los medios públicos y privados se subordinaban a los intereses del gobierno en turno, con la finalidad de dotarle de legitimidad a partir de propaganda sobre su quehacer, de manera sesgada e, incluso, faltando a la verdad, particularmente en épocas electorales.

Medios públicos


Recientemente, el titular del Ejecutivo propuso a Jenaro Villamil Rodríguez como titular del Sistema Público de Radiodifusión y a Sanjuana Martínez como directora de Notimex, asimismo, el presidente designó para dirigir el Canal 22 al ex director de Tv UNAM, Armando Casas Pérez, y en el Canal 11 a José Antonio Álvarez Lima, quien estuvo al frente de Imevisión. Además, nombró en Canal 14 a Fernando Coca Meneses, ex coordinador de información en Televisa; en Radio Educación, designó a Gabriel Sosa Plata, reconocido en el ámbito de las comunicaciones y ex ombudsman de MVS; en el Instituto Mexicano de la Radio, la designada es Aleida Calleja Gutiérrez, ex presidenta de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, y en Televisión Educativa, anotó a Lidia Camacho, ex directora de Radio Educación y del Instituto Nacional de Bellas Artes. Finalmente anunció que a cargo de la dirección general de Radio, Televisión y Cinematografía quedará Rodolfo González. De manera general, la trayectoria de los mencionados es sólida, pues tienen varios años de trabajo relacionado con aspectos diversos de la comunicación masiva.

En la conferencia matutina donde se realizó el anuncio, el presidente enfatizó el propósito de coordinar a todos los medios estatales con el objeto de establecer una “orientación editorial que tenga como propósito informar con objetividad, con profesionalismo, con independencia”. Sin duda, el reto es importante: Coordinar los distintos espacios mediáticos nacionales con el propósito de construir una identidad discursiva homogénea, que incorpore contenidos de calidad, y que los sitúe como referentes comunicacionales. Esto significa consolidar en el espacio mediático el concepto de servicio público, para el cual uno de sus principales objetivos es el de asegurar el bienestar de los gobernados, lo que en este caso se vincula con el derecho a la información, como una herramienta que permite a las personas empoderarse, al tener acceso a elementos informativos adecuados, pertinentes y útiles de acuerdo con sus requerimientos, con las garantías de veracidad y oportunidad.

Así, contar con un sistema de Estado en la materia, conduce a un escenario en el que los medios que se pagan con los impuestos de los mexicanos contribuyen a la mejora social por medio de la divulgación de información objetiva y valiosa, procesada con independencia y desde un enfoque de inclusión y promoción de los valores democráticos.

Comunicación


Establecer un sistema de medios, además de adecuaciones normativas que sustenten su funcionamiento, también demanda que quienes dirijan a sus componentes tengan las capacidades suficientes y la vocación para ello, y que se cuente con el respaldo social basado en la conciencia de la utilidad que tienen los canales de difusión del Estado para dar a conocer de manera imparcial lo que acontece en el país y en el mundo.

Bajo tal contexto, el soporte de la ciudadanía solamente se activa cuando es patente la autonomía de los medios en relación con partidos y gobernantes. El profesionalismo, la responsabilidad y el apego a la verdad son elementos que cohesionan a la opinión pública en torno a los emisores de información. Adicionalmente, un sistema que aglutine a los distintos medios públicos en los que se imponga el ejercicio independiente informativo, requiere una fuerte voluntad política que dote de sustento a ese modelo y permita su institucionalización, lo que conlleva la garantía de su permanencia futura, independientemente de la coyuntura política sexenal.

Los mexicanos merecen un ágora pública donde se dialogue y reflexione sobre la agenda pública amplia, que incluya aspectos sobre la cultura, la economía, la sociedad, los derechos y las obligaciones. Por lo anterior, los medios que posee el Estado no pueden ser identificados como gubernamentales, es decir, su finalidad no es la de ser voceros de quienes se encuentran en el gobierno.

El rediseño conceptual de los medios públicos en nuestro país genera altas expectativas, máxime si se consideran ejemplos de otras latitudes como la BBC británica o RTVE de España, sistemas que se han convertido en sólidos pilares de la comunicación de Estado. Por ello, la sociedad tiene que estar pendiente para evaluar y medir los resultados que esta iniciativa plantea, con el fin de asegurar que se cristalice un espacio público al servicio de la sociedad y no funcional a facciones o al poder político en turno.

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