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Meade, la soledad del extranjero en el PRI

Únicamente la mano de su esposa Juana Cuevas, y algunos gritos de ánimo de los vecinos, arroparon al candidato en el trayecto a la urna

Escrito en NACIÓN el

No terminó por convencerse, ni tampoco por convencerlos. Pidió que lo arroparon como si fuera un priista de nacimiento, pero él tampoco supo mostrarse como un priista orgulloso, por eso lo dejaron solo, nadie de la estructura tricolor lo acompañó a la casilla a votar.

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Únicamente la mano de su esposa Juana Cuevas, y algunos gritos de ánimo de los vecinos, arroparon al candidato de la coalición “Todos por México” en el trayecto a la urna. Ningún liderazgo del tricolor, ni nacional ni local, lo acompañó a la casilla.

El priista René Juárez estuvo en Chilpancingo, y Claudia Ruiz Massieu en Acapulco; su equipo de campaña, Aurelio Núñez en Polanco, y Vanessa Rubio en San Ángel. Nadie con Meade.

Al salir de la casilla de la calle Cantera de Oxtopulco, José Antonio Meade olvidó a su esposa y se dejó rodear por fotógrafos y camarógrafos hasta la puerta del conjunto residencial. Juana Cuevas se tomó un par de selfie para disimular la ausencia del candidato a su lado.

La sede nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el estacionamiento donde fue ungido como candidato José Antonio Meade con una fiesta, hoy 1 de julio, el día de la elección, sirvió como Centro Internacional de Prensa CEN del PRI y Centro de Información Electoral, y se destinó un pequeño espacio para un pódium y equipo de sonido.

No hay espacio para la militancia, como si lo hubo haces meses, quizá porque anticipan que no habrá festejo por la elección presidencial. No hay espacio para la alegría, no hay  espacio para la victoria, no hay espacio para sonreír.

En la explanada los abrazos cargan luto, como si tuviera una pérdida, los besos son suaves o arrojados con la mano, caminan con la prisa de un condenado a la nada. No hay visos de sonrisas.

A partir de las 19:20 horas, aumenta la velocidad para alistar luz  y sonido, sillas y templete, porque "el jefe va a dar un mensaje".

En el atril se lee la leyenda "Avanzar contigo", y al notarlo el staff priista coloca la leyenda "MEADE".

El equipo de campaña y algunos candidatos arrastran los pies al caminar y ocupan las tres primeras filas ante el escenario para escuchar al "jefe".

Con las manos temblorosas, una joven priista manda un mensaje por Whatsapp: "nos están poniendo una madriza en los Estados". A unos metros una adolescente rubia y chamarra roja se persigna y desbloquea su celular para grabar.

"Los resultados no nos favorecen" dice José Antonio Meade y como resortes los priista se levanta de su silla y gritan "Pepe, Pepe, Pepe", después se llevan la mano a la parte inferior del rostro para borrar las lágrimas que escurren.

"Le deseamos la mejor al licencia Andrés Manuel López Obrador", pronuncia René Juárez, líder nacional del PRI, y los ojos de algunos priista se tornan más rojos.

Cierra su mensaje con el agradecimiento seco y obligado, ajeno pero cortés, "el priismo está agradecido contigo y te lo reconocerá siempre", le asegura René Juárez a José Antonio Meade, como quien se despide de un extranjero que  estaba de visita. 

jamp