Con la legendaria consigna “se va a caer, se va a caer”, cientos de mujeres de todo el país se concentraron en la Ciudad de México este sábado para exigir que se despenalice el aborto en las 30 entidades en donde, todavía, sigue siendo un delito. 

La Marea Verde avanza, decían las feministas. Esta comenzó en 2007, cuando la Ciudad de México aprobó la despenalización del aborto y comenzó a ofrecer el servicio en instituciones públicas e instituciones de salud, lo que ha logrado disminuir la mortandad de mujeres que ante el hecho de un embarazo no deseado recurrían a estas prácticas en lugares clandestinos y poco salubres. Las cifras de mujeres que abortan en el país, es una cifra negra. Es difícil saberla ya que se practican en la clandestinidad. Sin embargo, se sabe que, en México, entre 2002 y 2016, la causa de muerte específica de 624 mujeres fue un aborto. 

(Foto: Brenda Lugo)

Hace unos días, el pasado 25 de septiembre, la Marea avanzó hasta el sur del país, cuando el voto de 24 diputados del Congreso de Oaxaca logró que la entidad se convirtiera en la segunda en permitir el aborto antes de las 12 semanas de gestación, por decisión de la mujer. 

Este sábado, en el marco del Día de la Acción Global por la Despenalización del Aborto Legal y Seguro, los pañuelos verdes tapizaron la explanada del monumento a la madre, ubicado en la esquina de Reforma e Insurgentes. 

Alrededor de la 1:00 de la tarde, grupos de mujeres y colectivos comenzaron a llegar y prepararse para marchar. Pintaban sus rostros y ataban sus pañuelos, algunas en el cuello, otras en las muñecas. También había quien cubrían sus rostros con ellos, “por seguridad”, dicen.

Los tambores resonaban en la planicie. Cientos de mujeres estaban listas para salir y caminar sobre la avenida más importante del país, Reforma, con destino al zócalo.

(Foto: Brenda Lugo)

La concentración de estas mujeres no era tema generacional. Había mujeres mayores, jóvenes estudiantes, y madres que asistieron con sus hijas, quienes cargaban cartulinas con la leyenda “las niñas no deben ser madres”.

Pasadas de las cinco de la tarde arrancaron con la consigna “Alerta, alerta, alerta que camina, la lucha feminista por América Latina. Y tiemblen, y tiemble, tiemblen los machistas, América Latina será toda feminista”.

(Foto: Brenda Lugo)

Todas caminaban, todas gritaban. Volvía a salir el coraje y el hartazgo que ha sido señalado en los medios de comunicación en las últimas manifestaciones. Volvieron a haber vidrios rotos y paredes rayadas, pero el grito de las mujeres que caminaba sobre Reforma opacaba cualquier disturbio cometido por grupos de mujeres que se identifican en cada marcha por vestir de negro y la cara encapuchada. Ellas también cantaban. 

El puño cerrado se levantó y hubo minutos de silencio cuando la concentración llegó al anti monumento de feminicidios que se encuentra sobre la avenida Juárez, frente al palacio de Bellas Artes. 

(Foto: Brenda Lugo)

Todas pidieron justicia. Justicia por Lesvy, por Marichuy, por Lupita, por Fátima, por Mariana. En una sola voz gritaron ¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más! Y exigieron la activación de la Alerta de Género en todo el país, ante la creciente cifra de feminicidios registrados en México. Tan solo en lo que va del 2019, el Sistema Nacional de Seguridad Pública ha registrado 638 feminicidios en el país.

Alrededor de las 6:00 de la tarde, arribaron a la explanada del zócalo, no sin antes manifestar enfrente de la Catedral la necesidad de tener un estado laico que garantice los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. ¡Saquen sus rosarios de nuestras vaginas!, decían las leyendas en las cartulinas.

(Foto: Brenda Lugo)

Lejos de los disturbios presentados, donde se quemó material de plástico, y que el fuego era avivado con aerosoles, mujeres tomaban los micrófonos en el otro extremo de la plaza para dejar claras sus exigencias. Esta vez no se iban a opacar las causas del contingente.

Las asistentes pedían justicia, pedían aborto legal y pedían parar la violencia de género. 

Las madres de las víctimas de feminicidios pedían ser escuchadas. Fue el caso de la mamá de María de Jesús, a quien mataron el 15 de enero de 2016.

(Foto: Brenda Lugo)

Marichuy era una joven de apenas 19 años cuando fue aventada del quinto piso del edificio donde vivía, presuntamente por un profesor y un compañero de la escuela. Las autoridades nunca pudieron confirmar si fue violada o no, pues no se hicieron los análisis correspondientes, y hace apenas unos días, tras tres años de lucha, su familia logró que su asesinato fuera tipificado como feminicidio. Hasta ahora no hay ningún detenido por los hechos.

La rabia de la mamá de Marichuy callaba todo tumulto presentado. Su grito de justicia era más fuerte. 

A los discursos de las madres de víctimas de feminicidios, se sumaron otros como el de la misma Olimpia, quien ha impulsado la Ley que lleva su nombre y que busca castigar a las personas que difundan contenido sexual de otra persona, sin su consentimiento.

(Foto: Brenda Lugo)

La iniciativa de Olimpia, se dio luego de ser víctima de violencia digital, cuando a sus 18 años, fue difundido un video de ella mientras mantenía relaciones sexuales con su novio. 

Olimpia llevaba seis años con él y aunque sólo ellos tenían la grabación, él siempre negó que hubiera divulgado el video sexual.

Hoy en día, la Ley Olimpia, donde se castiga a los delitos contra la intimidad sexual, será aprobada en 11 de los 32 estados del país.

Por último, Oaxaca se convirtió en el centro de atención, cunado las mujeres aplaudieron la despenalización del aborto en la entidad. Festejaron y reconocieron el trabajo de las mujeres feministas del estado sureño que lograron la reforma constitucional.

Así y recordando a cada mujer asesinada, a cada desaparecida, a cada mujer violentada del país, las mujeres volvieron a marchar. Pero esta vez principalmente marcharon por la despenalización del aborto y por las mujeres que fallecieron en esta práctica clandestina, y aseguraron que la marea verde retumbaría en toda la nación.