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Los tentáculos de La Unión de "El Betito" en Cancún

Juan Arenas "El Pulga", segundo al mando de la Unión Tepito, participaba en fiestas en el destino turístico para la venta de droga

Escrito en ESPECIALES LSR el

El 24 de junio de 2012, bajo la resolución ministerial 895, Panamá aceptó extraditar a Estados Unidos a un personaje importante pero poco conocido del narcotráfico mexicano: Juan Juárez Orozco.

En realidad, este capo solo era conocido por el nombre falso que usó desde 1992: Jorge Castro Moreno y por sus apodos, “El Abuelo” o “El Quemado”.

Informes de la Procuraduría capitalina (PGJCDMX) lo identifican con su nombre falso desde 2010, cuando salió a relucir en pesquisas por el asesinato de seis jóvenes sobre la calle Granada, en Tepito, hecho atribuido a la entonces recién conformada organización criminal, la Unión Tepito.

“El Quemado”, apodado así por dos cicatrices de quemaduras que tiene en un brazo y socio de Édgar Valdez Villarreal “La Barbie” era el principal abastecedor de cocaína de la Unión.

Operaba desde Cancún, cuyo aeropuerto y playas son usadas para el trasiego de drogas desde Panamá, ruta de “La Barbie”, según admitió en un video ante la Policía Federal, tras ser capturado en 2010.

Testimonios anexados a la averiguación PGR/UEICDS/112/2010 y en el proceso judicial CR-12197 del estado de Nueva York, refieren que “El Quemado” usaba Panamá, Belice y luego Cancún para traficar cocaína.

Una parte de la droga recalaba en Estados Unidos y otra en Ciudad de México.

Desde entonces, el nexo de “El Quemado”, Cancún y Tepito quedó expuesto para los investigadores mexicanos.

De hecho, “El Quemado” y “La Barbie” jugaron papeles importantes en la fundación la Unión en 2010, como reveló LA SILLA ROTA en un reportaje.

Han pasado ocho años desde ese evento; en 2013, la Unión Tepito se fragmentó, surgió la Unión Insurgentes y posteriormente, en 2015, la Unión del Betito, pero el vínculo delincuencial Ciudad de México-Cancún permanece e influye en la violencia que vive una y otra ciudad.

Todo se remonta al tiroteo en el Blue Parrot de Playa del Carmen, en febrero de 2017, donde murieron seis personas.

Se llevaba a cabo un festival de música electrónica pero en el trasfondo el verdadero negocio era la venta de droga.

El propietario, Grégory Sénécal, canadiense ligado a la mafia de Montreal, acordó con el crimen organizado local repartirse las ganancias por la distribución de cocaína y metanfetaminas esa noche.

Sin embargo, las indagatorias concluyeron que hubo un desencuentro entre el dueño, sus empleados y los narcomenudistas.

Un sicario descendió de un taxi y abrió fuego contra los organizadores y clientes.

En el festival, consta en informes de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina (SSP-CDMX), se hallaba Juan Iván Arenas Reyes “El Pulga”, segundo al mando de la Unión del Betito.

Su presencia no era coincidencia. En los informes se manifiesta que desde finales de 2016, Roberto Mollado Esparza “El Betito” encomendó a “El Pulga” abrirse paso en Cancún y aliarse con Leticia Rodríguez Lara “Doña Lety”, en ese entonces cabecilla absoluta del narco en la entidad.

Para ello, “El Pulga” presuntamente se asoció con propietarios de antros para que sirvieran como “oficinas” del grupo criminal.

Así sucedió. Uno en particular, que bajo el mismo nombre abre sus puertas en la Colonia Roma, de la capital y cerca del Hard Rock, en Cancún.

Desde allí “El Pulga” comenzó a operar, pero otras organizaciones delictivas se enteraron y ordenaron su muerte.

El 9 de junio pasado, cuando llegaba a casa de sus padres en la delegación Cuauhtémoc, “El Pulga” fue acribillado.

Existían versiones de que el homicidio lo ordenó Jorge Flores Conchas “El Tortas”, jefe de la Fuerza AntiUnión, con la que se disputan el control de la venta de estupefacientes en el centro de la Ciudad, pero en los informes de Inteligencia se abre una nueva línea de investigación que apunta a Cancún.

La información de los agentes resaltan también dos hechos: cuando era perseguido por la Procuraduría, por los homicidios del bar Black y de un gimnasio en Tepito, Francisco Javier Hernández Gómez “Pancho Cayagua”, fundador de la Unión, de donde surgió “El Betito”, estuvo escondido en Cancún bajo la protección del supuesto hijo de “El Quemado”, un hombre identificado como “El Rachid”.

Otro hecho: Los propietarios del Heaven, los hermanos Dax y Mario Ledesma -uno muerto y otro sentenciado a 520 años de cárcel- abrieron centros nocturnos en ese destino turístico bajo el amparo de policías municipales.

El jefe de seguridad de los hermanos, Gabriel Carrasco “El Diablo”, tuvo en enero de 2013, cuatro meses antes del caso Heaven, tuvo la misma encomienda que “El Pulga”: abrirse paso en Cancún para la venta de droga, pero falló, pues fue detenido junto con un DJ.

Los ajustes de cuentas y extorsiones a antros en Cancún ocurren de la misma forma que en la Ciudad de México, donde ahora la U del Betito bajo amenazas colocó dealers y compró guardias de seguridad, empleados y hasta valet parking.

Desde 2017, suman 6 crímenes en antros de la Ciudad, mientras en Cancún van 7, con base a cifras de ambas Procuradurías.

“El Pulga” logró sobrevivir al ataque del Blue Parrot, pero su asesinato en esta capital recrudeció la violencia hasta el punto en que su jefe ordenó desmembrar a dos hombres.

Y ahora que las pesquisas han abierto la nueva línea que señala al crimen organizado de Cancún, la alerta roja bajo la que vive la Ciudad de México podría replicarse en el destino turístico.

AJ