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Los deportados “chilangos” que retan a Trump

Deportados Unidos en la Lucha ha brindado acompañamiento a cerca de 200 personas que han sido retornadas al país y abandonas a su suerte

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En dos años, el colectivo Deportados Unidos en la Lucha, cuya base está en la Ciudad de México, ha brindado acompañamiento a cerca de 200 personas que han sido retornadas al país y abandonas a su suerte. Les han dado apoyo desde cosas básicas como prestarles un celular para que hablen a sus familiares, información de cómo conseguir sus documentos, hasta asesoramiento jurídico en los casos de custodia, techo donde pasar la noche o trabajo.

Ana Laura López, fundadora del colectivo, fue deportada a México en 2016, cuando todavía no entraba a la presidencia Donald Trump, quien ha manifestado una política de cero tolerancia con las personas migrantes. Ella vivió 16 años en Chicago. Buscaba arreglar su estatus migratorio y en lugar de lograrlo fue retornada al país con una penalidad de 20 años para no entrar a Estados Unidos.

Hasta octubre de 2018, el gobierno mexicano tiene registradas 174 mil 556 repatriaciones desde Estados Unidos en este año, así lo informó en su página de internet la Unidad de Política Migratoria que depende de la Secretaría de Gobernación (Segob).

Al estado a donde más realizaron repatriaciones durante este 2018 fue a Tamaulipas con 58 mil 537; seguido de Baja California con 54 mil 625; Sonora 29 mil 680; Chihuahua 13 mil 204, Coahuila 10 mil 321 y Ciudad de México con 8 mil 169.

De los 174 mil 556 deportados, 150 mil 850 fueron hombres, 14 mil 358 mujeres y 9 mil 348 menores de edad.

Según datos de la Segob, hasta octubre de 2018, el gobierno federal otorgó algún tipo de apoyo a 161 mil 603 personas en retorno que incluyó alimentos, llamada telefónica, transportación local, trámites de documentación, acceso a servicios financieros y educativos, entre otros.

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En tanto, con el presidente Barack Obama de 2009 a julio de 2016 se reportaron dos millones 858 mil 980 repatriaciones a México.

La mujer de 42 años fue separada de su familia. Sus dos hijos viven en el vecino país del norte y solo a uno lo ha podido ver desde que fue deportada. Regresar a México al principio fue bastante difícil. Debido a su situación migratoria, no tenía documentos de identidad ni podía conseguir un trabajo.

Toda esa situación me dio la idea de formar el colectivo. Conocí a otras personas deportadas con las mismas situaciones: separados de la familia, con dificultades para integrarse y así el 16 de diciembre de 2016 nació Deportados Unidos en la Lucha. Empezamos reuniéndonos en la Alameda Central frente al Museo Franz Mayer. Ahí fue nuestro punto de encuentro por varios meses”.

Al principio funcionaba como grupo de terapia donde hablaban de cómo se sentían al estar lejos de lo que fue su vida y empezar de cero, de lo difícil que es estar de vuelta en el país donde nacieron. Eso les sirvió mucho para desahogarse y crear comunidad.

BRINDAN ACOMPAÑAMIENTO

Una de las actividades que comenzaron a realizar ya como colectivo en enero de 2017 fue ir a recibir a los migrantes deportados a la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para ofrecerles apoyo básico como información de donde podían acudir para comenzar a integrarse. Luego empezaron con algunos casos a darles alojamiento temporal y acompañamiento.

A decir de Ana Laura el trato y la situación de los deportados en México no ha cambiado desde que ella regresó en contra de su voluntad al país. Al contrario, desde hace seis meses se ha presentado un estancamiento, incluso un retroceso en la atención a las personas retornadas.

“Los deportados somos un porcentaje alto y muy olvidado. La mayoría estamos arriba de los 40 años. Muchas de las personas regresan con la misma escolaridad con la que se fueron, que en promedio es solo la primaria. Casi todos se van para trabajar en algún oficio. No todos pudieron aprender el inglés para poderlo usar como una herramienta laboral en México”.

El conjunto de todo ello hace más difícil integrarse y encontrar trabajo. A raíz de su propia experiencia, a Ana Laura se le ocurrió que podrían autoemplearse al vender dulces. “Así es como nace Deportados Brand”, una marca que hoy está en espera del registro y que comercializa todo tipo de productos.

Empezó como una venta de dulces callejera. Fuimos a La Merced, compramos el producto, lo enbolsamos e imprimimos unos stickers con el logo, que hicimos a partir de una imagen que bajamos de internet y que era utilizada en una de las campañas para frenar las deportaciones en los Estados Unidos. También imprimimos unas camisetas con ese logo para usarlas mientras vendíamos”.

NACE DEPORTADOS BRAND

De manera curiosa, a la gente le llamaba más la atención las playeras que los dulces. “Nos pedían que se las vendiéramos y ahí fue donde decidimos cambiar el giro. Un compañero que acababa de sumarse al colectivo y que sabía de serigrafía, nos enseñó al resto de los integrantes. Empezamos en su taller, ahí imprimimos los primeros trabajos”.

Después, el colectivo participó en una convocatoria de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo para impulsar el proyecto y negocio “Deportados Brand”. Logró acceder a un programa de la dependencia local para obtener el equipo y así se fundó el taller de serigrafía.

En ese momento, ya tenían la maquinaria, pero no un lugar donde instalarla y poder trabajar, ya que conseguir renta en la Ciudad de México de por si es complicado por la cantidad de requisitos que piden, más sin papeles. Un día, luego de que fueran entrevistados en una estación de radio, una persona se puso en contacto con ellos y les ofreció ocupar un local en la colonia Santa María La Ribera, que estaba muy deteriorado, a cambio de que lo arreglaran.

Hice una convocatoria mediante redes sociales para que nos apoyaran y donaran los materiales. Además, con los conocimientos de los integrantes del colectivo en construcción y electricidad, acondicionamos y arreglamos el local. Ahí fue donde iniciamos más formalmente. Estuvimos en la Santa María La Ribera un año y después nos cambiamos a La Guerrero, que es donde ahora estamos”.

Al mismo tiempo que desarrollaban el taller de serigrafía, continuaron apoyando y dando alojamiento a las personas deportadas.

Los integrantes del colectivo desde su fundación ha variado, ya que muchos de los chicos están en ese proceso de reintegración. Encontraron sus propios caminos y han ido creciendo y desarrollado sus propios liderazgos, están haciendo cosas de manera independiente. Cuando se acabó el programa del autoempleo nos volvimos dueños del equipo, ya que durante un año lo tuvimos en comodato y al evaluar nuestro empeño nos los dieron”.

Con la serigrafía ya en forma inauguraron una etapa, no solo de negocio, sino de empoderamiento de las personas deportadas. Ya que, al enseñarles ese oficio, han podido abrirse puertas y utilizarlo como una herramienta laboral para comenzar una nueva vida en México. “Seguimos trabajando en colectivo tratando de ayudar lo más que se pueda a la comunidad deportada”.

Ana Laura describe al colectivo como una plataforma, un puente para reinsertarse en México.

Se ha integrado mucha gente, así como han ayudado a otra parte. Calcula que han brindado acompañamiento y apoyo a cerca de 200 personas, además de las asesorías que dan a través de redes sociales o por teléfono.

Todo el sostenimiento del colectivo es a partir de la venta de los productos que hacen en el taller de serigrafía como playeras, bolsas, tazas, cosmetiqueras, almohadas, stickers. Ha crecido la variedad de trabajo que hace Deportados Brand.

La fundadora del colectivo señala que con la transición gubernamental todo cambió de manera negativa, ya que desde hace dos meses los programas destinados para los mexicanos en retorno están congelados y hasta el momento no se va claro cómo será el gobierno de López Obrador en materia migratoria y apoyo a la repatriación. También ve incertidumbre en la Ciudad de México.

No obstante, la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades arrancó el operativo “Migrante Bienvenido/a a la Ciudad de México” temporada invierno 2018 cuyo objetivo es brindar atención y orientación a alrededor de 10 mil migrantes que retornan a la capital del país.

Por mandato, la Constitución de la CDMX establece, en el Artículo 11, apartado I que “las personas migrantes y las personas sujetas de protección internacional y en otro contexto de movilidad humana, así como sus familiares, independientemente de su situación jurídica, tendrán la protección de la ley y no serán criminalizadas por su condición de migrantes. Las autoridades adoptarán las medidas necesarias para la protección efectiva de sus derechos, bajo criterios de hospitalidad, solidaridad, interculturalidad e inclusión”.

RECORTAN PRESUPUESTO PARA APOYO CONSULAR

El tema migratorio ha estado más en boga desde que Donald Trump se lanzó como candidato a la presidencia de Estados Unidos y amenazó con construir un muro fronterizo. La polémica se recrudeció cuando en octubre de este año salieron desde Centroamérica, principalmente de Honduras, Guatemala y El Salvador, varias caravanas que llegaron a Tijuana, donde muchos tienen la ilusión de cruzar hacia el país del norte.

Durante el primer día de su gestión, Andrés Manuel López Obrador firmó, junto con los gobiernos de Honduras, Guatemala y El Salvador, el acuerdo para construir el Plan de Desarrollo Integral que buscará impulsar el desarrollo de la región para prevenir la migración hacia Estados Unidos.

El nuevo gobierno de México se ha manifestado a favor de una agenda migratoria con un enfoque desde los derechos humanos. Sin embargo, este sector fue uno de los más golpeados en el paquete presupuestal 2019. El Instituto Nacional de Migración tendrá un recorte de más del 20 por ciento. Mientras que los programas de atención y protección a los mexicanos en el exterior tendrán una reducción de 300 millones de pesos.


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