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Padres españoles acusan de discriminación al Liceo Francés

Un hijo de la pareja sufrió lesiones en la escuela, fue retenido y no le brindaron atención médica de emergencia, pese a tener seguro médico

Escrito en METRÓPOLI el

TOLUCA, Edomex.- Con diversas fracturas en ambos brazos, algunas de ellas expuestas, profesores del Liceo Francés mantuvieron a un menor de edad más de tres horas encerrado en el consultorio de la escuela, así como otros actos de negligencia, según acusaron sus padres.

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La institución no se hizo responsable de la atención médica del niño, además de que expulsó a la víctima y a su hermano cuando éste último no tuvo participación alguna en el incidente, informó Íñigo López Lanchares, padre de los alumnos involucrados en este caso.

La Silla Rota buscó al colegio donde Igor Moreno, gerente general del Liceo Francés, no tomó la llamada y su secretaria refirió que por el momento no harán ningún comentario sobre el caso.

Pero, el padre de familia denunció que directivos, profesores y personal médico del Liceo Francés en México cometieron negligencia y discriminación contra sus hijos y que violentaron sus derechos fundamentales, como el de acceso a la educación.

López Lanchares explicó que él y su esposa son españoles de nacimiento y llegaron a México por motivos laborales para radicar en Huixquilucan, Estado de México.

En este municipio nacieron sus hijos, quienes al tener la edad necesaria ingresaron al Liceo Francés cuando uno tenía 3 años y el otro 4. Desde entonces cubrieron el pago mensual de 10 mil pesos por cada menor, incluyendo el Seguro Médico que supuestamente aplicaría ante cualquier contingencia.

Sin embargo, el pasado 16 de febrero de 2017 sin un profesor dentro del aula (que explica López Lanchares ocurre porque el colegio no cuenta con personal suficiente), su hijo Daniel junto con otros compañeros se fue a descansar al gimnasio de la institución, donde había unas colchonetas recargadas contra una pared y sobre las cuales treparon para sentarse en la parte superior.

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Por el peso de los niños -al menos unos cinco- o por el movimiento, una de las colchonetas cayó y todos se vinieron abajo. Daniel se impactó en el piso y lo único que pudo hacer fue meter las manos para evitar un golpe mayor en la cara u otra parte del cuerpo. Eso provocó que sus dos brazos se rompieran.

Tras el accidente, el resto de los niños corrieron a pedir ayuda, pero nadie respondió a su llamado. Daniel se levantó como pudo, con los dos brazos rotos y caminando fue al consultorio médico a pedir que le ayudaran, pero ahí tampoco había nadie.

Posteriormente llegó una persona, al parecer de intendencia que hacía las veces de “enfermera” y lo único que hizo fue acostar al menor en una camilla, le puso compresas frías en los brazos sobre las fracturas y le dio una aspirina para, según ella, calmarle el dolor de las evidentes fracturas.

Esa persona lo encerró en el consultorio, y fue a la dirección a avisar sobre lo que estaba sucediendo. 

“Así pasaron más de tres horas con el niño encerrado en el consultorio, con sólo una aspirina y con los dos brazos rotos, hasta que de la dirección nos avisaron por teléfono que mi hijo estaba mal y fue que fuimos a ver qué es lo que pasaba”, relató López Lanchares.

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Dijo que cuando llegaron a la escuela el niño seguía encerrado en el consultorio, y ellos de inmediato lo sacaron de ahí, solicitaron una ambulancia y lo trasladaron al Hospital Español de la Ciudad de México, ubicado a unas cuantas cuadras del Liceo Francés.

“En el hospital los médicos dijeron que el niño requería atención inmediata, que lo que tenía eran fracturas múltiples en ambos brazos, le estaba provocando un nivel altísimo de estrés y dolor, por lo que había que operarlo de inmediato”, añadió.

Después de la operación, el menor requirió más de tres meses de tratamiento porque presentó complicaciones en tejidos y rechazó los clavos, las grapas y los tornillos que se le colocaron para reparar los huesos rotos: cúbito y radio de ambos brazos.

Cuando sanó, el menor intentó reincorporarse a la escuela para completar el ciclo escolar, pero ahí sufrió el rechazo de los maestros, pues como no podía siquiera tomar el lápiz para escribir, lo rechazaron de diversas asignaturas y le advirtieron que sería reprobado. 

Con apoyo de terapias de rehabilitación física Daniel logró concluir el ciclo escolar y aprobó todas las materias, “pero cuando lo intentamos reinscribir al colegio, cuando acudí a la ventanilla a pagar la reinscripción, me informaron que había una nota en su expediente, que tenía que pasar a la Dirección a arreglar la situación”, explicó el padre del menor.

Detalló que al acudir a la Dirección del Liceo Francés, le informaron que los dos niños no serían reinscritos si él no firmaba una carta en la que se exculpaba al Liceo Francés de toda responsabilidad sobre el accidente, y en el mismo texto se pretendía que los padres aceptaran que la escuela se había hecho cargo de todos los gastos generados por el incidente, lo cual no era verdad.

“Por supuesto que nos negamos a firmar esa carta; primero porque todo lo que ahí decía era mentira, y segundo porque consideramos que no tenía que vincularse el accidente a condicionar la permanencia de mis hijos en la escuela”, precisó el padre de Daniel.

Por esa razón los dos menores no fueron reinscritos en el Liceo Francés de México y, además, esa institución educativa se encargó de “boletinar” a los menores en todas las escuelas de la Ciudad de México y del Valle de México, donde también se les negó el ingreso.

“Eso se llama discriminación, y eso es atentar contra el derecho a la educación de mis hijos. Por eso pido al gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, y al mismo presidente de la República, Enrique Peña Nieto, su intervención, que se investigue la actuación de las autoridades y docentes del Liceo Francés, que se sancione a quienes están violando los derechos humanos de estos dos menores de edad, a quienes han estigmatizado, a quienes han señalado para que otras escuelas no los acepten, y que se investigue por qué nunca se aplicó el supuesto Seguro Médico que nosotros pagábamos puntualmente, porque creemos que ni siquiera existe”, puntualizó Íñigo López.

Por este hecho acudieron a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, donde se inició la queja CODHEM/NJ/117/2018 en la Visitaduría General con sede en Naucalpan de Juárez.

ams