“Cuídate”, “no comas mucho”, “restringe tu alimentación” son consejos comunes que escuchamos desde pequeñas. Alejandra Oyosa, comunicóloga, activista anti-gordofobia y maestra en estudios de la mujer por la UAM Xochimilco, explicó que toda su vida se ha visto como una mujer gorda. Desde pequeña recibió comentarios relacionados a su cuerpo “diferente” por mujeres cercanas como su madre o tías, pero, “la gorda no nace, se hace” afirma la activista para La Cadera de Eva. 

“A los siete años yo ya usaba algún tipo de corpiño. Yo siempre digo que cuando nací ya era 34b”, continúa Alejandra y explica que no se recuerda con otra corporalidad.

Los estados de la gordura 

La activista comparte que para ella existen tres estados de la gordura en los que se ha identificado en diferentes momentos de su vida. Explica que no son lineales sino cíclicos y que una persona gorda puede amanecer en un estado y dormir en otro debido a la gran estigmatización de los cuerpos diversos. 

1. Experiencia gorda

“Es enfrentarse a un mundo con estigma”, dice la activista. Explica que son las marcas sociales y generalizaciones de todas las personas gordas. “Las gordas comen mucho” o “las gordas no hacen ejercicio” y cada persona adopta el estigma sintiéndose culpable pero sin aprender que existen diferentes formas de vivir en el cuerpo. 

via GIPHY

2. Subjetividad gorda 

El segundo estado es cuándo se siente un disgusto pero no es muy clara la razón. “Sabes que el mundo debe ser diferente a cómo lo conoces”, explica Alejandra y mencionó que es cuando cuestionas el estigma. 

via GIPHY


3. Cuerpa gorda 

Por último, Alejandra retomó la construcción lesbofeminista de la cuerpa, y explicó que el estado de la cuerpa gorda es entender que no está hecho para el placer del hombre ni del patriarcado, sino que está hecho para goce propio. “Dejas de cumplir las reglas y disfrutas para sentirte bien en el mundo”, dijo la activista. 

“No solo se trata de buscar la forma de estar a gusto en el mundo, son derechos humanos. El derecho a la salud, al libre desarrollo y a una vida digna”, comparte Alejandra.

El cuerpo tiene sus propios caprichos 

“El problema no es que existan cuerpos diversos, el problema es que hay un cuerpo estandarizado con el que se construye el mundo”, explica Alejandra. Nos han enseñado que existen corporalidades aceptadas y la estandarización le hace daño a todas las personas. 

La activista señala que la gordofobia no daña únicamente a las personas gordas; sino que también, a las personas que tienen desórdenes alimenticios como anorexia o bulimia porque temen a convertirse en el estigma de la mujer gorda.

via GIPHY

“Hay que reapropiarse de la herida”, cita a la argentina Laura Contrera y expresa la importancia de colocarse como víctima para entender lo que se les ha arrebatado y después exigir sus derechos. “Todas las personas tienen problemas con sus cuerpos”, reapropiarse del insulto es parte de hacer un cambio también. 

“Tratar a las personas cómo yo quiero ser tratada” 

Alejandra comparte que existe la expresión “Salir del clóset de la gordura” que se refiere al momento de aceptación y cuando dices “voy a ser la gorda que quiero ser”. En estos momentos hay dos personas diferentes: tus familiares y gente cercana que creen que la delgadez es sinónimo de salud y te hablan con preocupación, o las personas que juzgan tu cuerpo desde una “moralidad” superior. 

“El único cuerpo sobre el que tienes control es el tuyo, me puedes decir: no comas, ejercítate o cuídate pero yo decido cómo quiero ejercer mi cuerpo en el mundo” expresó Alejandra y sugiere lo siguiente: “Ponte de frente a un espejo y haz el mismo ejercicio contigo misma ¿Qué está pasando con tu corporalidad? ¿Qué comes? ¿Haces ejercicio? y adopta en ti las responsabilidades morales que tú decidas”. 

via GIPHY

“El activismo anti-gordofobico no es una apología a la gordura”, explica Alejandra, “se trata de entender que hay diferentes corporalidades y formas de sentirse cómodo con su propios cuerpos sin la necesidad de dar alguna explicación”.