“Yo sé querer, yo me quito la camisa por dárselos a ellos, pero que no me hagan algo, que no me hieran, porque soy cabrona, así como sé querer, sé aborrecer", afirma con convicción María Rabello Carrillo, quien apenas el pasado 14 de agosto cumplió 99 años y destaca que ha disfrutado la vida, pero que ha trabajado duro para salir adelante.

Cuando se le pregunta cuál es el secreto para cumplir 99 años de vida, ella responde sin titubear: “Trabajar, estar peleando con los nietos, ¿a dónde vas? No te vayas a caer". Por supuesto que sabe de lo que habla, ya que sacó adelante sola a nueve hijos y ha ayudado a cuidar a sus nietos, bisnietos y hasta tataranietos".

María nació de manera oficial el 14 de agosto de 1921, que es la fecha que le pusieron en su acta de nacimiento cuando se tuvo que registrar cuando era adulta para que le dieran la planta en su trabajo; sin embargo, ella cree que incluso pudo haber nacido en 1918 o 1919.

“Pues yo digo que tengo 100 (años), pero ahora mi sobrina me sale que no, que son 99, pero yo me pongo a pensar que cuando ella nació, yo ya estaba grandecita y me la amarraban y como las dos estábamos gorditas, pues nos caíamos y me decía mi cuñada, ya tiraste a la niña”, relata en entrevista con La Silla Rota.

Ella es originaria de la Ciudad de México, cuenta que su mamá se llamaba Concepción Granados Pérez, y su papá era Nestor Rabello, quien trabajó como caballerango con el expresidente Porfirio Díaz, pero se quedó sin empleo y por lo tanto sin dinero, lo que desencadenó una racha complicada para ellos.

Sentada en el sillón de su casa, usando un chaleco blanco y una mantita a juego sobre sus piernas, narra que ella sola sacó adelante a sus nueve hijos tras haber sufrido violencia familiar. Con su trabajo de cocinera en la Maternidad Maximiliano Ávila Camacho y en la Asociación Nacional de Locutores, comenta orgullosa que se compró una casa, de dos camionetas y de un terreno.

Mi familia no me dejaba separarme porque estaba casada ante Dios y los hombres

María rompió con los esquemas sociales de su época, ya que se decidió a dejar a su esposo que la maltrataba físicamente, a pesar de que su mamá y sus hermanos no estaban de acuerdo.

Ella se casó en 1940 y duró 15 años con Antonio. Todo iba bien en la relación hasta que a él lo ascendieron y empezó a beber. Un día le dio una cachetada y estas agresiones se volvieron constantes.

“Que llega el día que me pega y me dice te va a llevar la quién sabe qué. Le dije nos va a llevar. El que me da una cachetada y yo que le doy con la mano del metate, él que me vuelve a dar otra y yo que le vuelvo a dar otra, le aventaba el molcajete, la cazuela, hasta que me cansó y que le aviento una olla grande de agua y lo baño”, relata la mujer de cabello cano y manos un poco temblorosas, pero con una memoria muy lúcida.

Tras hacer el trámite de abandono de hogar, tomó su ropa y a sus hijos para ir a buscar ayuda en casa de su familia. "Ay, terrible decepción con mi mamá y con mis hermanos, porque en lugar de apoyarme, ni un día estuve ahí con ellos. Llega mi hermano Martín, que era el grande y mi mamá les comentó lo que me pasó, dice mi hermano no, vamos a entregarla a su esposo, porque está casada ante Dios y ante los hombres”.

Salió de la casa llorando, desilusionada y con temor de regresar. En una mano llevaba cargando a la menor de sus hijos, en otra la bolsa de ropa y a todos sus otros niños. Fue entonces cuando se encontró con una mujer que le ayudó a cambiar su destino.

“Que dice la señora: ‘no, por eso estamos como estamos las mujeres, porque todo el hombre. No, si no la quieren ustedes, déjenla que se duerma ahora con su mamá, mañana le desocupo una vivienda’", dijo.

María no se quiso reconciliar con su esposo y comenzó a trabajar lavando ropa a 10 pesos la docena y el precio subía un poco si también se entregaba planchada. Posteriormente entró a trabajar a la Maternidad Maximiliano Ávila Camacho por la noche.

En las mañanas trabajaba en la Asociación Nacional de Locutores, recuerda que la contrató Pedro Ferriz Santa Cruz, quien era el presidente de esta organización y permaneció ahí 30 años, hasta que la despidió Paco Stanley.

A pesar de todo lo que había vivido, María no se cerró al amor y volvió a enamorarse. “Me enredó las patas otro señor, dije vamos a ver si este no está casado, salí embarazada de Julia. Un señor que le gustaban las mujeres, me llevaba al teatro, pero en la última tanda, cuando pasaban todas las artistas por la pasarela. Me empezó a sacar a los centros nocturnos, a tomarnos la copa, a veces se quedaba en la casa y a veces no, pero yo nunca le pregunté estás casado, tienes hijos”, explica.

LOS ABUELITOS, EL PILAR DE LAS FAMILIAS MEXICANAS

Con 99 años “oficiales”, María comenta que no se puede estar quieta, porque trabajó durante toda su vida. El día que recibió a La Silla Rota, ya había hecho su quehacer, cocinó arroz y dijo que todavía iba a hacer un guisado.

Mantiene el sentido del humor, recuerda muy bien los detalles de su historia y disfruta contar sus anécdotas, como la mayoría de los abuelitos. Su nieto Carlos Alvarado cuenta que es una mujer fuerte y con carácter, que incluso a veces lo ha agarrado a bastonazos y que regaña a sus hijos y nietos cuando es necesario.

Sin embargo, también es el pilar de la familia, ya que vive con su hija Sandra y la visitan sus nietos, bisnietos y tataranietos. Incluso todavía ayuda a criar a algunas de las más pequeñas que viven en la casa.

Este 28 de agosto se conmemora el Día del Abuelo para resaltar el valor y la importancia que tienen para la familia y la sociedad. Se estima que en México hay más de 15.4 personas mayores de 60 años, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Esta fecha también busca generar consciencia de los derechos que tienen los adultos mayores, quienes deben recibir un buen trato, tener los cuidados que requieran, ser escuchados y poder disfrutar de sus nietos cuando quieran.

En México se brinda la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, que en 2020 reciben 8 millones 025 mil 587 abuelitos mayores de 68 años, con el objetivo de ayudarles a tener mejores condiciones de vida, de acuerdo con datos de la Secretaría de Bienestar.

(MJP)