Usuarios en redes sociales, se han dedicado a vulnerar la identidad de las jovenes que supuestamente estaban con Debanhi. Una de  las señaladas ha denunciado ser víctima de acoso y difamasión después de que en internet se filtrara su nombre. En su denuncia afirma que ella no asistió a la fiesta y que ante la difusión de su información ha recibido amenazas por parte de usuarios en internet que la han confundido con una de las amigas que vió por última vez a Debanhi. 

"Al igual que todos quiero que aparezca lo antes posible. Hago esto publico porque comenzaré a tomar acciones legales por difamación, acoso y lo que resulte ya que no es justo que me acosen y difamen sin conocer la verdad", denunció la joven.

Tras la desaparición de Debanhi el debate sobre quién tiene la responsabilidad de lo sucedido detonó en conclusiones sobre que las culpables son sus amigas. Estas afirmaciones se han convertido en actitudes de hostigamiento a quienes supuestamente estan involucradas. Ante estos comentarios, feministas y activistas le han dado un giro a esta conversación que revictimiza a Debanhi, a su familia, a sus amigas y a todas las mujeres. 

La chica a quien han señalado de ser una de las amigas que "abandonó" a Debanhi, declaró que tomará acciones contra quienes han difundido su información así como quienes la han acosado y hostigado. 

"Antes de juzgar y compartir información falsa los invito a informarse y a detener todas esas cadenas de fake news que tanto daño pueden llegar a ocasionar. Ahora yo tengo miedo ante tantas amenazas y necesito de su apoyo para que compartan esta información y se puedan detener los ataques hacia mi persona" escribe en sus redes sociales la amiga de Debanhi.

La joven de 18 años, se le vio por última vez la madrugada del sábado 9 de abril en la carretera a Laredo, a la altura de la colonia Nueva Castilla, en los límites de Escobedo y Apodaca, luego de haber acudido a una fiesta junto con dos amigas. Ellas regresaron a sus respectivas casas, Debanhi no.

Según los testimonios de las jóvenes que la vieron por última vez, llamaron a un “contacto de confianza” para que la recogiera del lugar, dicho “contacto” trabaja en plataformas de viaje pero el trabajo que se realizó fue fuera de la plataforma de servicio de transporte, desde entonces no se sabe nada sobre el paradero de Debanhi.

El patriarcado es un juez 

Cuando se dan a conocer casos de desaparición en una sociedad que es machista, patriarcal y misógina, el cuestionamiento hacia la víctima se vuelve un denominador común. 

La socióloga feminista Yoali Zaret señala en entrevista para La Cadera de Eva que “todos los comentarios referentes a las amigas, me hacen pensar que son una extensión de preguntas típicas dirigidas a las familias cuando hubo olas de desapariciones y feminicidios en México en la década de los ochenta y noventa: ‘en dónde estaba la mamá’, pero ahora: ‘¿en dónde estaban las amigas?’”

Estas preguntas, según la socióloga, siguen “reforzando, así, la idea de que las mujeres son culpables de desapariciones ejecutadas por otros. Esos otros que, además, están siendo protegidos y favorecidos por un contexto en el que están normalizadas las desapariciones de mujeres”, a lo que surge la pregunta: ¿y la responsabilidad de las personas que cometieron la desaparición? 

“Los discursos revictimizantes, desprendidos de los medios de comunicación y de las redes sociodigitales, siguen deslindando al victimario e invisibilizando una violencia estructural que muchas veces escapa de acciones individuales”, expresa Yoali Zaret.

En el caso de Debahni y sus amigas, no se tiene la certeza del contexto en el que sucedieron los hechos ni por qué se tomó la decisión de que ella se quedara sola. La abogada feminista Paola Cisneros menciona para La Cadera de Eva que es absurdo culpar a las chicas que acompañaban a Debahni por su desaparición, “nada nos asevera que se hubiesen llevado a todas, que aún así Debanhi estaría bien”. 

“Responsabilizar a las chicas o a la víctima es mera misoginia, es siempre centrar la atención en señalar a las mujeres por salir, divertirse, embriagarse, vivir, cuando los únicos culpables son las personas que la privaron de su libertad y el Estado que continúa fomentando un sistema patriarcal que sólo nos cosifica y nos ve como objetos de consumo”, afirma la experta feminista.

Paola Cisneros expresa su sentir ante la discusión, “es triste ver comparaciones y comentarios burdos como ‘se les olvidó el 8 de marzo’, ‘el peor enemigo de una mujer, es otra mujer’, no sólo en este caso, si no, estadísticamente hablando, nosotras no acosamos, hostigamos, violamos, desaparecemos y asesinamos a otras mujeres”

Nuestro castigo es la violencia que ya ves 

El género es causa o consecuencia de la desaparición de las mujeres. A veces, una mujer es desaparecida por una razón de género, es decir, por ser mujer; y, en otras, son los efectos de la desaparición los que conllevan una razón de género, según el informe sobre desapariciones de mujeres realizado por el Observatorio sobre Desaparición e Impunidad en México (ODIM).

“Si tomamos en cuenta que 5 mujeres al día son víctimas de desaparición en México, podemos poner el foco en esa violencia estructural. No es algo normal, más de 5 desapariciones de mujeres al día, debería ser emergencia nacional y es un fenómeno de enorme magnitud” expone Yoali Zartet.

Este panorama da cuenta de que las desapariciones de mujeres están estrechamente vinculadas con los entornos de violencia general, pero también con el entorno de violencia de género tanto en delitos considerados de alto impacto como aquellos no considerados de alto impacto.

“Hay mil y un razones por las cuales una se va antes, después, sola, acompañada, borracha o sobria, hay cientos de factores que influyen en las decisiones que tomamos o que toman quienes nos acompañan, desde la edad, la familia, las circunstancias laborales, ideología, de salud mental, entre otras; ¿cuántas no hemos sentido miedo al andar por la calle, de manera indistinta a la hora?, ¿cuántas no hemos sido violentadas en ámbitos privados y públicos?, ¿cuántas no hemos enviado o recibido la ubicación de más de una para saber que ha llegado bien?” comenta Paola Cisneros respecto a las acciones que las mujeres deben tomar todos los días para sobrevivir a la violencia feminicida. 

Por su parte, la socióloga Yoali explica que esos monitoreos, esas ubicaciones en tiempo real, esas preocupaciones son una consecuencia del panorama violento. 

El Estado, los jueces, el presidente… 

“Si vamos a la raíz del problema de la desaparición de Debanhi y de miles de mujeres no va a ser jamás que sus amigas no se quedaran con ella, sino que existe una tasa alta de impunidad en el país, estrategias de búsqueda deficientes, complicidad de autoridades con tratantes de mujeres, discursos revictimizantes en las fiscalías que encubren a los victimarios, nulo acompañamiento institucional para las familias víctimas de desaparición, etcétera, que hacen posible que eso suceda” denuncia, la socióloga. 

Según el informe Nombrarlas hasta encontrarlas del ODIM,  “las omisiones y negligencias a la hora de buscar a las mujeres desaparecidas, al momento de investigar los hechos y de sancionar a los culpables, contribuyen al establecimiento de un contexto de inacción e impunidad que disminuye los costos de las conductas que tienen como efecto la desaparición de mujeres.

En ese mismo sentido, la abogada Paola explica que un Estado que permanece omiso en actuar a favor de prevenir, erradicar y sancionar la violencia contra las mujeres, que sigue siendo negligente al momento de garantizar nuestro derecho a la seguridad, a través de todas las herramientas y recursos que ya conocemos pero que no se ejecutan, también son parte de la responsabilidad ante la desaparición y los demás tipos de violencia contra las mujeres. 

El mismo informe anteriormente mencionado, señala que la información sobre los perpetradores en las desapariciones es, por lo general, escasa y eso obedece a una de las principales características de este tipo de hechos cuya lógica está centrada en la clandestinidad. A esto se le suma que, en la mayoría de los casos donde las víctimas (directas e indirectas) no reportan delitos, las investigaciones se cierran o incluso nunca se abren, y las comisiones de búsqueda no cuentan con las herramientas para dar seguimiento a este tipo de eventos, con lo que se dificulta la identificación de patrones

Medios de comunicación, redes sociales y violencia mediática 

El caso de Debahni no es diferente a lo que le sucede a miles de mujeres, más bien lo que resalta del caso es la forma en la que su caso se ha dado a conocer en los medios de comunicación que también alimentan las discuciones en redes sociales sobre la responsabilidad. 

“Considero que muchos de los tweets, posts, así como elementos gráficos y notas de ciertos medios de comunicación pueden convertirse en cómplices del encubrimiento del (o los) victimario(s) de la desaparición de Debanhi” afirma Yoali Zaret.

Algunos de los comentarios han sido cuestionados por la narrativa que culpabiliza a las mujeres por desaparecer y no a los perpetradores de los crímenes, un ejemplo de ello es una ilustración acompañada de la frase “Nunca jamás dejes sola a tu amiga”. Ante esta frase, feministas han respondido corrigiendo la imagen. 

El hecho de que la desaparición de Debanhi tenga como centro de debate si "sus amigas la dejaron sola o no", en lugar de denunciar la cultura feminicida y las desapariciones de mujeres en México, habla mucho de un discurso revictimizante que se niega a ver la realidad y que además tergiversa consignas y prácticas feministas, según la socióloga feminista Yoali. 

La experta ejemplifica con la frase "la policía no me cuida, me cuidan mis amigas", ya que es una consigna que toma más fuerza después de desapariciones de mujeres en el metro de la ciudad de México o de represiones en marchas feministas. Así como otras prácticas de cuidados colectivos entre mujeres que se refuerzan por una necesidad enmarcada en el contexto de violencia feminicida en el que nos encontramos como mujeres mexicanas. 

“Como mujer y feminista, sigo en un constante proceso de deconstrucción, a lo largo del tiempo he aprendido a ser más sorora, más empatica y primordialmente, que las otras mujeres también me cuidan, con mis amigas, compañeras, así como mi familia, hemos construido redes de apoyo, precisamente porque conocemos la lamentable situación a la cual nos enfrentamos las mujeres diariamente, que van desde acoso callejero hasta feminicidios, pero también soy consciente de que no para todas es así” escribe la abogada feminista Paola Cisneros.

En la opinión de Yoali, respecto a los cuidados y las redes, considera que más allá de ser un debate y un tema de opinión para los medios tradicionales y misóginos, es una práctica y un tema que le compete al feminismo a las mujeres. Agrega que la inmediatez de redes como tik tok o twitter arrojan una avalancha de opiniones, de teorías, de conspiraciones y de contenido irreflexivo y misógino. 

“Hace falta acompañamiento real a las víctimas indirectas, denuncias a los responsables, denuncia al problema estructural, presión para las instituciones, para las autoridades y dejar a un lado la revictimización que ya ha sido suficiente durante décadas en las propias fiscalías mexicanas”, sentencia.