Quién iba a pensar que el Internet de las Cosas (IoT); la conexión entre sí de aparatos de la vida cotidiana a la red, como microondas, televisiones o automóviles; iba a llegar a la nuestra vida sexual. Los aparatos que satisfacen a hombres y mujeres como vibradores, bolas chinas o vaginas artificiales podrían ser controlados por otro usuario a través de su celular. Los capítulos de Black Mirror cada vez se convierten en un episodio de la vida cotidiana.

Esperemos que aún falté tiempo para llegar al episodio de “Striking Vipers” donde dos heterosexuales pueden cambiar de sexo través de un video juego. La experiencia parece real, se conectan con un chip que interfiere en sus ondas cerebrales, el cual les permite vivir el juego. Parece que para la creación de capítulo se inspiraron en la película eXistenZ del director David Cronenberg, donde las consolas de videojuegos son orgánicas y se conectan a través de las espinas dorsales de los jugadores, como un cordón umbilical.

Pom Klementieff y Ludi Lin en el episodio Striking Vipers de Black Mirror (Imagen tomada de Netflix)

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Estos contenidos de ciencia ficción cada vez se acercan a la vida real. En el caso de los juguetes sexuales, éstos pueden ser activados mediante una aplicación que se instala en el celular de otra persona. Es decir, si tu pareja vive en otro país, a través de un vibrador o una vagina artificial conocida como “fleshlights” pueden tener una conexión sexual, mientras tú lo estimulas con tu celular o ambos se conectan a su propio juguete, pueden simular una relación sexual.

El vibrador prometía cierta liberación sexual a las mujeres ¿fue o es así? La industria de los vibradores encontró un potencial en las consumidoras. Aunque estos aparatos aparecieron en 1950, comenzaron a a venderse en 1960 a gran escala. Los anuncios mostraban a mujeres con blusas escotadas, felices por su vibrador, con la promesa de “solucionar lo nervios atascados”, señala el diario El País.

Sin embargo, a lo largo del tiempo se quitó la relación del uso de vibradores para bajar la “histeria” femenina. Su uso lo comenzamos a relacionar con el simple hecho de sentir placer. En los últimos años, apareció el  succionado de clítoris, que le quitó protagonismo al vibrador, prometía multi orgasmos y sensaciones prolongadas, aunque si las mujeres nunca han tenido alguna experiencia con algún juguete sexual no por arte de magia el succionado les garantizara una experiencia divina. Para ello, las expertas y la experiencia marca que el auto conocimiento es el que nos guiará en el mundo sexual aunque también existen aplicaciones.

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Aplicaciones para monitorear tu vida sexual

También existen diversas aplicaciones que monitorean tu vida sexual. Además de que se conectan con tu vibrador y lo mueven al ritmo de tu artista favorito, también pueden dar un seguimiento al número de orgasmos que tienes.

La hipervigilancia del sexo, al parecer, o quizá opciones para experimentar otras cosas.En el caso de la música existen ciertos vibradores que se mueven al ritmo de tus canciones favoritas. ¿Te imaginas un dildo moviéndose al ritmo de Jimi Hendrix o de la banda MS? No sólo eso. Espera, da un respiro y lee el siguiente párrafo.

También puedes tener relaciones sexuales con tu pareja difunta, el vibrador “21 gramos” te permite tener intimidad con él o ella. En el consolador viene un espacio para insertar las cenizas del difunto y cuenta con una caja de música para que mientras te das placer escuches la rola que te conecta con esa persona que ha trascendido.

Vibrador "21 gramos" que guarda las cenizas de tu pareja fallecida

No sólo eso, también puedes descargar aplicaciones sobre el Kamasutra que te muestra ilustraciones, posturas y sobre todo trucos. Hasta aquí todo bien, al parecer es meramente informativo. Y si se te acaba la imaginación también existen juegos sexuales, tipo cartas que te dicen qué hacer, masajes, juegos, posturas.

Espera, existen algunas que miden la duración de tus orgasmos y el número de los que has tenido durante una semana. Si supiéramos que la información se queda sólo entre la app y nosotros todo estaría bien, pero no, esta información se queda en una base de datos y aún no sabemos qué pueden hacer con ella. Sin embargo, sí podemos decirte que puede ser un vínculo para que puedan hackearte, al fin del artículo te lo explicamos.

Los juguetes sexuales en la industria del porno

El uso de juguetes sexuales también se han extrapolado a la industria del porno, donde los denominados “camgirls” o “camboys”, mujeres y hombres que dan shows en la red, comenzaron usarlos. Mientras dan un espectáculo por su webcam pueden controlar tu juguete sexual o sugerirte como hacerlo.

La modelo Sandra Diamond en una habitación de los estudios Gloria Agency de Bucarest. M. R. SAHUQUILLO (Imagen tomada de El País)

Gabriel: el primer robot sexual para mujeres

La industria del porno ha incorporado el IoT a su mercado. Las vaginas artificiales o “fleshlights” se conecta a un robot que puede moverse hacia arriba o hacia bajo, también se pueden sincronizar con una película porno donde se debes utilizar unos lentes de realidad virtual, tú te conviertes en un personaje de la película.

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"Fleshlight" imagen tomada de Wikipedia

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¿Pero si eres hackeado?

Una de las críticas de Irene Soria, doctora en Estudios Feministas en al UAM-Xochimilco y activista de movimiento de software y cultura libre es que si el código no es abierto, no sabes qué se está haciendo con nuestros datos.

“La apropiación tecnológica va mas allá del manejo de una herramienta, ya que es preciso saber cómo fue hecha, conocerla, intervenirla o crear una propia, lo cual, solo será posible con Software Libre, cuya filosofía de código abierto, compartición y colaboración en beneficio de la comunidad, coinciden la filosofía hacker y algunos feminismos”, escribe en su artículo Apropiación tecnológica y cuerpos femeninos: el camino del código abierto.

Ya existen diversos casos donde los juguetes sexuales han sido hackeados. “¿Cómo te sentirías si no es tu novia la que está controlando remotamente el juguete sexual, sino alguien más que lo ha pirateado? ¿O qué pasaría si alguien obtuviera el audio y el video emitidos desde el juguete sexual?”, escribe Ida Aalen en Hackernoon.

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Conociendo uno de los inventos del hackathon de tecnología sexual Goldsmiths University of London. Fotografía: Sonja Horsman / The Observe

Es un hecho que al estar conectada a una red donde cualquier hacer pueda entrar está atentando contra nuestra intimidad, al respecto Cecilia Pastorino, investigadora de ciberseguridad de Eset, pregunta cómo se enmarcaría este hecho, ¿podríamos hablar de un abuso sexual, un abuso de poder, cómo estaría enmarcado en la legislación actual.

Estas preguntas se las han hecho varios crackers que han organizado hackatones sexuales para analizar y cuestionarse sobre la configuración de los dispositivos tecnológicos. Con la programación de Buttplug, un proyecto de software de código abierto puede permitirte controlar tu hardware , es decir tu juguete íntimo, porque sino, éstos podrían ser intervenidos por algunos malosos del intento o algunos ambiciosos de la información que pueden hacer de tu número de orgasmos, un análisis de tu vida sexual para después ofrecerte otro producto. Así que aguas.