“Ya llegó la enferma”, “cuidado con la problemática”, “es que ya no nos sirves”. Estos son algunos de los comentarios a los cuales muchas mujeres diagnosticadas con cáncer deben enfrentarse diariamente en su ambiente laboral, pues los insultos no son exclusivos de sus compañeros, sino también de las bocas de sus jefes. 

“Cuando un trabajador o trabajadora avisa a su patrón del diagnóstico de cáncer, el escenario inmediato que enfrenta es el de un rechazo total”, menciona la abogada laboralista Irene Lira en una entrevista para Animal político, “entonces pasan dos cosas: que aíslen al empleado quitándole buena parte de sus funciones y de su salario; o, por el contrario, que carguen al empleado con exceso de trabajo para que éste se desgaste poco a poco y acabe renunciando, o aceptando un despido bajo las condiciones del patrón.” subraya la abogada.

Para quienes padecen cáncer, existen más de un reto en sus vidas cotidianas. El primero es vencer la enfermedad y el resto deriva de lidiar con sus consecuencias, no solo físicas, sino también deben readaptarse a sus antiguos rituales y estilos de vida.

De acuerdo con un estudio realizado en 2013 por la fundación Edificando Vidas, 4 de cada 10 mujeres diagnosticadas con cáncer de mama son víctimas de discriminación en sus trabajos anualmente. En cada uno de estos despidos, el común denominador parece ser el estigma de improductividad que tienen las personas con cáncer. 

“Pues aunque no te lo digan a la cara, no te contratan porque lo que piensan es: bueno, y para qué voy a contratar a esta mujer si ya se va a morir pronto”, menciona la psicóloga oncológica Yahel Leguel para Animal Político, quien al contraer la enfermedad vivió esta discriminación en carne propia. 

Al tratarse de un padecimiento crónico, las mujeres que se someten a tratamiento contra el cáncer pueden requerir más de un día de incapacidad, por lo que muchas empresas se muestran indispuestas a cubrir esa clase de prestaciones por periodos prolongados.

“El problema es que aún existe un profundo desconocimiento de la enfermedad y de sus alcances, a la par de los estereotipos que la televisión y el cine han fomentado, donde el personaje con cáncer es alguien que está todo el día en la cama vomitando, hasta que el final de la película siempre se muere” agrega Yael. 

Sin embargo, esto no quiere decir que sean incapaces de desempeñar sus labores en casa, pues la enfermedad no inhibe las habilidades, conocimientos y talento de las personas afectadas. Al contrario, muchos sobrevivientes muestran entusiasmo por retomar el control sus vidas y retomar sus actividades laborales.

“Superar un cáncer, o estar en esa lucha, es algo que debería ser presumido en el currículum (...) El cáncer te lleva a conocer tus fortalezas. Y eso es algo que los empresarios deberían reconocer como una virtud para un trabajo. Porque una persona que ha luchado por salir adelante, es alguien que va a darlo todo en su trabajo en agradecimiento por esa nueva oportunidad”, recalca Yael.

Además, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), presentó un informe para Animal Político donde se muestra que de 443 expedientes de quejas y reclamaciones por presuntos actos de discriminación, el 82% de los expedientes de queja abiertos entre 2015 y agosto del 2019, fueron por discriminación por motivos de salud. Superando otras causas de discriminación laboral como embarazo u orientación sexual. 

¿Qué se hace al respecto? 

Ante la creciente problemática, el pasado julio se presentó una iniciativa en el Parlamento de Mujeres de la Ciudad de México, la cual busca reformar y añadir diversas disposiciones de la Ley para la Atención Integral del cáncer de mama. El objetivo es sentar bases jurídicas para la prevención y resolución de conflictos suscitados por desinformación, discriminación o desconocimiento de los derechos de las mujeres con cáncer, así como responsabilizar al Estado para restituir los daños provocados a quienes fueron víctimas de discriminación laboral.

“No es un tema de humanidad, sino de derechos humanos” subraya Yahel.

Hasta ahora, la iniciativa fue aprobada en el Parlamento de Mujeres de la CDMX,  pero aún falta llevarla ante el Congreso de la Ciudad para su discusión y posible aprobación.