En el 2009 tuvimos en México un brote del virus A (H1N1) enfermedad viral respiratoria, fue la primera vez que un virus nos cambio la dinámica cotidiana, y tuvimos que realizar una cuarentena en casa. Se cerraron las escuelas, y centros de trabajo, registrándose algunos decesos. También tuvimos un sismo de 5.7 grados que aumento el temor y visibilizo nuestra vulnerabilidad humana, que pronto se nos olvidó. 

En marzo de 2020 volvió a sacudirnos un evento similar con la aparición del virus  SARS-CoV-2. En medio de la pandemia tuvimos una lluvia torrencial, una tormenta eléctrica y un sismo de 7.5 grados. Este virus inicio en China y se propago a nivel mundial, esta sepa es mucho más agresiva al organismo, causando trastornos neurológicos transitorios, malestares físicos, afectaciones en algunos órganos vitales y la muerte en muchos casos. 

En México las medidas que se  aplicaron como parte del protocolo de prevención fueron el “quédate en casa”, el lavado de manos, el uso del cubre bocas, el estornudar con el codo y el no saludarse de mano, abrazarse, ni besarse, con lo cual se pretendía disminuir los contagios, evitando así el colapso del sistema de salud y la diminución de muertes. 

Sin embargo, dichas medidas encaminadas a salvaguardar nuestra salud y vida, causaron diversas reacciones en la población enojo, frustración, miedo, angustia, rabia, incredulidad, no pudiendo valorar la relevancia de las mismas. 

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Posterior a estas medidas, la sintomatología que se presento en la población fue la depresión en diversos grados, ataques de ansiedad, dolores de cabeza, ansiedad, ideación suicida, ideaciones catastróficas y persecutorias, ganas de llorar, diminución en la capacidad de concentración, cansancio mental y físico, insomnio, no querer despertarse, “flojera”, miedo a morir y burnout laboral, entre otros. 

Los desafíos vividos

Los desafíos vividos fueron muchos, integrar los diferentes ámbitos de nuestra vida en un solo lugar no fue tarea fácil, aun cuando así están incorporados en nuestra mente.  La incorporación de la tecnología a la vida cotidiana para realizar nuestras diferentes actividades, lidiar con lo laborar, la pareja, la familia, la escuela, el médico, la terapia personal,  y hasta las/os amantes, entre otras cosas. Algo que hemos visto dentro de la clínica es el tema de la intimidad y privacidad de las personas es decir poca gente tiene un espacio para sí, no solo en el espacio físico, sino en la vida cotidiana. Pareciera que vivimos mucho más en los espacios públicos lo cual de alguna manera nos permite evadir nuestros conflictos. 

Los aprendizajes han sido muchos, priorizar nuestra vida, el autocuidado en torno a la alimentación sana, el ejercicio físico, el descanso, poner límites, el uso del tiempo, la importancia de la salud, el valor de la comunicación presencial, la identificación de nuevas prioridades, la importancia de la cercanía física, la tolerancia, el acompañamiento entre pares, el lugar de la familia, la fuerza emocional ante la pérdida de seres queridos, la frustración, la claridad en las necesidades básicas, el agradecimiento y valor del trabajo, entre otras. 

Desde el transito personal habrá una historia por cada persona, a cada quien nos ha tocado hacer una introspección de pensar,  mirar, revisar  y cuestionarnos  sobre sí mismos. Al hacerlo no solucionamos nada, pero si puede ser el primer paso para repensarnos, repararnos y recrearnos.  Puede ser la posibilidad de crecer y vivir de una manera más consciente, creativa, resiliente y serena. O bien, podemos seguir viviendo de forma mecánica y distante del entorno dejando que las circunstancias nos lleven hasta el último momento de “vida”.

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Lo que nos dejó el 2020

Este 2020 no lo olvidaremos, aun con la vacuna nos faltan todavía algunos meses por esperar, sin embargo quienes han podido entender, transitar y reinventarse en todo sentido, dichos aprendizajes pese al dolor, la frustración y las pérdidas vividas, podrán expresar su gratitud. Esta según Melanie Klein nos da la posibilidad de dar y recibir, y lo considera el sentimiento más  importante ya que es la capacidad de amar en el sentido más amplio de la palabra  y está vinculada a la generosidad. Por otro lado, Donald Meltzer dice que a través de la gratitud se puede reconocer lo que el objeto el otro ha hecho por nosotros, sabiéndolo o no. 

Finalmente, desde el lugar que cada una/o tiene en la vida, en el aquí y ahora ¿qué estamos dispuestos a hacer? ¿a quién queremos cerca? ¿de quién queremos alejarnos? ¿a quién queremos recuperar? ¿qué nos perdonaremos?  ¿qué si nos permitiremos? ¿qué no volveremos a permitir? ¿cómo nos cuidaremos de nuestras propias sombras? y ¿cómo cuidaremos de los demás?. 

Tomate un espacio para estar contigo este fin de año, acondiciona un lugar donde puedas sentirte comoda/o, cierra los ojos, piensa en tu recorrido vivido de marzo hasta este momento, en las personas más significativas, ubica tus aprendizajes, tus emociones y tu actuar. Agradece tu tránsito durante estos meses titánicos, date un abrazo profundo, un beso tierno y no dejes de mirarte a los ojos, recuerda que lo vivido: triste, alegre, desesperante, frustrante y retador  contribuyó a ser lo que eres en el aquí y ahora. Abraza el nuevo año 2021 y recuerda que cuidándote tú nos cuidas a los demás porque somos colectividades. Abrazo de vida y mi agradecimiento por leerme en este espacio, que también es tuyo.

Norma G. Escamilla Barrientos es licenciada enpedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y tiene maestría en psicoterapia psicoanalítica por el Centro Eleia, A.C.

@EscamillaBarr