La mente colectiva cree que la violencia solo es dejar marcas en el cuerpo, pero no toman en cuenta los tipos de violencia que se viven y que se pueden ejercer, y que estas son ejercidas por el opresor —hombre— y que el grupo oprimido somos las mujeres. El patriarcado da privilegios a los hombres, que, aunque no les da una carta o un reconocimiento visible para ejercerlos, ellos saben muy bien, desde su infancia, cuáles son.

Las mujeres estamos rodeadas de violencias —psicológicas, económicas, físicas, sexuales, instituciones—, hay todo un sistema que le permite al hombre ejercer esas violencias, la violencia simbólica —televisión, publicidad, películas— también está muy arraigada, sin olvidar que estas violencias son estructurales, es decir, que no todos los hombres las ejercen igual ni en la misma medida a las mujeres que están a su alrededor, además de que va en crecimiento, conforme los hombres sienten más vinculación con las mujeres.

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Las violencias son formas de control, sometimiento y poder que los hombres usan en contra de las mujeres, porque el sistema indica que las mujeres son subordinadas al hombre. No hay mujer libre de violencia, aunque crean que a ellas no les pasa o que ellas son quienes están controlando la situación. Tampoco existen las mujeres en matriarcado, solo son mujeres que tienen que cuidar, atender y resolver porque los hombres las usan para hacerlo y al final, es el hombre quien ejerce la violencia sistémica.

Durante la noche del 2 de mayo se realizo una velada en memoria de Lesvy a cuatro años de su feminicidio. Su madre Aracely Osorio encabezó el acto que se llevo a cabo en la caseta telefónica donde fue abandonado el cuerpo de la joven.

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Cómo el feminismo nos ayuda a tender la violencia

Por eso, las mujeres necesitamos del feminismo, porque solo atendiendo a las mujeres que teorizaron, es que podemos darle un nombre a todo esto. Con el feminismo, nosotras podemos dilucidar la estructura violenta que ataca de diferentes formas nuestra vida y que, al final, nos mantiene en un sitio de inferioridad.

Es de suma importancia que las mujeres dejemos de idealizar al sistema, que dejemos de decir: “a mí no me pasa, no es verdad que existe” y, sobre todo, que se entienda que el agresor de una, puede ser el “gran amigo” de otra y que, lo justo es comenzar a darle más crédito a las mujeres, porque no mentimos cuando hablamos de violencia, no mentimos cuando decimos que nos estábamos defendiendo de la agresión de un hombre, tampoco fingimos que nos violan, mucho menos acusamos a los amigos de otras por hobbie. Las mujeres merecemos validación ante la violencia, que dejen de decirnos mentirosas, que dejen de desestimar nuestras denuncias, que dejen de decirnos abusivas. No, nosotras no violentamos a los hombres, los hombres dicen eso para desestimar nuestros dichos y el sistema patriarcal los cubre.

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10 mujeres mueren al día en México —dato confirmado por el INEGI—, el feminicidio es la máxima expresión de violencia, pero claro que ningún hombre dice que puede asesinar cuando lo conoce una mujer, esta violencia crece y crece, conjuga todas las violencias, hasta culminar en el feminicidio. Por eso es tan terrible que se diga que las mujeres mentimos cuando un hombre nos violenta, que se nos pidan pruebas o que todo lo que decimos se desestime porque el hombre “no se ve violento”.

¿Cómo se ve un hombre violento? Nos enseñaron muy bien que el hombre violento era o es aquel que golpea, que grita, que insulta, pero perdemos de vista a todos los hombres que ni siquiera se ven como ese “macho alfa” que nos retrataron en la simbología patriarcal. Hay hombres que parecen tan buenos, porque se configuran a partir de las apariencias, pero en privado pueden destrozar la vida de la mujer. Las mujeres somos violentadas por todo tipo de hombres y nuestra lucha feminista es para darle nombre a todo eso y llevarlo a la esfera pública, porque no ya no estamos solas, nunca más.

Existimos y resistimos.

Tessa Galeana

Periodista y escritora con perspectiva feminista. Madre lesbiana. Autora del libro digital: “La Mujer que vivía a través de mí”. Responsable del blog de Luna, Escuela de Pensamiento Feminista, donde imparte el módulo de Escritura Autográfica. Escribe para Revista Politique y Revista Las Libres. Forma parte de Tallercitas Feministas, impartiendo talleres que fomentan el pensamiento crítico feminista.