A raíz de que una joven canadiense puso en su descripción de Tinder “soy feminista” algunas feministas empezaron a discutir “yo nunca lo use, pero...”. Y una de las preguntas fue “¿Qué hace una feminista en Tinder? La respuesta de Peker fue “coger”.

 

Para Luciana Peker, autora del libro Putita Golosa: “el goce se puede buscar a partir de un click o -todo lo contrario- se puede pasar a rifar el cuerpo en la kermesse de elegir su propia aventura. Tal vez, lo mejor de la búsqueda de la liberación es que hay libertad para que cada una busque su propia liberación personal”.

Sin embargo, la experiencia de estar en Tinder roza entre los plieges del capitalismo, una aplicación insertada en el mercado donde deambulan anuncios de publicidad y si se quieren seguir, hay que pagar. No solo eso, la exposición en plataforma ha provocado que algunas mujeres incluso hombres se sientan objetualizados, es como ser parte de un catálogo de productos en el que se debe mostrar la mejor versión de ti, para no ser ignorado o agredido.

Lograr hacer un match en Tinder implica “encajar” en ciertos cánones de belleza. La periodista Judith Duportail, autora del libro El algoritmo del amor. Un viaje a las entrañas de Tinder señala que tanto hombres como mujeres son solo “carne” dentro de la aplicación, ellos atraviesan por una situación “típica femenina” haciéndoles que sean juzgados únicamente por su apariencia.

Incluso, Karina Felitti, investigadora e historiadora, señala que hay lugares de asesoramiento como “Tinder US” que te cobran 50 dólares para seleccionarte cinco fotos y decirte una oración para poner en tu perfil.

Para Peker la plataforma de Tinder no es un espacio de discusión política, sino un lugar de encuentro, que puede ser de sexo casual o no, porque más allá del objetivo de la aplicación los usuarios hacen lo que quieren con ella.

En algunos casos buscan una amistad y en otros sexo casual. También hay varones que se sienten discriminados en Tinder. Muchos varones publican en su perfil que no quieren ver a mujeres con la boca “de patito”.

El problema no es la tecnología, como ya lo hemos señalado en este espacio, no son los algoritmos, ni configuraciones extrañas, Tinder es una extensión del mundo offline y si en la seducción en bares opera el físico ¿por qué no pasaría lo mismo dentro de las aplicaciones?

Sin embargo, la diferencia de esta plataforma es la democratización: facilita que mujeres y varones organicen un encuentro en tiempos donde es difícil encontrarse e, incluso, con cruce de clases: podremos acceder a varones que están fuera de tu nivel de estudios, de tu clase o de tu profesión, no solo en kilómetros o biografía o trayectorias de vida, escribe en su libro Luciana Peker.

En el libro El algoritmo del amor menciona que según cierto estudio, las mujeres utilizan Tinder para mejorar su autoestima, mientras que los hombres utilizan la aplicación para tener sexo, ambos fracasan dentro de la plataforma.

Aunque para algunas feministas Tinder permite a las mujeres satisfacer sus deseos sexuales es una plataforma que replica patrones del sistema patriarcal y genera millones de dólares Match Group.

“Tinder es la aplicación más lucrativa de Apple Store. La app pertenece a Match Group, que pertenece a otro grupo llamado IAC. El presidente de IAC dijo en un artículo que pasa una tercera parte del año en su yate. Así que la próxima vez que sientas que estás swipeando a través de kilómetros y kilómetros de vacío, sintiéndote completamente sola, piensa que tu soledad es una parte esencial de un modelo de negocio, que tu soledad está pagando el yate de otra persona”.