Acoso y hostigamiento sexual son términos que cada vez están más presentes en la información y anécdotas que llegan a nosotras día a día. Ya sea en forma de chiste, de meme, de un recuerdo narrado, de confesión o de evocación de nuestras memorias, estas dos expresiones se encuentran presentes en nuestra cotidianidad.

De hecho, la gran mayoría de nosotras hemos pasado por una experiencia, aunque muchas veces nos situemos en la negación, nos culpemos o dudemos de lo que sentimos, es necesario que aprendamos a reconocer el acoso y el hostigamiento sexual.

De acuerdo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH): “El hostigamiento sexual es el ejercicio del poder, en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos laboral y/o escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva”.

Si bien es cierto que el ámbito laboral y académico son en donde más se desarrollan estos comportamientos, hay que reconocer que existen en cualquier ambiente en el que hay una relación de poder desigual en la que el agresor subordina a la víctima a través del chantaje, la amenaza y el abuso.

La diferencia entre el acoso y el hostigamiento es simple: el acoso se da entre iguales, es decir, entre compañeros o personas de la misma jerarquía en un ambiente determinado. El hostigamiento proviene de una figura de poder: un jefe, un director, un profesor, el líder de un colectivo o grupo al que pertenecemos, un supervisor, alguien que te da un servicio muy importante para ti o del que dependes (un doctor, un tatuador, un psicoanalista, un proveedor).

Aquí algunos ejemplos:

- Que tu compañero de clase/trabajo, tu jefe o tu profesor te manosee, nalguee, te diga cosas o mire de forma lasciva. Que cada vez que pase a tu lado se pegue mucho, haga contacto o roce expresamente alguna parte de tu cuerpo.

- Que tu compañero de clase/trabajo, tu jefe o tu profesor te haga “bromas” lascivas o relacionadas al acto sexual que te intimiden, incomoden o te hagan sentir humillada.

- Que tu compañero de clase/trabajo, tu jefe o tu profesor te mande mensajes, fotografías, audios o cualquier contenido alusivo al acto sexual que tú no hayas pedido y que de igual forma te hagan sentir incómoda.

- Que tu compañero de clase/trabajo, tu jefe o tu profesor te violente cuando no accedes a sus insinuaciones, insultándote, chantajeándote, humillándote frente a tus compañeros o amenazándote en público, en privado o por medios digitales.

- Que tu compañero de clase/trabajo, tu jefe o tu profesor te exhiba, exhiba fotos, cartas o mensajes tuyos cuando has tenido una relación que quieres terminar o te has negado a alguna petición.

- Que tu profesor/jefe te pida besos, caricias, fotos, que le muestres alguna parte de tu cuerpo para otorgarte una calificación, firmar un documento, ayudarte a hacer trámites, prestarte libros, darte horas extras, darte vacaciones o cualquier otro pretexto que te subordine a ti y lo favorezca a él.

- Que tu profesor/jefe te trate mal, te haga trabajar más, sea injusto en su calificación o remuneración cuando te has negado a algún acto sexual o respondido a sus insinuaciones.

- Que tu profesor/jefe te amenace con expulsarte, correrte, decirle a todos que tú te insinuaste, o amenazar con correr a alguien más.

- Los casos que aquí se mencionan son los más recurrentes, sin embargo, son muchos los ámbitos en los que esto puede suceder. La clave es reconocer en qué momento te sientes intimidada, incómoda, culpable, violentada u obligada a hacer algo que no quieres. Si un día te despiertas y no quieres ir a pararte en tu oficina o escuela porque está ese compañero o ese jefe o profesor que no deja de hacer alusiones sexuales o insinuarte cosas, es una señal de alarma. Reflexiona lo que puede estar sucediendo y buscar instancias que puedan acompañarte emocional y legalmente.

¿Cómo denunciar si eres víctima de acoso?

Primero debes expresarle a tu acosador que su conducta te hace sentir incómoda y después denuncialo a tu empleador u oficina de recursos humanos.

El acoso es algo que debes hablarlo, no sólo para las estadísticas sino también para que no te quedes en la penumbra del silencio. ¡No estás sol@!

Imaginamos que también dudarías si lo que estás viviendo es acoso sexual o sólo seducción. Respecto al tema se ha desprendido una polémica porque las demandas se podrían prestar a denuncias falsas. Pero si la actitud del otro te es incomoda no hay lugar a que caiga en la seducción y debes exponerla ante las instancias indicadas.

Algunas instancias a las que puedes acudir son:

- La oficina de recursos humanos de tu empresa y si es una institución de educación a las oficinas correspondientes, investiga qué espacios son los que atienden a estas denuncias.

- Fiscalía Central de Investigación para Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México o el Juzgado Cívico.

- Levantar tu denuncia en el MP virtual.

- Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales; ahí podrás recibir atención psicológica y orientación jurídica para realizar tu denuncia correspondiente. Los horarios de atención son de 9:00 a 19:00 horas.

- Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES).

- Si el acoso ocurre en el transporte público, como puede ser el Metro o el Metrobús, lo indicado es advertir a los elementos de seguridad sobre el incidente, para que pueda detenerse al agresor y llevarlo ante la instancia correspondiente.

Aquí te dejamos algunos materiales que puedes revisar para conocer más sobre el tema

Legislación Penal en las Entidades Federativas ACOSO Y HOSTIGAMIENTO SEXUAL

Protocolo para la atención de casos de hostigamiento y acoso sexual