Las desigualdades entre hombres y mujeres no sólo afectan las dimensiones económica y social. Durante las últimas décadas el cambio climático ha tomado gran importancia debido a lo irreversible de su avance. De acuerdo con el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), si no tomamos acciones directas contra el calentamiento global, la temperatura global se elevará por encima del 1.5°C en menos de veinte años, provocando daños irreparables para el planeta y la humanidad.

Sin embargo, las consecuencias del cambio climático podemos observarlas hoy y una vez más, las mujeres somos uno de los grupos más afectados.

La crisis climática no es neutra

De acuerdo con Naciones Unidas, el 80% de las personas desplazadas por el cambio climático son mujeres; en algunas partes del mundo las afectaciones por el calentamiento global han provocado que miles de personas abandonen su hogar; las mujeres son las principales afectadas en estos casos debido a los roles de género. 

No sólo en los casos de desastres naturales, sino a causa de las sequías las mujeres somos más vulnerables que los hombres a perder ingresos económicos, a la inseguridad alimentaria, la escasez de agua y los riesgos a la salud.

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Acción feminista ante el cambio climático

El calentamiento global solo agrava las desigualdades, los abusos y las violencias hacia las mujeres. Por esta razón la lucha contra el cambio climático debe abordarse desde una perspectiva feminista, esto no sólo incluye el enfoque sino quiénes estarán al frente de la misma.

Así es como nace el feminismo climático o feminismo ambientalista, este es muy cercano al ecofeminismo, sin embargo, se toma desde una perspectiva de incidencia y crítica a la falta de liderazgo frente a la crisis climática.

“La crisis climática no es neutra en cuanto al género [...] Surge de un sistema patriarcal que también está enredado con el racismo y la supremacía blanca y el capitalismo extractivo. Y los impactos desiguales del cambio climático hacen que sea más difícil lograr un mundo con igualdad de género” Así es como lo establece Katharine K. Wilkinson, activista climática.

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A su vez, Jacqueline Patterson,  activista afrodescendiente y ambientalista, señala que “el cambio climático se desarrolló en un mundo injusto y ahora está exacerbando las vulnerabilidades y desigualdades que experimentan las mujeres, particularmente aquellas que viven en áreas rurales o el Sur Global y aquellas que son negras, indígenas u otras personas de color.”

Por lo que lucha el feminismo ambiental o feminismo climático es detener y mitigar la crisis climática, tomando en cuenta que las consecuencias de estas afectan más a las mujeres; garantizar el acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones, para que las personas que piensen e implementen la política climática sean las más afectadas.