Los aficionados al fútbol siempre han lanzado una que otra grosería en los partidos, ya sea en las cascaritas callejeras o en los partidos oficiales de sus equipos favoritos. Aunque esta costumbre no fue un problema durante mucho tiempo, la popularización del grito “Eh puto” ha provocado que la selección mexicana de futbol sea sancionada en más de una ocasión. 

Por años la Federación Mexicana de Futbol (FMF) ignoró el grito homofóbico de los aficionados al fútbol, eso comenzó a preocupar a las autoridades mexicanas de este deporte cuando la FIFA comenzó a multar a México por estas acciones. Fue a partir de la Copa Mundial de Brasil de 2014 cuando la FMF empezó a ser sancionada por el grito. 

A pesar de que se ha hecho énfasis en que la palabra “puto” es utilizada como una ofensa hacia la comunidad LGBT, especialmente hacia los gays, los aficionados continúan gritando “Eh... puto” durante los partidos. La homofobia detrás de esta frase puede ser difícil de comprender para muchas personas, pero la FMF tampoco ha enfatizado en señalar el verdadero problema social detrás del grito.

Fotografía tomada de internet.

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“En realidad, no se está llevando a cabo una labor de reflexión y concientización, que más que de homofobia (que sí lo es, pero es más que eso) tendría que versar sobre el machismo en el deporte”, dijo Miguel Flores, maestrante de Antropología en la UNAM y profesor de la materia “Género y masculinidades” en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. 

¿Realmente les importa combatir la homofobia?

De acuerdo con Miguel, a los organismos encargados de gestionar el fútbol a nivel nacional, no les ha importado mirar el verdadero problema detrás de la frase “Eh puto”, porque carecen de una perspectiva de género.

“De entrada veo que ninguno de los organismos mencionados comprende el tema que tienen entre manos (ni les interesa), dado que el protocolo implementado está orientado a racismo y no a homofobia, simplemente están usando el mismo. Sus ejes rectores son la educación y la prevención desde la cultura de la paz, la no violencia y los derechos humanos, pero carecen absolutamente de una perspectiva feminista de género”, explicó Miguel en entrevista para La Cadera de Eva.

Por otra parte, las empresas y marcas que sostienen al fútbol en México tampoco están interesados en generar una reflexión sobre la homofobia o el machismo en el deporte, por lo que castigar el grito es una medida insuficiente y hasta superficial.

“Las sanciones no han sido completamente llevadas a cabo por la CONCACAF dado que los juegos de la selección mexicana le erogan ingresos económicos millonarios en entradas, venta de comida y parafernalia; los patrocinadores tampoco hacen algo, dado que no ven la reputación de su marca en riesgo”, señaló Miguel Flores.

Fotografía tomada de internet.

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“En realidad, no se está llevando a cabo una labor de reflexión y concientización, que más que de homofobia (que sí lo es, pero es más que eso) tendría que versar sobre el machismo en el deporte. No están erradicando absolutamente nada, están intentando pontificar una moral occidental por la vía de medidas civilizatorias sobre la afición mexicana, a la cual, tras lo sistemático del grito, se le ve como retrógrada, salvaje y bestial, así es como incluso varios comentaristas y analistas del deporte lo están manejando. Estas medidas civilizatorias son las de vigilar y castigar. Por un lado tenemos medidas de contención o poder blando, como las campañas implementadas por la Femexfut, desde 2016, que no han dado resultados y por el otro, sanciones y castigos, cuyos ejemplos más extremos fueron los implementados en el Mundial de Rusia 2018”, agregó.

Multas sin resultados

De acuerdo con el experto, estas medidas no han dado resultado  porque no hay interés por un cambio de conciencia real sobre los problemas sociales y la discriminación, sino que se ha buscado únicamente apelar a la prohibición moral de la frase. 

“Su atención no está enfocada en lo estructural del machismo y las violencias patriarcales. La FIFA no impulsa ni le da promoción a su propio mundial de fútbol femenil, por ejemplo, pero aunque reconoce la existencia de la ILGFA (International Gay & Lesbian Football Association) y del mundial de fútbol LGBTQ+, jamás han buscado una colaboración cercana”, señaló Miguel Flores.

En conclusión, para el experto la prohibición del grito se trata de una mera simulación que no busca poner sobre la mesa temas como la discriminación hacia la comunidad LGBT o la violencia machista en el deporte.

El grito como forma de protesta

El grito ha sido comúnmente usado para desviar la atención del guardameta o quejarse del árbitro, buscando poner en duda su hombría. Se trata de una afrenta a su masculinidad, explicó Miguel Flores. Ahora el grito homofóbico también está siendo utilizado como protesta por parte de la afició: 

“La afición viene señalando y quejándose de lo que han percibido como un arbitraje muy parcial contra el TRI durante sus juegos, sean amistosos o en las Copas organizadas por la CONCACAF (cosa que no sucede en los juegos organizados por CONMEBOL)”, dijo Miguel.

Fotografía tomada de internet.

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Pero los organismos organizadores no quieren dar “paso sin huarache”, dijo Miguel Flores, porque no les conviene perder su principal fuente de ingresos. 

“La misma CONCACAF no quiere dar paso sin huarache, no le conviene perder su principal fuente de ingresos, por ejemplo, en los partidos de la Copa Oro que está en juego, aún si eso significa perjudicar a la selección en las eliminatorias de cara al mundial de Qatar el siguiente año, dado que la misma FIFA ha dictaminado que los siguientes juegos eliminatorios serán a puerta cerrada, es decir, ya no hay marcha atrás. Por eso, la afición lo está tomando también a manera de protesta”, señaló.

Distorsión cognitiva dentro de la afición

El experto explicó que dentro de todo este fenómeno también se presenta una distorsión cognitiva dentro de la afición, que termina por dejar de lado el tema de la discriminación y la homofobia. 

“He tenido la oportunidad de preguntarle a varios estudiantes que tengo que son aficionados y no sienten que el grito sea discriminatorio, no porque en verdad no lo sea sino porque ellos lo ven como una expresión tradicional de la mexicanidad y no como una frase dirigida hacia personas situadas en la diversidad sexogenérica”, dijo Miguel.

“Lo que se está produciendo es una distorsión cognitiva y ni la afición, ni FIFA, CONCACAF y FEMEXFUT están comprendiendo que el problema es el machismo, sino que están usando la homofobia como pretexto para decir que el grito es inmoral y por tanto discriminatorio. Sus sanciones y resoluciones son igualmente patriarcales, capitalistas y coloniales”, enfatizó.