Las mujeres prefieren consultar a otras mujeres doctoras en el área de ginecología, afirman estudios e investigaciones. La violencia, malos tratos, diagnósticos erróneos y juicios son algunas de las razones por las que Vanessa, Patricia, Valeria y Sarah, mujeres que fueron entrevistadas por La Cadera de Eva, han identificado que hay un trato diferenciado si te atiende un hombre o una mujer ginecóloga.

La primera vez que Vannesa, a sus 19 años, se realizó su papanicolau en un hospital público, el personal de salud se burló de ella, cuestionaron su vida sexual y le dijeron que no debía preocuparse por realizar el estudio hasta que tuviera 25 años.

“Me sentí muy invalidada y muy molesta, a parte estuve persiguiendo al médico como media hora. No fue ni para detenerse en lo que platicábamos… Además, no dejaba de mirarme los senos y las piernas”, contó en entrevista.

“Volví a ir como a los 20 años y ahí me lastimaron muchísimo, sufrí violencia; me dejaron con las piernas abiertas por aproximadamente media hora porque el pato no entraba (instrumento utilizado para poder observar la vagina o el cuello uterino). Me lastimaron al momento de intentar introducirlo y no conforme con ello, entraron cuatro personas a observar mi vulva y mi vagina para comprobar que evidentemente no iba a caber”, contó Vanessa.

Vanessa propone que tanto hombres como mujeres deberían tener otro tipo de educación no machista o misógina antes de entrar a cualquier carrera, ya que las intenciones de quienes desean estudiar ginecología a veces no son las mejores, de acuerdo con comentarios que le ha hecho su hermana. 

“Mi hermana es enfermera y ella ha escuchado en varias ocasiones a hombres ginecólogos decir que sí han estudiado eso para tener contacto con vaginas”, compartió.

Ahora tiene 27 años, es pedagoga, y durante el tiempo que ha asistido a consultas ginecológicas, ha identificado una diferencia del trato entre hombres y mujeres. “Si bien no todas han sido lindas, sí al menos te decían lo que iban haciendo”, compartió.

Una experiencia similar la vivió Sarah, egresada de la licenciatura de derecho. Cuenta que cuando acudió a un hospital público a atenderse un tumor en el seno, sintió una diferencia en el trato entre mujeres y hombres especialistas.

“La diferencia fue clara, mientras que las doctoras se notaban preocupadas por mi diagnóstico, ya que habían encontrado seis tumores que eran benignos, el doctor que después me atendió me canalizó a otro hospital, me dijo que sólo atendía casos de covid-19 y me mandó a casa con un diclofenaco”, compartió.

La violencia ginecológica es aquella que afecta la salud reproductiva y que ejerce el personal de salud; se puede definir como “todo acto u omisión que afecta la autonomía y la capacidad de decidir de las mujeres sobre su sexualidad y sus procesos reproductivos”, según el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva.

También está catalogado como violencia ginecológica comentarios inadecuados, cuestionamiento o invalidación de los síntomas descritos; recibir amenazas o burlas; tocamientos o exploraciones sin consentimiento; no dar explicación de los procedimientos o tratamientos recetados.

IMPORTANCIA DE LA PRIMERA CITA

Las mujeres acuden a su primera cita ginecológica en la adolescencia, entre los 10 a los 19 años, una etapa que implica cambios biológicos, psicológicos, sexuales y sociales. En la primera consulta es importante establecer un vínculo médico-paciente para que sea una experiencia educativa, según la Asociación Mexicana de Ginecología y Obstetricia.

Por su parte, la ginecóloga obstetra, Mariana Morales, recomienda que la primera cita sea con una mujer: “da un poco más de seguridad y de confianza”. Además, señaló que las pacientes llegan con dudas, por lo que es importante generar un vínculo con ellas, un ambiente de confianza donde no se emita ningún tipo de juicio, ya que aún existe personal médico que emite pensamientos machistas hacia sus pacientes, según la especialista.

“Me encanta trabajar con mujeres, primero porque soy mujer y segundo porque creo que nadie va a entender mejor lo que está pasando a una mujer que otra”, compartió la doctora Mariana Morales ante la pregunta de por qué decidió ser especialista en ginecología y obstetricia.

“Las pacientes tienen que saber que es su derecho preguntar, nadie se los va a negar, nadie las debe juzgar. Hay que hacerlas sentir seguras y que tienen el poder sobre su cuerpo, que también pueden elegir”, compartió la doctora Morales e hizo un llamado al personal médico a informar sobre anticonceptivos.

 

Es un hecho que las doctoras mujeres se involucran más en las consultas, ya que tienen comportamientos significativamente más activos, conversaciones positivas, asesoramiento psicosocial, preguntas psicosociales y conversaciones centradas en las emociones, según un estudio de Debra L. Roter, investigadora de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg,

En el estudio se demostró que en las citas con las doctoras, el tiempo de atención es más largo, esto porque dan más información a sus pacientes. Sin embargo, también se demostró que las pacientes prefieren que los médicos mantengan una distancia en la consulta.

En una encuesta realizada en las redes sociales de La Cadera de Eva, se preguntó “¿a quién prefieres en una consulta ginecológica?”. Las opciones fueron: “una doctora”, “un doctor”, “me da igual”. La respondieron aproximadamente 150 mujeres, la mayoría prefirió mujeres. En Twitter, el 76.6 por ciento eligió la primera opción y en Instagram fue el 87 por ciento.

 

Por su parte, Mariana Morales, ginecóloga y obstetra, ha notado que las pacientes confían más en una médica, pero menciona que cuando se tratan de procedimientos invasivos como una cirugía, prefieren que un varón sea el encargado de su caso.

“Al momento de algo más invasivo, como una cirugía, las pacientes todavía confían más en que un hombre lo realice que una mujer”, compartió Morales, quien espera que esta situación cambie, ya que las mujeres cuentan con la experiencia y conocimiento para realizar una cirugía.

“ME DECÍA: ‘NUNCA MÁS VAS PODER TENER HIJOS’”

Valeria es una mujer de 23 años quien tajantemente dijo a La Cadera de Eva: “no vuelvo a ir con un hombre”. A sus 21 años, quería ejercer su derecho al aborto y fue cuestionada por el ginecólogo que la atendió.

En la consulta, ella expresó que no quería ser madre en ese momento, el doctor que la atendió intentó hacerla cambiar de opinión, buscó hacerla sentir culpable, lo que provocó en Valeria angustia y pánico.

“Me decía: ‘nunca más vas poder tener hijos’, y que incluso corría el riesgo de morir desangrada. Nada ético de su parte en la circunstancia en la que yo me encontraba. Fue devastador para mí que la primera experiencia (con un varón) fuera de ese tipo”, dijo Valeria.

Valeria decidió acudir a otro centro, donde no la juzgaron y respetaron su decisión. “Fue un total apapacho”. El espacio médico al que acudió sólo es atendido por mujeres. Esta experiencia evidencia por qué algunas mujeres prefieren asistir con ginecólogas.

Lo que vivió Valeria fue violencia obstétrica, la cual es considerada como un “tipo de violencia institucional, producto del patriarcado y expresada en relaciones de poder que legitiman y naturalizan la apropiación del cuerpo de la mujer y de los procesos fisiológicos presentes durante el embarazo, el trabajo de parto, el período expulsivo del mismo, el alumbramiento de la placenta y la atención de la o el recién nacido y del puerperio en la mujer”, de acuerdo con información del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva.

La especialista en ginecología, Mariana Morales, coincide con la opción de consutlar mujeres ginecólgas, ya que las mujeres sienten mayor empatía con quienes son de su mismo sexo, ya que tienen experiencias biológicas similares, ya sea sobre su vida sexual, algún tipo de abuso u otras situaciones que necesitan de un acompañamiento médico seguro.

“Creo que no hay nada mejor que decirle a otra mujer sobre cierto acontecimiento importante en tu vida, que a lo mejor ni siquiera le puedes decir a tu mamá, mucho menos le vas a decir a un hombre porque no es la persona ideal para este primer encuentro”, señaló la doctora Morales.

Para Valeria “no sólo trata de la cuestión de sexos, sino de la ignorancia y la falta de educación en temas de género y feminismo”, para ella, todas y todos deberíamos educarnos sobre estos temas, aún más las personas que brindan servicios de salud en ámbitos tan importantes como el campo de lo sexual y reproductivo que está lleno de mitos.

“NI SIQUIERA ME PUDO REVISAR PORQUE ESTABA MUY NERVIOSA”

Patricia, una fotógrafa de 32 años, acudió a su primera cita ginecológica a los 20 con un amigo de su mamá. “No me sentía nada cómoda, me daba pena que conociera a mi mamá. No fue una cita tan tranquila o no sé cómo describirla, me sentía muy apenada. Ni siquiera me pudo revisar porque yo estaba súper nerviosa”, contó Patricia.

La fotógrafa también ha consultado a mujeres ginecólogas pero su experiencia no ha sido satisfactoria, ya que la han llegado a lastimar, compartió que han sido “bruscas” en la forma de colocar los instrumentos y no le explicaban lo que sucedía.

Sin embargo también se dan casos en que los médicos hombres han ofrecido una mejor atención, con otro de los médicos que visitó Patricia, logró sentirse cómoda, éste es médico de su familia, ya que él operó a su abuela de cáncer cervicouterino y a ella le detectó el virus del papiloma humano (VPH). El historial médico que tenía el doctor sobre su familia, le permitió conocer mejor a su paciente

“Siempre he sentido que me da mucha información, un trato muy respetuoso; con los equipos que tienen puedo ir viendo todo el procedimiento”, compartió Patricia.

“Una parte de mí opina que las mujeres somos quienes conocemos mejor nuestro cuerpo, quizás por lo mismo sería más adecuado que sólo las mujeres estudiaran el cuerpo de las mujeres. Aunque creo que se debería apostar por modelos educativos más feministas donde se involucre el conocimiento ancestral o tradicional”, compartió Patricia, quien ha acudido la mayoría de las veces con doctores varones.

Lo ideal para la especialista Mariana Morales sería un mundo donde las mujeres tengan una vida libre de violencias y pudiesen confiar plenamente en las habilidades, el conocimiento y el saber de las mujeres ginecólogas.