Cuando pensamos en la protesta feminista nos viene a la mente las consignas, el vibrar ensordecedor, las pintas, la iconoclasia, los pañuelos verdes. No sólo eso, pensamos en un espacio seguro para nosotras, pero también recordamos espacios de confrontación. También es posible pensar en la violencia, las agresiones, el acoso de servidores públicos.

Todas esas formas de lucha que conocemos hoy forman parte de cada uno de los componentes que hoy nos representan como parte del movimiento feminista: el ruido, la rabia y la responsabilidad; así lo expuso el panel de expertos del XXVIII Coloquio de Estudios de Género del Centro de Investigaciones y Estudios de Género.

¿Por qué nos movemos desde el enojo?

La rabia no sólo es el motor del movimiento feminista sino de espacios artísticos como el transformismo o drag, y la comunidad trans, “el transformismo es algo que choca y desorienta y lo hace pensarlo todo”, así lo presentó Lawrence La Fountain-Stokes.  El transformismo y el activismo trans tiene rabia en su protesta, usa el ruido como forma de activismo y tiene una responsabilidad por el cambio social, así lo señaló el autor. 

Mientras tanto la ira puesta en acción viene de colectividades que alzan la voz por el derecho a la vida digna, así lo habló Ileana Diéguez como parte de su exposición. La rabia no sólo funciona como una emoción sino que permite crear una fuerza transformadora en la vida de las personas que la viven, la fuerza del dolor puede convertirse en rabia digna y noble.

De ahí parte la ira como uno de los elementos más importantes del movimiento feminista, estamos enojadas por lo que perdimos, por lo que vivimos nosotras en carne propia y en la carne de nuestras hermanas, por la opresión y el acoso.

¿De dónde viene el ruido?

David Catañeda, explica que el ruido es una interrupción, el ruido es molesto porque es una alteración del silencio; pero el ruido no es posible si no hay cuerpos que choquen, si no hay lucha y resistencia. De la rabia viene el ruido y no sólo desde los gritos, las consignas, las canciones, etc; sino que también existe desde el ruido que se genera en el espacio público a través de la iconoclasia, es decir las pintas en los monumentos y las construcciones desde las que se construye nuestro entorno, incluso desde las intervenciones digitales que se generaron durante la pandemia; de esta forma lo expuso Riánsares Lozano, última ponente del espacio.

Foto @antimonumenta

¿Cuándo aparece la responsabilidad?

La acción feminista no debe quedarse sólo en la rabia y el ruido, parte importante de cuestionar y demandar las condiciones para una vida digna es accionar en comunidad para que sean posibles. Preguntarnos si aquello que hacemos como forma de protesta, como exigencias realmente nos está llevando a movilizarnos como un colectivo donde garanticemos espacios seguro, donde demos espacio a las experiencias de vida para actuar de acuerdo a las necesidades de cada una.

Ahí es donde aparece la responsabilidad como parte de la rabia y el ruido; “la rabia y la ira nos enseñan cómo reaccionar y luchar con palabras”, entonces también nos corresponde pensar de qué forma podemos utilizar la rabia y el ruido para cambiar.