¿Cuántas veces has escuchado la frase “calladita te ves más bonita”? ¿En cuántas ocasiones te dijeron que “estabas loca” o que eras una “exagerada” por no permitir que te violentaran? En muchas ocasiones a las mujeres se les ha acusado de ser problemáticas cuando se defienden en alguna situación de violencia. 

Sin embargo, también hay mujeres que no saben o no pueden defenderse, a esto se le conoce como indefensión aprendida. Principalmente, son mujeres que estuvieron expuestas a constantes situaciones de violencia sin que sus actos hayan sido suficientes para defenderse y salir de ahí, según psicólogas con perspectiva de género. 

La indefensión aprendida es la condición por la cual una persona se "cohíbe" ante situaciones adversas o dolorosas, debido a que anteriormente cuando se realizaron acciones para evitarlas éstas no fueron efectivas, terminando por desarrollar una pasividad ante situaciones violentas o dolorosas, de acuerdo con la psicoterapeuta Raquel Reynoso. 

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VIOLENCIA PATRIARCAL 

“El patriarcado nos ha colocado a las mujeres en una situación de desventaja”, afirma la psicóloga feminista Fabiola Anaya, quien explica en sus redes sociales que cuando una mujeres es víctima de violencia hay que tomar en cuenta que no es responsabilidad de la mujer hacer que “no nos lastimen”, más bien nadie tendría porqué hacerlo. 

“Hay todo un sistema que permite que se nos siga violentando: en casa, en el trabajo, en las calles, en las instituciones, en los hospitales…” continúa la psicoterapeuta respecto a las violencias ejercidas en contra de las mujeres, violencias que son replicadas y reforzadas con base en actitudes aprendidas que perpetúan los roles de poder entre hombres y mujeres.

Por ejemplo, los y las niñas en situación de violencia doméstica que intentaron defenderse de las agresiones sin lograrlo o mujeres que han vivido con agresores sin tener los recursos para irse, están expuestas a ambientes hostiles y de violencia de forma constante. 

Sumado a ello, la víctima suele estar aislada incluso de su círculo familiar, ya que quien está ejerciendo violencia, generalmente, toma el control de su vida. Es decir, mantiene aislada a la víctima para que crea que su única opción es seguir con su agresor. 

Las psicólogas explican que cuando las víctimas han intentado defenderse pero nada funciona porque las siguen violentando, su cerebro aprende a ya no hacerlo y a aceptar todo tipo de agresiones. Entonces no es que “les guste estar ahí” o que no quieran cambiar su situación, es que han aprendido que de nada sirve defenderse, por lo que no ven ninguna opción más que aceptar el maltrato. 

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Es importante destacar que salir de una relación donde la violencia muchas veces es normalizada o invisibilizada, es muy complicado; sobre todo si no se tiene información para poder identificar que la víctima está siendo violentada. Además, en algunos casos, la familia o el círculo social de quien sufre violencia suele ser indiferente y prefiere no meterse. 

La indefensión aprendida causa graves problemas en la autoestima, hay tendencia a evitar situaciones, la mente se bloquea y quienes se encuentran en estas situaciones “huyen” de los problemas, quedándose paralizadas.

Según las expertas en salud mental, esto ocurre porque el agresor se ha encargado de fomentar la idea de que la víctima está sola, que a la única persona que puede acudir es a su agresor. En casos más graves, los agresores no sólo aíslan a la persona si no que controlan sus recursos económicos, imposibilitando que la víctima pueda salir fácilmente del lugar o que pueda tener la seguridad económica durante el tiempo que no esté cerca de su agresor. 

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NO SEAS INDIFERENTE 

“Como todo comportamiento adquirido se puede modificar y corregir. En terapia se buscan alternativas que te llevan a otras soluciones” comenta la psicóloga Raquel. 

Es muy probable que esa mujer que es víctima de violencia haya aprendido a no defenderse y que se sienta atrapada. Como se mencionó anteriormente, la probabilidad de que no tenga recursos de ningún tipo (financieros, emocionales, no tiene redes de apoyo) es muy alta.

Por ello es importante considerar que si quieres ayudar a alguien que se encuentre en una situación similar, lo primero es no señalar ni juzgar a la persona víctima, ya que esto no aportará nada bueno. Al contrario, puede generar sentimiento de culpa, miedo o desconfianza. La indefensión aprendida es gradual y podría sucederle a cualquier persona. 

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Si una persona permanece en una situación o relación de violencia, no "sabe" cómo defenderse en estas situaciones o le es sumamente difícil colocar límites, no es porque "le guste sufrir", "le guste el maltrato", "se haya buscado o merezca la violencia", "está ahí porque quiere", "sea débil o tonta(o)", probablemente haya una serie de experiencias de aprendizaje en su pasado que han generado ahora una pasividad en la persona ante esas circunstancias violentas.

Asegúrate de tener información sobre a dónde o con quién puedes acudir para orientarte sobre la situación y pedir ayuda. Es importante también que se intente crear o fortalecer las redes de apoyo de la persona, pueden ser amistades o familiares que puedan comprender la situación de violencia.