Hojas de todos los colores, foami brillante y más de una opción de plumas es solo una pequeña parte de lo que se puede encontrar en la papelería de Maxi. Detrás de las manos que acomodan los productos en los anaqueles y engargolan los cuadernillos de trabajo de niños de primaria, existe una historia de fortaleza y emancipación. 

La papelería de Maxi se encuentra situada en una calle concurrida de Tonalá, Jalisco, donde el paso de los autos y los camiones levantan el fino polvo que entra como visitante incómodo al local donde Maximina González trabaja diariamente. 

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Maximina, mejor conocida como “Maxi”, adquirió su papelería gracias a un traspaso. Hace cuatro años ella inició su negocio con apenas unos cuantos tipos de cuadernos, material de papelería básico, un mueble y una fotocopiadora. 

“Me traspasaron una papelería totalmente muerta, muerta en el sentido de que nada más había en existencia: tres cuadernos de raya, tres cuadernos de cuadrícula y así. Era una papelería con lo más básico”, dijo Maxi en entrevista para La Cadera de Eva.

“La persona que me la traspasó me dio la oportunidad de pagar a plazos. Yo con un guardadito que tenía, aunque no era mucho, empecé a arriesgarme y a surtir más la papelería”, cuenta la dueña del negocio. “Empecé con un mueblecito pequeño, con una vitrina que me pasaron y una copiadora muy viejita que sacaba las copias borrosas”, agregó. 

Maxi confiesa que uno de los primeros días notó que los niños de la colonia le pedían mercancía que todavía no tenía en su papelería, situación que le causó miedo y ganas de cerrar su negocio. No obstante, eso también la motivó a continuar surtiendo lo necesario para su papelería y así poder brindar el servicio a sus clientes. 

“Ahora los niños entran y me piden muchas cosas, veo sus caritas de sorpresa y dicen ‘wow aquí hay de todo y de muchas marcas’, eso me emociona, me hace sentir feliz”, afirma Maxi.

Escapar de la violencia siendo su propia jefa 

Para Maxi, la papelería es un primer paso para lograr uno de sus sueños en la vida: comprar una casa propia. Ella forma parte del 59% de mujeres que se encuentran empleadas en el sector informal en América Latina y el Caribe, pero está fuera del 35.3% de mujeres que tienen una casa propia en México. 

Detrás del deseo de una casa también está la voluntad y el orgullo de ser una mujer independiente que escapó de un entorno de violencia. Para Maxi, ser su propia jefa y emprender un negocio le permitió conocer su poder, su fortaleza y salir de la violencia. 

“Me di cuenta que yo puedo hacer mis cosas sola, sin estar como con una persona que me esté guiando y me di cuenta la capacidad que puedo tener para salir adelante”, cuenta Maxi sobre su experiencia como mujer emprendedora. 

A lo largo de su vida, Maximina tuvo muchos empleos y ocupaciones, trabajó en empresas, en tianguis y hasta puso una cerealera. Más tarde se convirtió en homeópata, labor que realiza a la par de la administración de su papelería. Todo lo hizo para solventar los gastos de estudios y manutención de sus tres hijos, quienes ahora son adultos. 

Ninguno de los trabajos ha sido sencillo, porque tuvo que romper con patrones de violencia emocional que cargó desde la infancia.

“Yo atravesé la violencia emocional, física y económica. Especialmente la económica porque de acuerdo a lo que se me ordenaba era el precio que yo tenía”, cuenta Maxi. “A una edad como de entre 15 y 17 años mi autoestima estaba de lo peor, yo sentía que no valía nada, yo sentía que no era capaz de hacer nada. Vivía una depresión que no nos permite darnos cuenta que vivimos sometidas a ese tipo de violencia", agregó.

Maxi en su papelería. 

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La violencia perpetrada principalmente por familiares, como sus padres y hermanos, marcó la vida de Maxi desde muy joven. Para ella, la violencia física es la que más ha marcado su historia de vida. Recuerda con tristeza cómo los cables de las grabadoras con los que la golpearon, mismos que le provocaron daños en la piel, una piel donde ahora hay cicatrices. 

“Dejé a mis familiares, mis padres y mis hermanos por buscar mis sueños, porque para mí era más fácil ser una mujer independiente y poder lograr cosas con el dolor de haberlos dejado”, cuenta Maxi. “Yo sabía que si yo continuaba en esa situación de violencia no iba a poder conseguir lo que estoy consiguiendo ahora. Actualmente me doy cuenta de la libertad que tengo como mujer, como emprendedora, como homeópata, como madre y como compañera. Esa es mi gran satisfacción, todo gracias al primer paso de iniciar una papelería”, enfatizó.

Como Maxi, en el mundo 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual a lo largo de su vida y al menos 6 de cada 10 mujeres mexicanas ha enfrentado un incidente de violencia alguna vez en su vida, según datos de ONU Mujeres. 

“Si yo no hubiera hecho un negocio yo seguiría dependiendo de muchas personas, y cuando nosotras dependemos de otras personas les damos autoridad y les damos ese poder sobre nuestras libertades de pensamiento y nos hacemos sujetas a las violencias”, señaló Maxi.

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La lucha contra la palabra “fracaso”

“Fracaso, fracaso, fracaso”, es la palabra con la que Maxi todavía lucha actualmente. Asegura que su visión de una casa propia, que sirva como punto de encuentro para sus hijos, es más fuerte que el miedo al fracaso. 

“Siempre escuchaba la palabra ‘fracaso’ y llega un momento en que la palabra se apodera de ti. Siempre que yo ponía un negocio, efectivamente, no iba más allá, siempre era un fracaso”, cuenta Maxi sobre sus negocios anteriores.

A sus 51 años, Maxi asegura que su papelería le permitió enfrentar la violencia y sentirse exitosa desde su independencia como mujer, pero es consciente de que muchas mujeres atraviesan por los mismos problemas de violencia que ella enfrentó. Maxi recomienda a las mujeres darse cuenta de las situaciones de violencia que viven para romper con el miedo a no poder salir adelante. “El peor enemigo de nosotras mismas es el miedo, cuando nosotras empezamos a dar los pequeños pasos sin miedo, se logran grandes cosas”, afirma Maxi. 

“Tengo 4 años estable, 4 años donde me di cuenta que que hay muchas cosas que se pueden hacer. A veces me hubiera gustado tener antes esta mentalidad que tengo ahorita, pero cuando volteo me doy cuenta todo lo que he vivido y me doy cuenta todo lo que he aprendido y que fue necesario para yo poder tener la fuerza que tengo ahorita, el empuje que tengo ahorita, el compromiso y el empeño que tengo”, dice Maxi sobre su experiencia.

Hoy en día, Maxi se levanta diariamente de 8 a 9 de la mañana para hacer ejercicio y a comenzar su jornada laboral en la papelería, apoyada por su pareja y por sus empleadas. Afirma que el compromiso y la disciplina la han llevado a hacer de su negocio lo que es hoy en día. 

“Hay otras cosas y otras oportunidades para salir adelante, me dí cuenta que nosotras como mujeres podemos tener la libertad de decidir y escoger lo que sea más conveniente para nosotras”, dijo Maxi. “Esto que vivo ahora borra muchas cosas de mi pasado. Me llena de muchísima felicidad el ver a mi familia tranquila con los cambios que yo he hecho”, agregó.

“Porque cuando nuestra cabeza y nuestro corazón no tienen una conexión, quiere decir que algo no está funcionando”, concluyó.