Las mujeres han sido más afectadas por el desempleo, 43.1% han perdido sus empleos contra 23.5% de los hombres. De acuerdo con la encuesta “Impacto del covid-19 en el Mercado Laboral”, elaborada por el Inegi, durante abril, 15 millones 674 mil 196 personas de 18 años y más no tenían empleo, esto es 32.3% de la fuerza laboral potencial adulta del país.

Del total de desempleados, nueve millones 392 mil 877 fueron mujeres, 43.1% de la fuerza laboral femenina adulta, mientras que seis millones 281 mil 319 fueron hombres, 23.5% de la población masculina económicamente activa.

La encuesta reportó que la cifra de los “desesperados laborales”, haciendo referencia a la población no económicamente activa que dejado de buscar empleo, ascendió a 13 millones 614 mil 258 personas, del cual el 60.7% son mujeres.

La encuesta del Inegi reveló que 32 millones 849 mil 366 personas tuvieron la oportunidad de laborar en el primer mes de la contingencia, de los cuales 15 millones 147 mil 256 personas (46.1% del total) se vieron afectadas por la disminución de sus ingreso, esta situación fue similar tanto para hombres como para mujeres.

Las mujeres, víctimas de la crisis laboral en pandemia

“La crisis económica que se viene es sin precedentes y vamos a tener bastantes víctimas, porque históricamente en el mercado de trabajo las mujeres entran y salen por tener este papel de cuidadoras. Por eso su papel en el mercado de trabajo es intermitente”. Esta conclusión de Ana Escoto, académica de la UNAM, es demoledora. Y Landy Sánchez Peña, del Centro de Estudios Demográficos y Urbanos del Colegio de México (Colmex), aporta un contexto que deja mudo a cualquiera. “Antes de la pandemia la participación femenina en el trabajo ya era baja comparada con otros países de igual nivel de desarrollo; tan solo en la última década se había venido estancando, estaba en una tasa de participación del 45 por ciento”.

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Sí, la emergencia sanitaria llegó y queriendo o no, pateó a todos. Pero las mujeres somos y seremos las más dañadas.

-¿Cuánto tardaremos en recuperar lo perdido en cuanto a trabajo femenino?, se le pregunta a Sánchez Peña.

-Es difícil decirlo, pero sí creo que esta crisis global es sin precedentes en tiempos modernos. La crisis de 2008 fue dura en México, pero había demanda en el mercado de otros países. Pero ahora es en todo el mundo; eso va a llevar mucho tiempo.

La académica de la UNAM dibuja así nuestra situación. “Los empleos que primero se han perdido no tienen condicionales formales, son más informales que formales; y las mujeres están en su mayoría en este sector por la flexibilidad que da a su vida en cuanto a horarios y trabajo de los cuidados de familia”. Por otro lado, refiere, en cuanto a empleos formales los más golpeados por esta pandemia son los “feminizados” como ella les clasifica, refiriéndose a servicios, restaurantes y hotelería.

“Estos sectores son los más golpeados por la pandemia y esto ha evidenciado esta desigualdad de género desde siempre. Según la encuesta telefónica del Inegi ya vimos un descenso en la cantidad del empleo femenino; y se prevé que a las mujeres todavía se nos va a constreñir más el mercado de trabajo”, prevé.

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Por su parte la académica del Colmex señala en el caso de la mujer, desde marzo bajó el empleo remunerado y aumentó el no remunerado. “Tenemos empleos que se encuentran en standby, no sabemos cuánto de ese trabajo va a volver, ni cuándo. En otros casos se está transitando a modelos no presenciales como el trabajo en línea desde casa. Y este último caso ha sido un dilema para ellas trabajar en casa, más realizar el trabajo doméstico y además trabajo de cuidados familiares sin tener escuelas ni guarderías. Estadísticamente, el 60 por ciento de los hogares tiene al menos un menor en casa”.

Ana Escoto agrega “no es tan fácil decir le dejo al niño a mi mamá. Y todo esto está en medio de un mercado de trabajo bastante segregado donde hay actividades para hombres y otras para mujeres”.

“Por eso el regreso a clases será un dilema”, adelanta Sánchez Peña, “porque hay que pensar que la reactivación económica debe ir articulada a acciones de la escuela y provisión de cuidados. Y en México no ha habido esa discusión porque una gran parte de los cuidados se ha resuelto en la escuela y dentro de la familia”.

No obstante, ambas académicas coinciden en algo: la “nueva normalidad” debe incluir políticas públicas a esta problemática nacional. “Necesitamos que traten de resolver esto, así como se planea la respuesta ante el virus y el transporte, esto también debe ser importante porque no es un asunto privado de las familias; sino un tema político, de política pública”, afirma Escoto.

Landy Sánchez Peña agrega, “hoy se necesitan políticas que entiendan que en caso de las mujeres no se puede pensar en su participación laboral si no se entiende la carga del trabajo de cuidados y trabajo doméstico. Me parece que las medidas que se están tomando en general no están a la altura de la magnitud de lo que estamos viendo venir. En nuestro caso algo que no se observa es entender la especificidad de sus condiciones, las de vulnerabilidad laboral previo a la pandemia”.