Después de un proceso electoral por demás violento contra las mujeres, donde se ha registrado que 21 de los 34 asesinatos cometidos fueron contra mujeres, según la Observatoria Ciudadana, estamos a unos días de ejercer nuestro derecho al voto, ese derecho que a las mujeres nos costó tanto conseguir, curiosamente hoy somos las mujeres quienes podemos cambiar el rumbo de la historia, pues representamos el 51.2 por ciento de la población mexicana, de acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE).

Este proceso ha sido histórico por ser aquel que cuenta con mayor participación de mujeres desde que podemos votar y ser votadas, como sabemos nada nos ha sido regalado, si bien la paridad de género ha establecido legalmente un parteaguas para la participación de las mujeres en la vida política de nuestro país no ha sido suficiente para garantizar el pleno ejercicio de nuestros derechos político electorales.

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Las acciones afirmativas de acuerdo con el glosario para la igualdad de Inmujeres son: “políticas públicas cuyo objetivo es compensar las condiciones que discriminan a ciertos grupos sociales del ejercicio de sus derechos. Se les conoce también como “acciones positivas”, “medidas positivas”, “discriminación en sentido inverso” y “discriminación positiva”.  

PARIDAD EN TODO

Una de estas acciones ha sido la paridad de género que ha sido considerada en nuestro sistema jurídico como un principio y una regla constitucional, que exige asegurar la paridad en el registro de las candidaturas, impulsando además la postulación de candidaturas de los órganos de elección popular. La primera vez que fue implementada esta reglamentación fue en el Proceso Electoral de 2014-2015.

Pero en palabras simples: ¿Qué es la paridad? Es la igualdad sustantiva entre sexos; es una medida permanente que logra la inclusión de mujeres en los espacios de decisión pública.

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La paridad ha resultado ser ineficiente y un disfraz para ejercicio de nuestros derechos político electorales pues, los partidos postulan a mujeres para puestos de elección popular a entidades con menor probabilidad de ganar, además con menos peso político, población y presupuesto.

Es un hecho que no solo deben cumplirse cuotas para hacer de la paridad de género un principio constitucional, sino restructurar un sistema jurídico, institucional y social históricamente patriarcal, en el que como ha mencionado Yndira Sandoval, activista e integrante de Las Constituyentes Mx,  se cree que los puestos de elección popular vienen acompañados con un letrero de “reservado para hombres” y en el cual las mujeres debemos pagar un costo muy alto e incluso la vida por estar en esos espacios.

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Las mujeres como sujetas políticas y de derechos debemos llegar a esos espacios y exigir condiciones paritarias, democráticas, sin discriminación ni violencia por el simple hecho de garantizar nuestros derechos, hoy más que nunca debemos dejar en claro que los derechos de las mujeres también son derechos humanos.

Hagamos efectivos estos derechos, se los debemos a todas aquellas que lucharon y siguen luchando por abrirnos paso en los espacios de la vida pública y privada, por todas aquellas que la violencia política en razón de género les quitó la vida, les arrebato sus sueños.


Flor Aydeé Rodríguez Campos es Licenciada en Derecho por la Universidad Anáhuac México y Maestra en Derecho Constitucional y Derechos Humanos por la Universidad Panamericana, forma parte del grupo que atiende la AVGM por Agravio Comparado para el Estado de Guerrero. Fue integrante del Parlamento de Mujeres del Congreso de la Ciudad de México en 2020 y es la Directora Ejecutiva de "Repara Lumea" contra la violencia de género A.C..