"Los hombres que quieren ser feministas no necesitan que se les dé un espacio en el feminismo. Necesitan coger el espacio que tienen en la sociedad y hacerlo feminista”.- Kelly Temple

A lo largo de los siglos, los hombres hemos sido los principales beneficiarios del sistema patriarcal en el que vivimos. Por el solo hecho de haber nacido varones, tenemos ciertos privilegios que, sistemática y estructuralmente, nos colocan en clara ventaja sobre las mujeres. Desde los atributos y valores que culturalmente son asociados a nuestro género, pasando por el entramado social que nos permite tener más injerencia en lo público y mucho menos en lo doméstico. 

Nuestro país cuenta con un sólido marco jurídico que busca garantizar el respeto y la igualdad entre mujeres y hombres que se ha fortalecido en los últimos años. Tenemos la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, publicada en 2006; la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que fue publicada en 2007, y recientemente la Reforma Constitucional de Paridad de Género en todos los órganos del Estado, aprobado el 23 de mayo de 2019.

Si bien es cierto que el entramado jurídico ha dado pasos importantes en la consolidación de leyes que buscan la igualdad y protejan a las mujeres con acciones afirmativas, también es cierto que hay pendientes importantes en materia de la tenencia de la tierra donde las mujeres siguen siendo económicamente dependientes de los hombres, así como la brecha salarial que persiste y privilegia a los hombres por encima de las mujeres, según el Índice de Instituciones Sociales y Género (SIGI) de 2019, del Centro de Desarrollo de la OCDE. 

El reconocimiento y los avances jurídicos y legales para alcanzar la igualdad sigue lejos de convertirse en la práctica de valores culturales socialmente compartidos, por el contrario, se encuentra una resistencia importante en el cumplimiento de las normas. Por eso es indispensable que, como hombres, participemos de manera activa en esta lucha por una nueva cultura de igualdad, y reconozcamos que es prácticamente imposible lograr una sociedad más justa donde las únicas que luchen sean las mujeres. 

Como hombres, además de cumplir y hacer cumplir las leyes vigentes, nos toca entender que las mujeres no nos necesitan para marchar con ellas, sino más bien, nos necesitan para compartir cuidados y responsabilidades en el hogar, nos necesitan con plena conciencia de nuestros privilegios y con la voluntad de combatir las actitudes machistas en nuestros entornos más próximos. Hoy debemos deconstruir y re significar los roles de género construidos por el sistema patriarcal, y dejar de pensar, por ejemplo, que al realizar tareas del hogar estamos “ayudando” en la casa, como si fuese una responsabilidad que no nos corresponde. Lo mismo cuando los padres cuidan de sus hijos, y piensan que ayudan a su esposa. No, el padre cuando cuida a su hijo ejerce su paternidad, no ayuda a la madre. 

Es cierto, los hombres nos sentimos mucho más cómodos disfrutando y reproduciendo los roles de género que se han estandarizado porque nos hacen la vida más fácil. Sin embargo, pocas veces nos cuestionamos si nuestras acciones son nocivas para el desarrollo integral de las mujeres. Difícilmente como hombres nos cuestionamos la forma en que podríamos, desde nuestra posición como varones, combatir la violencia machista. ¿No sería más fácil que los hombres aprendiéramos a respetar a las mujeres, en vez de enseñarles a ellas a defenderse? 

Qué bueno que hay leyes que castigan a los agresores, pero si queremos romper con esta espiral de machismo y violencia que se reproduce de generación en generación, la cuestión no debería ser únicamente el castigo, sino la prevención. Y ahí, ahí sí los hombres tenemos mucho que aportar con nuestras acciones.

José Manuel Urquijo

Twitter: @JoseUrquijoR

Consultor y estratega en comunicación política e imagen pública. Es miembro de la Red de Jóvenes Políticos de las Américas y en 2017 recibió el Napolitan Victory Award por The Washington Academy of Political Arts & Sciences en la categoría Youth Leadership Award. Cuenta con estudios en marketing gubernamental, análisis político y comunicación política con perspectiva de género.