El machismo construye un sistema de desigualdades desde la estructura, por ello, parece que vivimos una realidad difícil de cambiar. Sin embargo, Claudia de la Garza y Eréndira Derbez creadoras del libro No Son Micro. Machismos Cotidianos dejan ver que sí es posible deconstruir este tipo de violencias, al escribirlas e ilustrarlas.

El libro está basado en el conocimiento académico y experiencias personales de las autoras. En entrevista para La Cadera de Eva, Eréndira Derbez comparte una evento que la marcó; cuando ingresó a la preparatoria, sus compañeros la molestaban y le tomaban fotografías –tenía que usar falda, como parte del uniforme-, cansada de eso, decidió ir con la autoridad correspondiente a quejarse, en este caso era la psicóloga. La respuesta que obtuvo fue la menos esperada, la señaló por no "saberse sentar".

Desde entonces, Erendira Derbez se dio cuenta de las injusticias que se viven desde pequeña y "como mujer te das cuenta de que tu cuerpo está cambiando cuando te acosan", confiesa.

Pero qué son los “micromachismos”, el término lo acuñó Luis Bonino, para hablar de los comportamientos masculinos que fuerzan, coartan o minan la autonomía de las mujeres de forma sutil. Claudia de la Garza y Eréndira Derbez parten de este concepto para hablar sobre lo peligroso que pueden ser, debido a la dificultad para identificarlos- pues los hemos entendido como hábitos, costumbres o una falta de educación- y a los efectos que tienen en nuestra vida.

Para ahondar en estos micromachismos, La Cadera de Eva entrevistó a Eréndira Derbez coautora e ilustradora de este libro.

“Un micromachismo no es un ojo morado, no viola, no mata, pero sí forma parte de un sistema que permite la existencia de violencias mayores”

Derbez, la ilustradora de No Son Micro. Machismos Cotidianos, señala que fue un gran avance cuñar el concepto. Ahora se pueden nombrar ciertos comportamientos que antes eran difíciles de conceptualizar y por lo tanto de describir.

Que los micromachismos se hayan traducido en violencias cotidianas no eliminan su peso y gravedad. Por esta razón, las autoras decidieron titular el libro como “machismos cotidianos”, donde muestran que no son “micro” pues sostienen violencias enormes.

"Al llamarlos micro se perpetúa el problema epistemológico de que no importan porque son “chiquitos”

En un principio, el libro fue pensado para las jóvenes, después notaron que también podía interesarle a las mujeres adultas, madres y abuelas que no pudieron tener acceso a este tipo información ya sea porque no todas pudieron estudiar a niveles altos o porque en el momento que cursaron sus estudios, no se hablaba de estos temas. Incluso, los hombres pueden, a partir de esta lectura, replantearse sus violencias y cuestionar su actuar diario, para reformarlo.

 

"La divulgación también es para ellas, y como agradecimiento por todo lo que he aprendido de ellas"

La ilustradora hace un llamado a reflexionar sobre la revictimización, ya que se sigue repitiendo, como lo fue con el caso de Ingrid Escamilla y el crimen de la menor de edad Fátima (donde destacó el comunicado del DIF criminalizando y revictimizando a la familia).

En su libro, las autoras hacen mención de que a pesar de que son dos mujeres distintas, que crecieron en diferentes contextos y generaciones, sus vivencias pueden tocar a otras mujeres.

Derbez señala que su condición socioeconómica le abrió muchas oportunidades, aunque no la excluyó de la violencia de género. También reconoce que dado a que vivimos en un país con contrastes y desigualdades "todas las mujeres sufrimos violencia machista de diferente manera", dice.

"Soy privilegiada a comparación de otras mujeres, pero eso no niega que por mi cuerpo han cruzado y siguen cruzando muchas violencias perpetuadas sobre todo por hombres, a veces con más privilegios que los míos"

Las autoras conectan historias personales y la curiosidad intelectual, lo cual les ha acercado al feminismo. Por otro lado, resalta la importancia de amigas y amigos, algunos de los cuales vienen de contextos socioeconómicos menos privilegiados, y los cuales le permitieron ampliar su mirada respecto a la violencia.

"A esa edad no sabía de mis derechos y me sentía culpable por no saberme sentar en sus términos"

Las situaciones de acoso que ha vivido, por miedo, le han hecho caer en la autocensura, pero a la vez en una lucha de expresar su voz respecto a lo que es vivir violencia como mujer, pues sabe que sus miedos son reales. A la vez, es consciente de que otras mujeres pasan por situaciones más complicadas, donde el miedo habita en las calles que recorren de noche, en el transporte público, en las distancias largas que las mujeres deben atravesar en la ciudad. Las palabras de Eréndira expresan lo que muchas mujeres sentimos, "todas deberíamos de vivir en condiciones dignas y sentirnos seguras de que nuestra vida o integridad no están comprometidas", señala.

Ante la creciente indignación de la sociedad mexicana frente a los feminicidios y todo tipo de violencia de género, Derbez expresa que la desmemoria es tremenda cuando se cree que las marchas feministas son algo nuevo. Mujeres con tonos rabiosos en las calles siempre ha habido. Por otro lado, afirma que ahora hay más voces de mujeres que se suman para esclarecer los hechos.

“La desmemoria es tremenda. Las marchas feministas no son algo nuevo, mujeres en las calles con tono rabioso siempre ha habido (…) Si bien ya estábamos en un contexto de mucha violencia, ahora las mujeres están más hartas”

Una de las falsas creencias sobre la lucha feminista es que es algo de “mujeres contra hombres”, y la cual muchos defiende a través de la frase “no todos los hombres, también hay hombres buenos”. Relacionando estas ideas con los machismos cotidianos, la autora comenta que efectivamente no son “todos los hombres”, sin embargo, todos los hombres se han visto beneficiados por este sistema desigual y todas las mujeres hemos sido vulneradas por un hombre “bueno”. Para ejemplificar lo anterior, nos dice que cuando La Tesis grita “El violador eres tú” expresan que probablemente no es uno de los hombres que está escuchando, pero sí es el pacto, la complicidad que permite que otros hombres que violan y violentan existan.

“No eres quien perpetúa la violación, pero sí eres el machismo cotidiano”

Al preguntarle sobre la frase que expresa que no debe exigirse “ni una más” sino “nadie más”, menciona que no se deben despolitizar ni homogeneizar las luchas, hay que hablar de violencias específicas. Si las violencias no se nombran, entonces no se pueden combatir ni crear políticas públicas, o empatizar con ellas.

"Si una mujer me platica de las violencias que ha vivido por pertenecer a cierto grupo etnolingüistico, ni modo que yo le diga que también he sufrido violencia, aún hablando español y viviendo en la Ciudad de México. Son las violencias específicas las que necesito entender"

La lucha contra la violencia de género, le llamemos o no feminismo, no es una guerra. Derbez, de la mejor manera, explica porqué: "es justo lo contrario, estamos hartas de la guerra; es un sistema que está en guerra contra las mujeres, sobre todo contra las mujeres que quieren ser libres".

“Si consideran que es guerra, tienen que replantearse muchas cosas. Al final, nuestro tono rabioso es una reacción ante una guerra real contra las mujeres. Es una cultura de violencia hacia nosotras todo el tiempo y que cuando la denunciamos, a nosotras nos llaman violentas”

El tema de género, al igual que otros, le toca profundamente, pero eso no significa que vaya a dejar de ver el mundo o que vaya a dejar de hablar de lo que debe ser discutido. Ante esto, considera importante encontrar aliadas en varias partes del país que combaten desde su trinchera, lo cual la hace sentirse feliz por la complicidad, sensación de cobijo y protección por otras mujeres.