Nuestra vida está llena de estereotipos de género desde el momento en que nacemos. Desde decidir si la ropa de un recién nacido es de color rosa o azul, hasta decidir si ponerle aretes a las niñas para distinguirlas de los bebés varones.

Los estereotipos de género están por todas partes, incluso en la ciencia, que durante décadas ha discutido la posibilidad de que el cerebro masculino sea diferente al cerebro femenino. 

Los cerebros de hombres y mujeres son esencialmente diferentes

La neurocientífica cognitiva Gina Rippon afirma en su libro “The Gender Brain”, que los cerebros de los hombres y de las mujeres son esencialmente diferentes, pero asegura que no es el cerebro humano lo que está estrechamente unido al género, sino el entorno en que crecemos.

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Uno de los principales retos en las investigaciones ha sido incluir el papel de la cultura y la sociedad, que determinan las diferencias cognitivas dependiendo el sexo de las personas. Aunque se puedan estudiar las diferencias estructurales de los cerebros, persiste la posibilidad de que las diferencias surjan debido a la forma en la que se educa a las personas.

El cerebro es maleable, se modela a partir de la experiencia y el entrenamiento. Las experiencias a las que hombres y mujeres están expuestos desde su nacimiento son sustancialmente diferentes. 

La neurocientífica señala que las niñas y niños son “pequeñas esponjas sociales que absorben información social”, por lo que la adopción desde temprana edad de comportamientos asignados por género rediseña sus circuitos neuronales. 

En otras palabras, la exposición de los niños a estereotipos de género y la adopción de comportamientos a partir de estos estereotipos, van rediseñando los circuitos neuronales de niños y niñas. 

La importancia de los juguetes

“Un mundo de género produce un cerebro de género”, señaló Gina Rippon en una entrevista para la BBC. 

La científica afirma que, debido a la exposición de los niños a los estereotipos de género, los juguetes se convierten en un tema relevante:

“Si adoptamos un enfoque neurocientífico para esto, podemos ver que hay implicaciones bastante profundas acerca de los juguetes que tenemos cuando somos muy jóvenes”

Rippon explica que los momentos de juego pueden significar “oportunidades de entrenamiento” con la que los niños modelan su cerebro a partir de los estereotipos de género. 

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¿Esto significa que los cerebros de hombres y mujeres sí son diferentes?

“Si creemos que existen diferencias profundas y fundamentales entre los cerebros de hombres y mujeres, y más que precisamente por eso, que los propietarios de esos cerebros tienen acceso a diferentes habilidades, diferentes temperamentos o diferentes personalidades, eso afectará nuestra forma de pensar”, afirmó Rippon.

La neurocientífica asegura que la ciencia debe tener cuidado de no hablar de diferencias fundamentales o profundas entre los cerebros de hombres y los de mujeres, porque podría darse la impresión equivocada y neurosexista.

Por el contrario, debe aceptarse que cada persona tiene un cerebro único, y que las habilidades no deben definirse a través de una sola etiqueta como es el género. 

"La comprensión de que cada cerebro es diferente de cualquier otro y no necesariamente en función del sexo del dueño del cerebro es un paso realmente importante en el siglo XXI", afirmó la científica

 

 

Con información de:

BBC