Al hablar de hostigamiento y acoso laboral no podemos dejar de lado las relaciones de poder en un contexto sociocultural, sustentado en roles y estereotipos naturalizados, que asignan ciertos espacios y comportamientos a mujeres y hombres en el ámbito laboral, por ejemplo “la asignación” de puestos de mayor subordinación, menor paga y condiciones más vulnerables son asignados en mayor medida a las mujeres.

Una forma de violencia laboral histórica que se ejerce en mayor medida contra las mujeres es el hostigamiento y acoso laboral, el cual visibiliza la discriminación y vulneración de sus derechos humanos. La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2016) registró que un 10% de mujeres fueron víctimas de hostigamiento sexual y acoso sexual en el ámbito laboral. Algunos de los actos que se registran son: piropos ofensivos de carácter sexual o sobre su cuerpo, tocamientos, manoseos sin consentimiento, insinuaciones o propuestas para tener relaciones sexuales a cambio de algo, agresiones físicas, ser humillada y denigrada. Además del registro de cuatro de cada mil mujeres padecieron un intento de violación con quien tenían una relación laboral.

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En 1996 se elaboró el protocolo para la prevención, atención y sanción del hostigamiento sexual y acoso sexual, publicado en el Diario Oficial de la Federación, el cual determina la implementación de acciones en las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal para atender dicha problemática. De igual manera aparece en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en el artículo 13 referente al hostigamiento sexual y acoso sexual, el Código Penal Federal sólo se refiere al hostigamiento sexual en el artículo 259 bis.

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Existe un vacío y falta de sensibilización en las instituciones sobre acoso laboral

Haciendo un balance, no todas las dependencias y entidades cuentan con su protocolo, así como tampoco han implementado su mecanismo institucional de prevención y atención para los casos existentes. Existe un gran vacío en la difusión y sensibilización del instrumento, en la implementación de una estructura de atención y por tanto del registro de denuncias y acompañamiento en sus procesos.

El hostigamiento sexual y acoso sexual está determinada por la posición laboral, en ambas el ejercicio de poder y la lascividad están presentes. En el primer caso hay un ejercicio de poder con referencia a una relación de subordinación estructural con la víctima y se da en el ámbito laboral y fuera del mismo cuando se coerciona a realizar “comidas o cenas de trabajo” en las cuales seduce a su víctima, la presiona a beber, entabla una “relación amorosa” para poder controlarla y obtener información del resto del personal, la condiciona para una promoción o un mejor salario, o bien, para no despedirla, entre otros ejemplos.

En el acoso sexual opera de manera horizontal entre pares de jerarquías homólogas o de menor posición a la persona acosada, y puede ser uno o varios eventos. Se suscita en diferentes espacios como escuelas, familia, transporte público o en el trabajo.

Quienes han transitado por un proceso de hostigamiento y acoso laboral, saben que no es fácil lidiar con las circunstancias, ya que de entrada queda vulnerable su permanencia en el puesto en el caso de hacer una denuncia. Regularmente pasa que ante la ausencia del protocolo de atención, la empresa y/o institución “negocia” con la victima removerla de área laboral para “protegerla” y no entablar un proceso jurídico “tedioso”, lo cual en realidad vulnera sus derechos humanos y laborales. En otros casos las victimas terminan renunciando ante los agravios y el hostigamiento constante tanto del victimario como de la misma institución.

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El impacto emocional del acoso laboral

El impacto emocional de la víctima es desgastante al grado de dudar si es real o no lo que está sucediendo, se siente culpable a partir del manejo y coerción con que actúa el hostigador y/o acosador, siente vergüenza, cree que nadie le va a creer. Puede presentar el síndrome de Estocolmo pensando “seguro yo lo provoque”, “es que yo acepte salir a comer con él” “es que talvez yo le di entrada” “igual y yo entendí mal y solo era amable conmigo” entre otras. Los síntomas generales que presenta son: estrés postraumático, ansiedad, miedo, depresión, baja autoestima, irritabilidad, trastornos del sueño, dolores de cabeza, problemas gastrointestinales e hipertensión.

Algunas características generales emocionales de un hostigador y/o acosador es principalmente crear confusión en su víctima, lo cual provoca un enganche intenso y puede confundirse con atracción física, pero en realidad tienen que ver con una invasión transferencial a su víctima. De ahí que el contacto zero plantea evitar el contacto visual con el victimario, ya que le produce una atracción hipnótica, el cual conocemos como enganche. El victimario demuestra todo el tiempo su poder sobre ella, la manipula, la incapacita y degrada constantemente, la intimida y la sobreexpone a fin de que se equivoque, le pide trabajos imposibles de concluir a fin de demostrarle “su incapacidad” y tener mayor control sobre ella. Desde la psicopatía son encantadores y seductores con lo cual anulan la voluntad de su víctima, se victimiza ante su víctima, y la desestabiliza todo el tiempo.

Finalmente, es muy importante denunciar estos casos y saber que legalmente exista o no un protocolo de atención en el ámbito laboral se puede recurrir a poner una denuncia vía administrativa, penal y/o laboral, en la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA), o bien, ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos. ¿Y tú has vivido algún evento de hostigamiento y acoso s

Norma G. Escamilla Barrientos es licenciada enpedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y tiene maestría en psicoterapia psicoanalítica por el Centro Eleia, A.C.

@EscamillaBarr