Hace varios varios años dijo Kate Millet “mientras nosotras amamos, ellos gobiernan”, ella sostenía que, así como en su momento lo sostuvo Marx en cuanto a la religión, el amor era el opio de las mujeres. Me atrevería a decir que aún lo sigue siendo. Es necesario hablar de los amores, de amor romántico como origen de opresión, del amor sano, del amor entre mujeres, de un amor libre que no nos ate…

Me refiero al amor romántico, ese que nunca nos hemos cuestionado, por ser algo que desde pequeñas nos enseñan como la regla general y lo preestablecido para nosotras. Algo así como si fuera nuestro destino encontrar el amor, principalmente, en un hombre heterosexual; casarnos con el amor de nuestra vida, porque según el amor romántico solo nos podemos casar una vez, nos tenemos que casar y “formalizar”  relaciones porque solo así son validas,  solo podemos tener un amor de la vida, solo amando seremos plenas, y cuando toca amar porque así lo decidió el destino, todo lo demás debe y se vuelve secundario en nuestras vidas.

Regresemos un poco a ¿qué es el amor romántico? Hasta la fecha no he leído a una autora que lo defina, sin embargo, no es necesario encontrarlo – como muchas otras cosas en los feminismos – en la academia para saber que es. Por ello, yo entiendo y definiría al amor romántico como aquel subsistema de opresión del patriarcado y capitalismo que es casi imperceptible a las relaciones interpersonales por generar expectativas inherentes a la vida humana – y al ciclo de vida de ésta – de una felicidad perfecta, misma que por supuesto no existe.

via GIPHY

Lee: La relación entre el amor romántico y la violencia contra la mujer

MÁS SOBRE EL AMOR ROMÁNTICO

En otras palabras, amor romántico es la creencia y cierto deseo internalizado que muchas tenemos – o nos han enseñado a tener – por un lado, de casarnos, tener un noviazgo, ser tratadas como princesas, y por el otro lado, de soportar todo porque el amor “todo lo puede”, incluso relaciones tóxicas y violentas, y aún así nos obligan a soportar situaciones violentas, o a recíprocos para con la otra persona , desde sufrir violencia psicológica hasta violencia sexual.

Ahora bien, ¿qué pasa después de que te das cuenta de la existencia del amor romántico? ¿Cómo haces compatible tus relaciones sin caer en este mito? ¿De que manera lo desaprendemos? Lamentablemente, no hay un manual que tenga estas respuestas, es la experiencia en las relaciones y consciencia sobre éstas, la que al menos a mí me ha funcionado. Pero eso no es suficiente, pues aunque tengas plena consciencia de lo que implica el amor romántico, en el mundo es la regla general por lo que todo gira alrededor de éste, y no es garantía de que todas las personas con las que te vincules tengan la misma consciencia al respecto.

via GIPHY

Lee: “El amor todo lo puede" y otros engaños del amor romántico

¿CÓMO DESAPRENDEMOS EL AMOR ROMÁNTICO?

El problema no es que no podamos amar, claro que podemos. Y podemos hacerlo de manera solidaria y con responsabilidad afectiva junto con otra persona. El problema es que mientras a nosotras el capitalismo nos ha enseñado a través de películas, libros, series, etc., que existe un solo ideal del amor, nos mantienen hasta cierto punto cegadas frente a todos los espacios en los que podemos estar, además de estar amando.

El problema no solo es que no estemos en esos espacios, principalmente los políticos, sino que suframos – “voluntariamente” – por ese amor romántico, desde una ruptura amorosa, una relación fallida o violenta, hasta no poder ejercer nuestros derechos. Y por tal razón, mientras nosotras amába(mos), ellos gobernaban, pues ciertamente que la esfera de lo privado no tenga relación con la esfera pública resulta muy conveniente para aquellos que se encuentran en ambas y no solo en una.

via GIPHY

El peor sufrimiento derivado del amor romántico no es, sin quitarle el valor a nuestras relaciones, el que deriva de una relación per se sino las consecuencias que éste tiene a nivel colectivo para las mujeres, pues se traduce en no ocupar espacios públicos y por tanto no estar tomando las decisiones que nos afecten a nosotras, déjando que los hombres, principalmente, o las mujeres con actitudes misóginas, las hagan por nosotras.

NO PARTICIPAR EN LA POLÍTICA, CONSECUENCIA DEL AMOR ROMÁNTICO

No participar en la política es una consecuencia terrible, que por supuesto no es atribuible a nosotras, sino al sistema preestablecido patriarcal que así nos educó, nos enseñó y diseñó las instituciones sin considerarnos sujetas de dicho sistema. Por ello, somos sujetas políticas, y como tal, debemos hacer lo personal político y viceversa, lo político personal. No es reivindicar nuestros derechos, es emanciparnos, y tener autonomía para decidir en cargos públicos.

Lee: Poner límites, un primer paso para deconstruir el amor romántico

Asimismo, reivindicar nuestras relaciones y emanciparnos del amor romántico. Esta bien querer tener una relación sentimental de pareja recíproca, o no, así como no querer ninguna. El quid del asunto es que nosotras podamos decidirlo y que durante el camino de esa decisión no tengamos que resignarnos con algo que no queremos simplemente porque la otra persona no quiere o no tiene la misma consciencia con respecto al amor romántico. Resignificar el amor no solo es para nosotras sino para los hombres heterosexuales; hablo desde mi experiencia como mujer cis heterosexual, pero también debería importar resignificarlo para todas las personas que estén en una relación.

via GIPHY

Cuestionar el amor romántico, la monogamia y la ausencia política de las mujeres – que definitivamente hoy no hay pero no es suficiente – como resultado de esto es resignificar nuestra felicidad. Resignificar que no necesariamente tenemos que estar en una relación monógama, o cumplir con las reglas del amor en tiempos de twitter, es decir, contestar mensajes al segundo como equivalente a interés o desinterés (la gente está ocupada), entender que hay diferentes formas de expresar el amor no significa que no exista. Entender que la política sin nosotras no puede ser política y por ello, al lamentablemente haber sido así las últimas decadas, tenemos que resignificar las instituciones porque no puede haber instituciones con cimientos patriarcales. Aceptar que tenemos que estar en espacios de decisión, en las instituciones y tomarlas hasta que sean feministas desde un enfoque interseccional.

Lo anterior se traduce en poder decir algún día “decido no estar contigo”, o “decido estar contigo porque me gustas y te quiero pero no de esta manera”, así como también “decido ejercer mis derechos sexuales y reproductivos, político – electorales, sociales”. Llegará el día en el que podamos hacer las dos cosas: gobernar y amar al mismo tiempo, desde la libertad, autonomía y desde la ternura radical. Y no falta mucho para ese día.

Cynthia Ortiz Monroy es abogada e internacionalista en formación. Feminista y luchadora en pro de los derechos humanos. Trabajando desde el derecho internacional.

@cynthiaaor_