La imagen o el dibujo es una forma accesible y amigable de explicar, un concepto que puede comunicar una idea y llegar a muchas personas, incluso si no hablan el mismo idioma, compartió Ana Santos, quien firma como Anacoreta, ilustradora mexicana, para La Cadera de Eva.

Ana, Empezó a dibujar desde la infancia, a su mamá no le gustaba el mensaje de las Barbies o las caricaturas violentas, por esa razón decidió acercar a Ana materiales de creatividad, quien afirmó que  desde la primaria todos sus cuadernos tenían dibujos. 


En esa época también observó cómo las mujeres sufrían diversos tipos de violencia, desde los piropos en la calle (acoso callejero) o el acoso en el transporte público. “Hay algo te dice: ‘eso no es normal y es cuando empiezas a cuestionar’”, compartió la ilustradora. 

SER “FEMINAZI”

Cuando tenía 17 años entró a una escuela de artes plásticas en Guadalajara, su ciudad natal, y años después se mudó a la Ciudad de México donde estudió cuatro años diseño industrial en la UAM Xochimilco y logró fusionar su parte creativa y funcional. 

Durante su vida universitaria Ana denunció por medio un acta a un profesor, que desde generaciones atrás, era señalado como acosador. Sin embargo, se enfrentó a todo el sistema burocrático dentro de las universidades y a pesar del apoyo que recibió de algunos profesores y compañeros, tampoco faltaron los comentarios revictimizantes acusándola de “feminazi”. 


“Para mí la palabra feminazi es ignorancia y una forma de desacreditar la lucha feminista porque intenta lastimar y ofender a las personas que buscan la equidad de género”, compartió Ana. 

La universidad le pidió a  Ana buscar a más víctimas, acudir a Derechos Humanos y a pesar de todo el esfuerzo, la institución no hizo nada respecto al profesor que tenía plaza de tiempo completo. “Terminé molesta y muy frustrada”, compartió la ilustradora. 

DESPERTAR FEMINISTA 

“Un día mi roomie me dijo: ‘Yo creo que eres feminista pero no lo sabes’”, a lo que le contestó: “Yo no odio a los hombres”. 

Ana afirmó que en 2014, la información sobre feminismo no era tan accesible como ahora, sin embargo, su roomie le regaló “Feminismo para principiantes”, el libro de la escritora española Nuria Varela. “Ese fue mi despertar en el feminismo”, dijo Ana, “empecé a leer sobre género y violencia en contra de la mujer y compartí la información en mi Facebook”. 

Ana dejó la universidad. Una empresa de cosméticos en Cancún la invitó a trabajar. “Me encontré en un ambiente súper misógino”, afirmó y compartió como uno de sus compañeros acosaba a las mujeres, sin embargo, sus jefes normalizaron ese ambiente laboral, diciéndole “si no te gusta cámbiate de país”. Ana renunció. 

Después de Cancún, un amigo y editor de la revista digital Tercera Vía, invitó a Ana a colaborar, donde todos los días ilustraba y diseñaba. Las ilustraciones de contenido feminista comenzaron a tener mucho éxito y dijo: “Muchas personas compartían las publicaciones, eran muchas personas dándose cuenta y haciendo consciencia”. 

Mientras Ana trabajaba en Tercera Vía, busco más oportunidades como freelance y la organización Alternativas y Capacidades la contrató para ayudar a crear una campaña, también colaboró con el Centro Vitoria. 

HACER SUEÑOS REALIDAD 

El proceso creativo de Ana muchas veces nace a partir de sus experiencias de vida.  “Empieza desde la convivencia con los hombres cis y hteronormales, los comentarios machistas, las situaciones que ocurren en el país y en el mundo”, compartió la ilustradora, “muchas veces puedo estar enojada por alguna situación en la calle o algún comentario y a partir de ello, del enojo y la frustración, encuentro alternativas para plasmarlo en una ilustración”. 

“El objetivo es no rendirse, ser fuerte y a veces llorar”, compartió Ana, “porque al final si haces ruido en una persona tu trabajo ya está hecho”.

Después de participar en diversas organización colaboró con #VivaLasMujeres, un movimiento organizado por Vértigo Galería y Amnistía Internacional que invitó a ilustradoras locales a crear diseños referentes a la violencia en contra de la mujer. 


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Actualmente Ana sigue colaborando con Amnistía Internacional y organizaciones a favor de los derechos humanos, especialmente por las mujeres e identidades no binarias. También espera crear un cómic autobiográfico y seguir preparándose y aprendiendo sobre la ilustración. 

Por último, para todas aquellas personas que desean explorar este universo, aconsejó no tener miedo porque todos los estilos son válidos, y a pesar de los haters y machines, que llegan con comentarios agresivos, dice: “Es válido eliminar sus comentarios porque los hombres machistas tienen muchísimo espacios públicos, pero mi espacio no es para ellos y se vale eliminarlos”.