La ciencia ha sido históricamente un lugar difícil de acceder para las mujeres, incluso en la actualidad, las brechas de género obstaculizan el acceso de las mujeres a los espacios académicos. 

Actualmente las mujeres científicas, matemáticas o ingenierías representan al menos el 30% de los investigadores de todo el mundo. Llegar a ese porcentaje requirió un largo camino, donde varias mujeres se enfrentaron al sistema para dedicar su vida a la ciencia. 

En México también hubo mujeres pioneras, que desafiaron el sistema saliendo de las labores del hogar para dedicar su vida a la ciencia. Fueron muchos los obstáculos a los que se enfrentaron, principalmente la discriminación por género y la violencia normalizada en sus prfesores y compañeros de clase. 

Han sido fuertemente invisibilizadas en la historia de la ciencia nacional, por ello, aquí te contamos sobre seis mujeres mexicanas que dejaron huella en la ciencia:

Matilde Montoya

Matilde Petra Montoya Lafragua se convirtió en la primera médica mexicana el 24 de agosto de 1887. Nació en la Ciudad de México el 14 de marzo de 1859. Fue aceptada en la Escuela Nacional de Medicina a los 24 años.

Matilde tuvo que derribar muchos muros para graduarse de medicina. Incluso el presidente Porfirio Díaz tuvo que emitir un decreto para que a Matilde se le realizará un exámen profesional. 

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La primera médica mexicana murió el 26 de enero de 1938, con ella se marca el inicio del ingreso de las mujeres a la carrera de medicina. 

Helia Bravo Hollis 

Helia Bravo Hollis tuvo una larga trayectoria como investigadora en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). A los 17 años se registró en la Escuela Nacional Preparatoria. 

Durante sus años como preparatoriana se convirtió en una experta en protozoarios. Presentó  sus trabajos en la sociedad Antonio Alzate, que publicaba la Revista Mexicana de Biología.

Fue hasta 1927 cuando se convirtió en la primera bióloga titulada de México. En 1929 se le otorgó la tarea de  formar el herbario y el estudio de las cactáceas mexicanas. El Jardín del Desierto dentro del Jardín Botánico de la UNAM lleva su nombre. 

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Su trabajo fue tan amplio y de tanta relevancia que hoy, seis especies y una subespecie de cactus llevan su nombre.

María Agustina Batalla Zepeda

Nació el 28 de agosto de 1913 en la ciudad Iguala, Guerrero. Mientras trabajaba como profesora de primaria y secundaria estudiaba para obtener el grado de Maestra en Ciencias en la Facultad de Ciencias. Eso ocurrió en 1940, y en 1946 se doctoró en Ciencias Biológicas.

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María Elena Caso

El estudio sistemático de los equinodermos en México empezó con María Elena Caso Muñoz, la primera especialista en estas especies acuáticas en nuestro país.

Nació en la Ciudad de México el 18 de diciembre de 1915, y gracias a que su padre, Antonio Caso Andrade, fue director de la Escuela Nacional Preparatoria en 1909 y uno de los fundadores del Ateneo de la Juventud, su niñez transcurrió en un estimulante ambiente intelectual.

Estudió biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM. En 1961 se doctoró con el trabajo Los equinodermos de México, en el que reunió toda la información que había en esos momentos sobre estos animales –cuyo exclusivo esqueleto interno está formado por osículos calcáreo– de nuestro país, principalmente de asteroideos, ofiuroideos, equinoideos y holoturoideos.

María Teresa Gutiérrez Vázquez

Fue una de las investigadoras más notables del Instituto de Geografía, de la UNAM. María Teresa Gutiérrez Vázquez fue una geografa especializada en la geografía urbana y geografía de la población.

Ella cambió el enfoque de los estudios demográficos hacia un enfoque de geografía poblacional, en el que se incluyen factores humanos y físicos lo cual permiten comprender de una manera más amplia la evolución de la población.

Alejandra Jáidar Matalobos

Fue la primera mujer en graduarse de la carrera de física. Consiguió que algunas empresas privadas financiaran la infraestructura del Instituto de Física.  Alejandra Jáidar Matalobos nació el 22 de marzo de 1938 en el puerto de Veracruz pero llegó a la Ciudad de México a estudiar la secundaria y la preparatoria, en la Universidad Femenina de México.

Al recibir su título descubrió algo que le incomodó. Ella era física, no físico, así que solicitó que se corrigiera el error. Falleció el 23 de septiembre de 1988.

Con información de: Gaceta UNAM