La menstruación es proceso único y diferente para cada persona con útero; dolorosa, incómoda, indolora, larga, corta y distintas maneras de experimentar el ciclo menstrual. La manera en que aprendemos a relacionarnos con nuestra menstruación deviene de una cadena de saberes, nuestras madres, amigas, tías y abuelas nos proporcionan las principales herramientas para, de manera autogestiva, entender y sobrellevar este proceso. 

No hay secreto alguno en señalar las deficiencias sistémicas en la educación de nuestro país que, aunado al tabú de la menstruación, se reproducen discursos tergiversados, mitos violentosdesinformación y una serie de creencias que perpetúan la satanización de los cuerpos menstruantes

En este sentido, compartimos 4 mitos que debemos dejar de creer y comenzar a revolucionar el pensamiento que ata la menstruación a una cadena de prejuicios; también pueden ser días de goce, deporte, sexualidad autocuidado para algunas personas.

¿Moverse o no moverse durante la menstruación?

Colectivamente pensamos que es idóneo permanecer en cama y evitar cualquier clase de ejercicio con el objetivo de no producir que los síntomas menstruales se agudicen. Muchas personas menstruantes incluso detienen sus actividades deportivas bajo la creencia de que es favorable no hacerlo, sin embargo, ¿y si te dijéramos que es mejor moverte?

De acuerdo con el Manual sobre Salud e Higiene Menstrual de UNICEF, el moverse es una de las prácticas más eficientes para reducir los dolores menstruales, de acuerdo con la organización, una ligera caminata puede ser tu gran aliada contra los cólicos y mejorar considerablemente tu estado de ánimo

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Hay que tener presente que esta es una recomendación, sin embargo, lo más importante siempre es escuchar a tu cuerpo e identificar lo que le haga sentir mejor. Aunque es posible hacer tus actividades deportivas de manera rutinaria, también es válido optar por sentirte cómoda y descansar;  muévete siempre que lo desees, en la intensidad que te haga sentir bien.

La menstruación sí puede ser incapacitante para algunas personas

Existe una creencia colectiva que hemos construido con base en lo que notamos a nuestro alrededor: "La menstruación no es incapacitante, nunca vi a mi mamá / abuela /hermanas quejarse."

Las personas menstruantes y no menstruantes debemos recordar que cada ciclo es único y la percepción del dolor es individual, todo esto, sin dejar de lado el rol de género que históricamente ha sido cargado sobre las mujeres; mujeres que deben siempre soportar los dolores, pretender que está bien y hacer creer a todes que su dolor no es importante. 

La dismenorrea (dolor menstrual) puede aparecer de manera primaria, es decir, regular en muchas personas y tolerable, sin embargo, en muchas otras se puede desarrollar de manera secundaria lo que produce un dolor incapacitante, náuseas e inflamación pélvica

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En este sentido, se requiere de revisión médica para obtener un diagnóstico certero, pues la dismenorrea secundaria puede ser señal de endometriosisovario poliquístico, miomas o una enfermedad inflamatoria, señala la Secretaría de Salud. 

La menstruación puede ser dolorosa para muchas personas quienes viven estas experiencias de manera privada y evitando a toda costa tomar un medicamento que alivie su malestar, por ello, es necesario compartir nuestras experiencias, pedir ayuda cuando es necesario y ejercer el autocuidado a través de atenciones médicas oportunas. 

¿Los tampones copas modifican la vagina?

Los tampones copas menstruales son productos de gestión menstrual que pueden producir ciertas resistencias entre muchas personas, para algunas, les resulta incómodo, poco práctico y para otras, la creencia de que estos productos tienen la facultad de deformar la vulva / vagina y quitar la “virginidad” es su principal freno. Y es que, estrictamente es una duda válida, ¿cómo el cuerpo tiene la facultad de volver a su posición original después de introducir productos que se repliegan e hinchan al interior de la vagina?

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Primeramente, es necesario recordar(nos) que la virginidad es una construcción social y no existe algo como tal; un atributo machista que ha sido otorgado a las mujeres para determinar su valía. Sobre esta misma conversación, aparece otra creencia violenta: las vaginas no deben ensancharse y las vulvas deben mantenerse estéticas. 

En La Cadera de Eva entrevistamos a María José Díaz, médica feminista, activista y fundadora de Médicas Verde Violeta quien comparte que dentro de una sociedad patriarcal el tener unos labios menores grandes / asimétricos y que la vagina no sea estrecha, es algo estigmatizante, pues se considera una señal inequivoca de múltiples parejas sexuales, un hecho que para la sociedad, y particularmente hombres, resulta inconcebible. 

Consulta esta entrevista completa aquí

¿Algo como una copa o un tampón puede producir cambios importantes en la forma de nuestra vagina?, la respuesta es no. Por un lado, la vulva (genitalidad externa) posee características únicas desde nuestro nacimiento y la vagina tiene la facultad de dilatarse y siempre volver a su forma original. 

La vagina está compuesta por un tejido muscular suave y fibras de elastina, lo que le da la facilidad de estirarse y tener una textura similar a los tejidos que recubren nuestro estómago o el interior de la nariz. El especialista Kurt T. Barnhart, aborda en su obra Lesson learned and dispelled myths: three dimensional imaging of the human vagina que podemos entender las paredes de la vagina como si fueran un acordeón, cuando está excitada o en proceso de dar a luz, entonces, se expanden. 

En una posición cotidiana, las paredes se contraen como un abanico, se cierran y presionan entre ellas, por ello, cuando introducimos algo como una copa menstrual o un tampón, las paredes vaginales lo presionan y lo dejan fijo; una vez que se extraen estos productos de gestión menstrual, las paredes vaginales vuelven a su posición normal. 

De manera concreta, no existen productos, tampones, copas demasiado grandes, ni encuentros sexuales capaces de agrandar y deformar la elasticidad de la vagina (¡ni siquiera un bebé!).  

Sexo durante la menstruación: una decisión libre 

¿Tener o no relaciones sexuales durante la menstruación?, alrededor de esta pregunta se enmarcan una serie de tabúes y desinformación que oscilan entre la creencia de que es imposible fecundar en esta parte del ciclo y que puede ser contraproducente. 

La Dra. Isabel Santillán, ginecóloga especializada en fertilidad del Centro Médico Palencia, las relaciones sexuales durante el periodo ayudan a una mayor relajación, a tener sensación de bienestar, a disminuir de los cólicos menstruales, aliviar la inflamación, reducir la tensión y para algunas personas, incluso los días de sangrado.

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¿Aún tienes dudas? La sexualidad siempre es una decisión libre, con ello, si te resulta incómodo o no te sientes segure de hacerlo, lo mejor siempre es comunicarlo con tu pareja. Existen organizaciones dispuestas a escucharte, resolver tus dudas y convertir tus relaciones sexoafectivas en algo pleno, comunicate con M de Mujer y encuentra todas las respuestas con ellas. 

Ahora bien, la misma organización nos recuerda que si bien el sexo durante la menstruación puede resultar favorable a causa de la liberación de endorfinas (un analgesico natural), la posibilidad de un embarazo y el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual continúa latente, por ello, si no deseas un embarazo, utilizar anticonceptivos es un necesario durante todo tu ciclo menstrualConsulta aquí el manual de métodos anticonceptivos de la Secretaría de Salud e identifica cuál se ajusta a tus necesidades y preocupaciones. 

El tema de la higiene está aunado al tabú que relaciona la sangre menstrual con la suciedad, por el contrario, el flujo menstrual está lejos de ser una secreción antihigiénica. En este sentido, essity, especialistas en salud e higiene, señalan que es idóneo utilizar ropa de algodón, lavar la vulva con agua y cambiar de producto de gestión menstrual más de 4 veces al día -toallas sanitarias y tampones-. Si decides mantener un encuentro sexual, essity recomienda lavar la vulva antes y después del acto, eso sí, nunca con jabones, desodorantes y tampoco introduciendo productos con perfumes dentro de la vagina (“lavados vaginales”).