En nuestra sociedad cada día la violencia es más, por eso mujeres y hombres, aunque la vivimos de forma diferente, necesitamos propuestas para intentar vivir sin miedo. Una forma que se propone para contrarrestar la violencia son los cuidados dentro de nuestros hogares, en donde convivimos con nuestras familias. Los actos de cuidar en nuestras familias son tareas como cocinar, estar pendiente de las personas llamándoles por celular, compartir tiempos de convivencia, ir al médico, etc.

Estas actividades que realizamos de forma cotidiana son formas de cuidarnos en nuestras familias, de demostrarnos que nos importamos y al hacerlas cada día nos cuidamos.

Por otra parte, se propone la prevención como parte de la incidencia en las políticas públicas, es decir, la violencia, se sigue considerado un tema del ámbito privado, que corresponde al interior de las familias y que en muchas de ellas, se sigue ocultando por temor a ser mal vistas o ser discriminadas. Por ello, hay mucho que seguir haciendo en las leyes y en la política.

¿Qué relación tienen los cuidados con los contextos de violencia? los cuidados de las personas interactúan con estos contextos de violencia, ya que en esta interacción se considera la historia de cada una de las mujeres, de los hombres; lo que permite comprender un contexto amplío, hacer un diagnóstico de las escenas históricas y con ello podemos entender por qué estamos en una posición de vulnerabilidad en el mundo actual, a pesar del incremento de leyes y medidas de protección.

Ambas categorías, cuidados y contextos de violencia, son muy difíciles de conceptualizar ya que implican la experiencia, la vivencia de las personas, por lo que se tiene un gran reto al estudiarlas.

La interacción entre cuidados y contextos de violencia, tiene diferentes aristas, por ejemplo, cabe preguntarse ¿cómo pueden las familias apoyarlas para que no haya violencia contra ellas? ¿Si detectan algún indicio de violencia en el interior que a dónde deben acudir? ¿los cuidados implican ser empáticos con las y los demás en los espacios públicos, incluso en situaciones de riesgo?. Estas son preguntas aún sin respuestas, por lo que hay mucho que explorar al respecto para comprender cómo se pueden fomentar los cuidados dentro de las familias para que no haya violencia y cómo el Estado ha de intervenir lo antes posible para que no sentir miedo en las calles, en los espacios de recreación, ¿es posible que cuidándonos entre las personas disminuya la violencia? si las personas somos empáticas unas con otras y dejamos de ser indiferentes ante situaciones en las que podríamos colaborar como dar el asiento a quien lo necesita, por ejemplo una mujer con una niña en brazos; este podría ser un primer paso de cuidado y con ello podemos generar cambios en la disminución de violencia pues nos importamos unos a otros y con ello nos cuidamos.

Luz Galindo

Twitter: @Luzapelusita

Actualmente docente de la UNAM. Realizó su estancia postdoctoral en el CEDUA-COLMEX. Sus líneas de investigación son la perspectiva de género, políticas públicas, usos del tiempo, corresponsabilidad social, vida cotidiana y trabajo de cuidados, diversidad familiar y diversidad sexual, nuevas experiencias de ser hombres (masculinidades).