En 2019 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), condenó al Estado Mexicano por la desaparición y feminicidio de Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos, cuyos cuerpos fueron hallados sin vida, en un campo de cultivo y cosecha de algodón en Ciudad Juárez, Chihuahua, en enero de 2001. 

El caso Campo Algodonero visibilizó el tema de los feminicidios en México y el mundo, comentó Lydia Cordero, Directora de la organización de mujeres Casa Amigas en la mesa de diálogo sobre Feminicidio del Seminario sobre Violencia y Paz. 

Asimismo, Norma Ledezma, madre de Paloma, víctima de feminicidio en Chihuahua en el año 2002 habló sobre la impunidad que se vive en México y los pocos espacios que existían hace casi 20 años para hablar sobre la violencia en contra de la mujer. 

Foto: Cimac Noticias 

Paloma fue asesinada a los 16 años, “salió a la escuela y nunca regresó, fue víctima de feminicidio”, compartió Norma. La búsqueda de su hija duró 27 días; la primera respuesta de las autoridades fue decir que había huido con su novio y regresaría días después, pero no fue así. Norma expresó que aún falta un gran camino por recorrer en la política pública para proteger a las mujeres y erradicar la violencia de género. 

Por otro lado, la investigadora Lucía Melgar dijo: “El Estado se tardó mucho en prestar atención, pero las Muertas de Juárez ha tenido un impacto muy fuerte en la legislación mexicana”, y resaltó el avance respecto al tema mencionando como la tipificación de Feminicidios en el Código Penal o la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. 

“La discusión sobre el feminicidio se ha reducido a un tipo penal, pero el feminicidio va más allá”, sostuvo la abogada feminista Karla Micheel Salas. “El feminicidio fue la respuesta política del movimiento feminista y movimiento amplio de mujeres a un Estado que había justificado los asesinatos de mujeres”, cito la abogada a la doctora y experta en género Julia Monárrez. 

Foto: Tomada de internet 

También habló sobre las protagonistas fundamentales, las madres de las niñas, adolescentes y mujeres víctimas de feminicidio, quienes han logrado transformar su dolor y sufrimiento en fortaleza para exigir justicia a un Estado que ha “minimizado los asesinatos y menospreciado la vida de las mujeres”. 

“Hablar de feminicidio es hablar de sororidad; es cuando las madres dicen ‘lo que no fue para mi hija quiero que sea para las demás’”. 

Origen de la palabra feminicidio 

El término feminicidio fue acuñado por Diana Russell y posteriormente por la mexicana Marcela Lagarde, quien lo recuperó en las leyes como alternativa al término neutro homicidio, con el fin político de reconocer y visibilizar la discriminación, opresión desigualdad y violencia sistemática contra la mujer. 

La tipificación de feminicidio se incorporó al Código Penal en 2012, fueron un conjunto de normas jurídicas normativas donde se encuentran previstos algunos delitos, en el artículo 325. Para la Organización de las Naciones Unidas, este fenómeno puede ser clasificado según la relación entre víctima y victimario: feminicidio de pareja íntima, feminicidio de familiares, feminicidio por otros conocidos y feminicidio de extraños.