“Nosotros tenemos que ir rápido a decir las cosas porque a lo mejor no hay espacio. Nos lo tenemos que hacer con rapidez y hay que hablar como una metralleta”, expresó el historiador del arte y periodista catalán Marc Giró en una entrevista para el programa español La Fábrica. 

La sociolingüista Deborah Cameron expuso el término dominio conversacional y habló de la relación entre lenguaje, género y sexualidad para analizar a qué estructuras se les ha negado el acceso a la palabra. Resaltó que en situaciones formales o públicas como debates políticos, juntas empresariales o entrevistas televisivas los hombres casi siempre hablan más que las mujeres. El estatus también influye para otorgar más espacio a la palabra masculina, no olvidemos las declaraciones que llevaron a la renuncia al director del Comité Olímpico Tokio 2020. 

“Los hombres poderosos intervienen con más frecuencia en conversaciones de género mixto, a menos que el tema sea uno en el que se presume la experiencia femenina”, explicó la historiadora Mary Beard.

Hablar rápido 

Las chicas Gilmore es la serie en la que los personajes protagónicos hablan tan tan rápido y tan tan bien que internet dudó que la serie la hubiese creado una mujer. Rory es la adolescente inteligente y compleja, no sexualizada excesivamente, ni obsesionada con los chicos; y Lorelai, una madre soltera de 32 años que decidió huir de la mansión familiar para criar a su hija en un pueblo encantador de Nueva Inglaterra. 

Lorelai y Rory hablan rapidísimo, al igual que la mayoría de los personajes en la serie estrenada a comienzos del siglo XXI. Sherman-Palladino, creadora de la serie, se crió fascinada por la forma de hablar del anciano Mel Brooks y por el deseo de formar parte de la tradición judía que dice: “hablar rápido es sinónimo de inteligencia, disfrute y buenas risas”. 

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No obstante, en 2001 un artículo falso atribuido a Associated Press se publicó en internet afirmando que Aaron Sorkin, Patrick Caddell, guionista de El ala oeste de la Casa Blanca y Kevin Falls, ex guionista de Sports Night eran los verdaderos creadores detrás de un guión tan meteórico de la dicción. 

“Lo gracioso del rumor es que ni siquiera se decía que yo era una tapadera. Yo simplemente no existía. O sea, toda mi existencia borrada”, expresó en una conferencia de prensa de 2001 Sherman-Palladino. 

Mujeres metralletas 

En el cine de los años 30 y 40, reinaban las fast talking dames, sin miedo a responder a la autoridad masculina. Rápidas, ágiles y elegantes como Katharine Hepburn, Irene Dunne, Rosalind Russel y Barbara Stanwyck. 

Las mujeres en esta época rompían roles de género e insistían en autogobernarse para adquirir la palabra en la pantalla. El cine y la audiencia celebraba el discurso de mujeres engreídas y se les permitió hablar con inteligencia dando respuestas ágiles y usando coloquialismos vívidos. 

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Las habladoras rápidas se convirtieron en musas verbales cuando se reinventó el lenguaje para ser usado en instituciones políticas. Sin embargo, hoy en día los referentes de mujeres que hablan rápido han sido ridiculizados o señalados como mujeres molestas. Y se ha naturalizado que las mujeres pidan perdón cada vez que expresan sus pensamientos. 

“Con los hombres, escuchamos lo que están diciendo, su punto de vista, sus afirmaciones; lo que todos queremos que hagan los demás cuando hablamos. Con las mujeres, tendemos a escuchar cómo hablan, las palabras que usan, lo que enfatizan, si sonríen o no al decirlo”, dijo Ann Friedman. 

Con Información de El País