“Hago un llamado para que cuidemos a nuestras familias a los adultos mayores, ya lo hacemos, pero ahora debemos de aplicarnos más, es un hecho conocido que, sobre todas las hijas cuidan a los padres, los hombres podemos ser más desprendidos, pero las hijas están siempre pendientes de sus madres, de sus padres”. Estas fueron las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador que causaron polémica hace unos días, sobre todo, en redes sociales. Diversas voces protestaron manifestando que el cuidado de nuestros adultos mayores debe ser responsabilidad de todos. 

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Posteriormente, el gobierno mexicano hizo una acertada conferencia con perspectiva de género donde el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, reconoció que la violencia contra la mujer es un tema de salud pública. Nadine Gasman, presidenta de Inmujeres, señaló que es un buen momento para que todos los integrantes de una familia se hagan responsables de las labores del hogar y cuidados de los adultos mayores, pues, según cifras que ella misma presentó, las mujeres dedican 39 horas a la semana a los quehaceres y cuidados de otras personas y los hombres solo 14, en los últimos años el tiempo de ellos ha subido a siete minutos más de colaboración en tareas domésticas, sí, siete minutos.

Ante la emergencia sanitaria por el covid-19, muchas mujeres y menores se ven en peligro porque permanecen confinados con sus agresores, en nuestro país, Wendy Figueroa, directora general de la Red Nacional de Refugios, ha hecho un llamado a que el gobierno libere los recursos pendientes para poder hacer frente a esta situación. Por su parte, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, admitió el peligro que se corre ante esta situación y pidió que las guarderías, estancias, refugios y centros de atención a víctimas de violencia fueran considerados como servicios esenciales.


Las mujeres jugamos un papel fundamental en la pandemia a nivel mundial, nos afecta en cuanto a violencia, economía, cuidados y trabajo. Recientemente, la revista científica The Lancet, publicó un artículo donde cuestiona que los países que enfrentan la crisis sanitaria no hayan hecho todavía análisis de género para saber el impacto en mujeres y hombres para crear políticas más equitativas.

La publicación británica señala que el sector salud está conformado en su mayoría por mujeres, cita como ejemplo la provincia de Hubei en China, donde el 90% de los trabajadores de la salud es femenino. 

En el ámbito del hogar, como lo dijo el presidente López Obrador, es la mujer en quien recaen los cuidados a los enfermos, a los hijos y a la casa, razón por la cual covid-19 tiene un efecto diferente en cuanto a los hombres, mismo que les afecta en su economía, trabajo y hasta en su rutina del día a día.

En una breve encuesta entre mi grupo de mujeres cercanas, les pregunté cómo les ha impactado en su vida la cuarentena. Para quienes se dedican al hogar, les ha sido difícil compaginar el trabajo doméstico con el cuidado de los hijos, sobre todo ahora que tienen que fungir como maestras para ayudar a los niños con las tareas o guías que les mandan sus profesoras (también son mayoría).

(Foto: cuartoscuro)

Para las que hacen home office, el reto no es menor, ya que además de atender la casa y a los niños, deben sacar adelante su trabajo de oficina. Hay quienes se avientan todo el paquete solas y quienes cuentan con la colaboración de sus parejas, algunas hasta tienen los siete minutos extras que mencionó Nadine Gasman.

Este pequeño ejercicio puso de manifiesto la creatividad que tienen algunas para organizarse, ya que no solo están al pendiente de sus hijos y esposo, también de sus padres, de sus adultos mayores, pues saben que ante cualquier eventualidad estarán ahí para atenderlos si es necesario. En otras realidades, hay mujeres que deben seguir trabajando pues atienden pequeños negocios que se ven afectados en estos momentos.

Según The Lancet, el que las mujeres tengan un papel preponderante como cuidadoras y trabajadoras de la salud, las hacen más vulnerables:

“La experiencia de brotes pasados muestra la importancia de incorporar un análisis de género en los esfuerzos de preparación y respuesta para mejorar la efectividad de las intervenciones de salud y promover objetivos de equidad de género y salud”.

El artículo cita como ejemplo a África y el brote de Ébola de 2014 a 2016, donde las mujeres además de cumplir con las características ya mencionadas no tenían poder de decisión para combatir la pandemia, cuando su aportación hubiera sido fundamental.

“Dada su interacción de primera línea con las comunidades, es preocupante que las mujeres no se hayan incorporado plenamente a los mecanismos de vigilancia, detección y prevención de la seguridad sanitaria mundial. Los roles de atención social prescrita por las mujeres generalmente las colocan en una posición privilegiada para identificar tendencias a nivel local que podrían indicar el comienzo de un brote y, por lo tanto, mejorar la seguridad sanitaria mundial”.

Si bien el texto no pretende vender la idea de cargar más responsabilidad a la mujer, sobre todo si es mal remunerada o no percibe pago alguno, señala que el conocimiento femenino “podría potenciar y mejorar la preparación y respuesta ante brotes”.

Lejos de que el tema de las mujeres se olvide, está presente ante diversas miradas que analizan y cuestionan el papel femenino en tiempos del Coronavirus.