La lactancia materna año con año ha ganado terreno debido a sus múltiples beneficios en la salud del bebé a corto y largo plazo; a nivel mundial la OMS y en México las instituciones de salud pública la recomiendan como la opción única de alimento en los primeros seis meses de vida; además, económicamente beneficia a la familia alimentar al recién nacido de manera natural sin tener que gastar en fórmula. ¿Pero qué pasa cuando el cuerpo no “coopera” como natural y ancestralmente se conoce? ¿Las mujeres que no pueden lactar son “malas madres”?

Para Liliana la lactancia no fue la mejor experiencia de su vida: “todos y cada uno de los doctores que me atendían me decían que para qué me dejé embarazar si no sabía hacer lo mínimo por mi hijo, que bien que me andaba tatuando pero ahorita andaba de chillona por algo que todas las mujeres hacen con naturalidad”, relata pues aunque a las primeras horas pudo dar el calostro o el primer alimento rico en proteínas vital para un recién nacido, al poco tiempo su producción de leche bajó y comenzó la tortura.

Liliana y su hijo fueron atendidos en el IMSS, instituto que por protocolo gubernamental y sanitario promueve la lactancia exclusiva como la forma de alimentar a un hijo, situación reconocida por todas las mujeres que acceden al sistema de salud pública en el país.

Pese a haber leído sobre técnicas para que baje la leche y realizar los masajes y procedimientos recomendados, su hijo –nacido por cesárea– no aceptaba pues Liliana producía muy poca leche.

“Me dijeron que no tenía de otra más hacer que la leche bajara porque es el único alimento que el bebé puede recibir y que cómo le iba a hacer para alimentarlo por seis meses. En cuanto me dieron de alta, en mi casa me la pasaba pegada al extractor de leche para estimular la producción y tomando atoles y avena porque el producto, aunque era un poco más abundante mi hijo no se estaba llenando ni creciendo y su cuerpo era muy débil. Al mes fui diagnosticada con anemia por la cantidad de sangre que perdí en la cirugía de la cesárea”.

En ese momento Liliana comprendió que por más esfuerzos que hiciera, por más dietas especiales que probara y la cantidad de masajes y técnicas que encontrara en internet, no iba a poder alimentar correctamente a su hijo hasta que ella estuviera en mejor estado de salud. 

Sin embargo, cada caso es distinto y para otras mujeres la lactancia fue un proceso muy natural o menos complicado.

Extractor de leche (Foto: Cuartoscuro)

Cuando la hija de Leticia nació, alimentarla no fue nada complicado. El calostro y la cantidad de leche que pudo producir eran buenas y la bebé creció bastante bien. Sin embargo, cuando su hija tenía 5 meses, una infección aquejó la salud de Leticia por lo que tuvo que ir al médico y debido a su situación tuvo que tomar antibióticos y por lo tanto, suspender la lactancia y comenzar con la leche de fórmula.

“Aunque hay personas que te critican por no haber alimentado más tiempo con leche materna no fue mi elección enfermarme y tener que tomar medicamentos. Al final de cuentas cada madre creo yo que alimenta a sus hijos a como mejor puede y sus recursos le den”.

Por su parte, Brenda, quien tuvo a sus dos hijas en la Ciudad de México en los años 70 recuerda que el famoso calostro fue lo más complicado en su caso pues no bajaba la leche y con algunas maniobras del personal del hospital lo logró.

“No sé si fue porque eran otros tiempos pero recuerdo que las enfermeras me masajeaban muy fuerte y como no me salía leche me metieron a la regadera y con el agua caliente y los masajes poco a poco pudo salir. Recuerdo que lloré pero después de eso la experiencia de alimentar a mis hijas fue muy bonita”.

La historia de Paulina coincide con la de Liliana, pues no pudo producir la leche suficiente para sus hijas, en su caso tuvo apoyo por parte de las enfermeras quienes le explicaron que en mamás primerizas es una situación normal.

"Cuando llegué a mi casa lo seguí intentando y aunque ya me salía un poco más de leche, no era suficiente para la bebé. Esa noche fue super pesada porque mi bebé no dejaba de llorar y era de hambre, yo me sentía fatal y aunque trate de hacerme la fuerte en realidad solo quería llorar porque sentía que era el primer día y ya estaba fracasando como mamá."

La información en internet y en grupos  de redes sociales siempre le remarcaron a Paulina que la leche materna es muy importante y las mujeres que daban fórmula eran satanizadas. Paulina alimentó a sus bebés con leche materna y fórmula para complementar.

"La verdad si me sentí mal por mucho tiempo por no poder ofrecerle lo mismo a mis hijas, sé que me falto investigar un poco más y buscar alguna técnica para mejorar y hacerlo más fácil pero en ese momento estaba demasiado presionada por la nueva maternidad"

Lactancia materna (Foto: Cuartoscuro)

Las creencias sobre la lactancia materna son distintas. Cada mujer busca información necesaria para estar listas para ejercer su maternidad de la mejor forma que ella crea posible.

La OMS y la UNICEF recomiendan lactar desde la primera hora de vida del bebé y no proporcionar otros alimentos o bebidas, ni siquiera agua; también es recomendable alimentar cada que el bebé lo solicite.

La importancia en la leche materna se debe a que promueve el desarrollo sensorial y cognitivo, además de proteger al bebé de enfermedades infecciosas y crónicas e incluso de la mortandad infantil. Las mujeres al lactar también disminuyen riesgos en algunas enfermedades como son el cáncer ovárico y mamario.

Sin embargo, así como no debe desestimarse la gran cantidad de beneficios y creencias alrededor de la lactancia materna, tampoco debe desestimarse la salud de las madres y su integridad.

“Soy una defensora de la lactancia y estoy en contra de los ataques tan estúpidos que la gente llega a hacer cuando una madre está alimentando a su hijo en un espacio público. Pero también estoy en contra de esos doctores y enfermeras que se la pasan regañándonos y repitiéndonos del daño que le hacemos a nuestros hijos si no logramos alimentarlos por nosotras mismas”, finaliza Liliana.

fmma