La violencia sexual no tiene que ver con el sexo sino con la idea de control y dominación, afirmó Patricia Olamendi, abogada y defensora de derechos humanos, durante la Conferencia en línea “Violencia sexual y feminicidio” de la Jornada Desafíos del feminismo en el mundo neoliberal, transmitida por el Facebook de la Coordinación para la Atención de los Derechos Humanos de Oaxaca.

La abogada expuso que la violencia sexual tiene una fuerte conotación religiosa, que permeó las leyes. La religión posiciona a las mujeres como seres humanos dependientes que existen para cumplir dos funciones: la reproducción de la vida y la satisfacción de los deseos sexuales de los hombres. 

A finales de los 80’s, cuenta Olamendi, las leyes mexicanas tenían una connotación religiosa que permitía delitos como el estupro o el rapto. Este último entendido como la privación de la libertad de una mujer para satisfacer un deseo sexual o casarse, pero si el raptor o violador se casaba con la víctima, ya no había delito qué perseguir:

“No se actuaba en funcion de la víctima ni del daño sino en cuidar que el producto de esa violación garantizara la continuidad del Pather Familias o el linaje”

¿Qué es la violencia sexual?

En la conferencia, Patricia Olamendi ofreció su definición de violencia sexual:

“Comprende una serie de actos que puede incluir violencia física psíquica y sexual que produce en la víctima un sufrimiento psíquico y moral agudo, incluso la muerte. Es una experiencia traumática con severas consecuencias físicas y psicológicas, que deja a la víctima en una situación difícil de superar con el paso del tiempo, y genera un sufrimiento severo aun cuando no existan lesiones o enfermedades físicas”.

La violencia sexual no tiene que ver con el sexo; tiene que ver con una idea de control y dominación: afirmó la abogada. 

En México aún no se logra que la violencia sexual sea tratada con la importania que requiere. Ejemplo de ello es que el abuso sexual tenga una pena muy baja y pueda alcanzar fianza.

Lee: Violencia sexual en la UNAM: de mil denuncias, al menos 59 son por violación

La violencia sexual es tortura

La magnitud de la violencia sexual puede equipararse a una muerte en vida, pues ocasiona un sentimiento que afecta a las víctimas en su presente y su futuro. Por ello, se debe abordar la violencia sexual como un tipo de tortura, de acuerdo con marcos internacioneles señalados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)

“La realidad es que, cuando desmenuzas el concepto de tortura, se identifica realmente con lo que significa la violencia sexual”, dijo Olamendi

De acuerdo con lo expuesto por la abogada, la CIDH define a la tortura como un acto intencional que causa severos sufrimientos físicos o mentales, y se comete con un determinado propósito: intimidar, degradar, humillar, castigar o controlar. 

La tortura empieza con la desnudez

De acuerdo con el Protocolo de Estambul, la tortura empieza con la desnudez, porque la desnudez convierte a la víctima en una persona más vulnerable, con lo que inicia el terror psicológico. La desnudez va acompañada de amenazas verbales y manoseo o tocamiento, explicó la abogada. 

“Desnudarte, ofenderte, amenazarte, tocarte, ya es para cualquiera de nosotros una violación”

La violencia sexual viola el derecho a la integridad física y psíquica, a la libertad sexual, a los derechos sexuales y reproductivos y el derecho a una vida libre de violencia. 

La ponente afirmó que es necesatrio ver de otra forma a la violencia sexual, de acuerdo a los marcos normativos internacionales, pues de lo contrario, es difícil comprender la magnitud de este tipo de violencia, así como atenderla y sancionarla.