Las mujeres que migran de Centroamérica son en su mayoría jóvenes de 20 a 31 años,  quienes huyen de la violencia comunitaria e institucional de su país, de acuerdo con el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI).

“Muchas mujeres no identifican que lo que están viviendo es violencia en todas sus formas y manifestaciones. Muchas mujeres que están saliendo es por la violencia en la comunidad y la violencia estatal… “, dijo Miriam González, colaboradora de IMUMI.

Las mujeres no tienen conscientes las múltiples violencias por las que viven, de acuerdo IMUMI. 

MIGRACIÓN EN LA PANDEMIA

Los problemas que enfrentaban los migrantes antes de la pandemia  no cambiaron sino que se acrecentaron con la emergencia sanitaria. “Fue un reto mayúsculo. No es que antes no tuvieran acceso a la salud las mujeres, o sea, el acceso a la salud siempre ha estado condicionado”.

Esto porque los espacios hospitalarios se redujeron para atender la covid y por ende las posibilidades de los migrantes para tener un servicio de salud. Además, otro de los problemas que se acrecentó fue la precarización laboral.

“La mayoría de las mujeres migrantes se insertan en el campo laboral donde ejercen labores de cuidado para terceras personas o en el trabajo en el hogar; y con la pandemia perdieron sus trabajos o tuvieron que trabajar más por el mismo sueldo”.

Migrantes centroamericanos pasaron la noche en la Casa del Peregrino. (Foto: Ignacio Alzaga)

SOLICITUDES DE MUJERES MIGRANTES

En México, hasta octubre del  2021, de acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) de las más de 100 mil solicitudes, 40% fueron de mujeres provenientes de países con altos grados de violencia de género y leyes poco efectivas para garantizarles una vida libre de violencia.

Las solicitudes de las mujeres han ido en aumento. En 2019 fueron alrededor de 38%. 

“El porcentaje de mujeres que solicitan asilo es cada vez más significativo. Los porcentajes de procedencia siguen siendo los países centroamericanos como Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua. En los últimos tres años hemos visto un incremento de población proveniente de Haití”, explicó en entrevista Miriam González.

En un análisis realizado por IMUMI para observar cuáles son las condiciones de violencia que predominan en estos países y qué marcos jurídicos existen para garantizar una vida libre  de violencia. Se encontró que en todos los países hay altos índices de violencia de género contra las mujeres. Además, hay poca credibilidad hacia las mujeres que viven violencia por parte de las autoridades.

“La violencia está presente en todos los procesos de la migración de las mujeres, huyen de ella, las acecha durante el camino, las recibe los países de destino y a su retorno a su país de origen”, apuntó González.

En México existe la “Ley sobre refugiados, protección complementaria y asilo político”, en su artículo 13, se establece el género como una causa para solicitar asilo en México. El problema es que se desconoce los derechos de las mujeres migrantes.

Para Miriam González hay que dejar de normalizar la violencia y comenzar a observarla para que se ejerzan acciones que atiendan de raíz esta problemática que viven las mujeres.

IMUMI brinda acompañamiento a las mujeres migrantes desde diferentes ángulos, tanto legal, social y psicológico.