“Las principales formas de violencia surgen en la esfera privada”, afirmó la socióloga feminista Irma Saucedo en el Seminario Violencia y Paz. A raíz del confinamiento por la emergencia sanitaria, Seguridad Pública registró que las llamadas de auxilio por parte de mujeres aumentaron y se realizaban cada dos segundos. 

Irma Suacedo, doctora de la Universidad Autónoma de Barcelona, explicó que el contexto social es una variable importante para entender la gran problemática que existe en México y Latinoamérica respecto a la violencia de género y violencia doméstica en contra de la mujer. Desde hace años el crimen organizado en México ha ocupado gran territorio y eso ha expuesto a la sociedad, en particular niños, niñas y mujeres, a normalizar contextos múltiples de violencia, explicó la experta. 

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“La víctima silenciosa es aquella que presencian actos violentos, y aunque no los reciba de forma directa los vive”, dijo Saucedo en el seminario. También señaló la alta probabilidad de que los hombres adopten dinámicas de violencia doméstica bajo un contexto de violencia estructural en el país. 

Explica que la violencia de género se ejerce en contra de mujeres, hombres, niñas y niños como el  “resultado de los valores culturales que simbólicamente le conceden a los hombres el derecho de imponer pensamientos y conductas a las personas que tienen menos poder que ellos”, incluso señala que mujeres pueden cometer actos violentos en contra de otras mujeres para mantener el mandato masculino. 

“En el ámbito doméstico suceden todo tipo de violencias: violencia física, abuso sexual, hostigamiento sexual, maltrato y coerción, violencia emocional y homicidio”, afirma la socióloga feminista. Y sostiene que este acto puede ser ejercido por el novio, esposo, padre, abuelo, tío o hermano mayor. 

El aumento de la violencia doméstica en contra de la mujer ha sido registrado por diferentes instituciones en el país como la Red Nacional de Refugios que consideró al 2020 como el año más violento en contra de la mujer. “Los actos de violencia que se dan en el espacio privado, se repiten en el espacio público y se dan en un espacio de violencia estructural, empeorado por la pandemia” señala Irma Saucedo. 

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Esto provoca la construcción de identidades rígidas y víctimas silenciosas porque el efecto acumulado de la violencia en México está de la mano con políticas mal elaboradas, desconocimiento de las estadísticas y la falta de prevención ante esta problemática.  

“Una alta cantidad de mujeres que reportan haber sufrido violencia en la pareja, también sufrieron violencia en la infancia (física, emocional, sexual y patrimonial)”, la experta señala que esto refleja que las mujeres no sufren un único evento de violencia sino, una serie de violencias a través de sus vidas, tanto en el espacio privado como en el espacio público. 

¿Qué podemos hacer ante la violencia de género? 

Para prevenir se necesita impactar desde la base en el ámbito educativo y de salud. Por ejemplo, actualmente se interviene a nivel secundaria para enseñar acerca de relaciones sexo-afectivas sanas, que además da recursos para desestructurar la violencia estructural con la que muchas niñas y niños crecen. 

Por otro lado, el sector salud recibe de forma sistemática a mujeres violentadas; con un sistema de prevención se podría evitar que las mujeres víctimas de violencia doméstica lleguen a una situación grave que ponga en riesgo su vida. 

“El sistema de Procuración de Justicia es ineficaz”, señala la doctora Irma Saucedo, pero incita a cuestionar al estado, a sus representantes y a sus políticos. “En México la tolerancia a la violencia es muy alta y parece que los altos índices ya no despiertan la preocupación de la ciudadanía”, por esa razón concluye invitando a todos y todas a cuestionar ¿Cómo el estado viola los derechos humanos de las mujeres y cómo podemos modificar ese patrón de reproducción de la violencia? 

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