Su nombre original era Adeline Virginia Stephen, nació en Londres de 1882. Desde niña, fue educada por su padre en la literatura, ya que su padre era novelista, historiador, ensayista y biógrafo. Además recibió clases de profesores particulares pues nunca fue a la escuela.

Es conocida como la protectora de las escritoras. “Soy la única mujer de Inglaterra que es libre de escribir lo que quiere”, la cita Julia Pierpont en su libro El pequeño libro de las grandes feministas.

Virginia Woolf fue dueña y administradora de la editorial Hogarth Press junto a su esposo, Leonard, y sabía que tenía un privilegio único al ser una mujer con libertad artística.

Sin embargo, la batalla más dura para ella fue el de su propia mente; una enfermedad que la llevó a quitarse la vida antes de los sesenta años.

En un texto de 1927, mientras trabajaba en Al Faro, Woolf escribió: “Mi cerebro está ferozmente activo. Quiero atacar mis libros como si fuese consciente del paso del tiempo; del envejecimiento y la muerte”.

A lo largo de su vida, Woolf se vio acosada por periódicos, cambios de humor y enfermedades asociadas. Además, desde pequeña tuvo depresiones constantes; la primera fue por la muerte de su madre en 1895, cuando Virginia tenía solo trece años de edad, y la de su media hermana Stella dos años después; posteriormente, en 1905 falleció su padre por cáncer. 

Durante su vida fue diagnosticada de una enfermedad mental hoy conocida como trastorno bipolar. El estallido de la Segunda Guerra Mundial, la destrucción de su casa de Londres durante el Blitz y la fría acogida que tuvo su biografía sobre su amigo Roger Fry empeoraron su condición hasta que se vio incapaz de trabajar.

El 28 de marzo de 1941, las enfermedades mentales de Woolf la llevaron al suicidio. 

Se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se lanzó al río Ouse cerca de su casa y se ahogó. Su cuerpo no fue encontrado hasta el 18 de abril.  Su esposo, el escritor Leonard Woolf, enterró sus restos incinerados bajo un árbol en Rodmell, Sussex.

Sus obras

Durante su vida como literaria, escribió una serie de ensayos que giraban en torno de la condición de la mujer, en los que resaltó la construcción social de la identidad femenina y reivindicó el papel de la mujer escritora. En Una habitación propia revela la evolución de su pensamiento feminista.

Woolf está considerada una de las grandes renovadoras del idioma inglés. En sus obras ella experimentó con la corriente de pensamiento y lo psicológico subyacente así como los motivos emocionales de los personajes. La reputación de Woolf declinó profundamente después de la Segunda Guerra Mundial, pero su eminencia fue restablecida con el auge de la crítica feminista en los años 1970.26.


 

(Brenda lugo)