Una de las múltiples maneras de violencia en contra de las mujeres es el colocar una idea en particular de belleza, un estereotipo que, según el espacio y tiempo en concreto, es preciso cumplir para que a una mujer se le pueda considerar bella. Y, en consecuencia, todas las prerrogativas que esto conlleva en una sociedad como la nuestra.

Pero ¿qué implicaciones tiene el que exista un modelo en particular de belleza?

Al momento de hablar de la belleza debemos tomar en cuenta que se trata de una palabra que tiene un significado extenso y es visto de manera subjetiva. Como lo menciona Torres (2017) “Es el resultado de un conjunto de elementos que están situados dependiendo de la época y contexto cultural que es atractivo socialmente”; es decir, se trata de una relación del cuerpo y la apariencia física que se ha encargado de colocar estereotipos y roles de género específicos.

Hoy en día, a través de la industria cultural, el mercado incita a que las personas y en particular a las mujeres, aspiren a un tipo de vida en especial, tener éxito de manera personal, profesional y en sus relaciones amorosas, las cuales, nos han enseñado, que se obtienen de manera más sencilla si se es “bella”.

EL CUERPO COMO PUNTO PARA EJERCER PODER

Los medios masivos de comunicación estimulan el consumo de industrias como la moda, la cosmética, la farmacológica, —por mencionar algunas— ya que son las facilitadoras de que los ideales de belleza que son difíciles de conseguir se alcancen. El estereotipo de belleza actual asignado a las mujeres es muy particular: cuerpos delgados, curvilíneos, cabello y maquillaje que tenga características anglosajonas; es decir, todo un homenaje a lo blanco o lo moderno.

 Como lo recupera Foucault (1998) “El cuerpo es un punto central en el cual puede ejercerse poder; que va desde un ideal físico hasta refinarlo a su máxima capacidad de utilidad”. Durante mucho tiempo el cuerpo de las mujeres se ha cosificado. Desde el patriarcado, se le ha colocado en un lugar de subordinación en las relaciones de poder, un ejemplo de ello es la violencia estética definida por Pineda (2020) como: Un conjunto de narrativas, representaciones, prácticas e instituciones que ejercen una presión perjudicial y formas de discriminación sobre las mujeres para obligarlas a responder al canon de belleza imperante, así como, el impacto que éste tiene en sus vidas.

En la sociedad contemporánea, se les exige a las mujeres una belleza “asombrosa, sorprendente, excepcional y admirable” que es agradable sobre todo para la mirada masculina hegemónica y como resultado de una cultura patriarcal.

Nixon (2020) argumenta: “Las mujeres están sometidas a una enorme presión social en donde para ser consideradas hermosas deben seguir una imagen distorsionada, alejándose de las mujeres reales y naturales”. Esto lo podemos observar en redes sociales, en donde se socializa información y contenidos para que las mujeres puedan transformar su cuerpo y adaptarlo a los cánones de belleza que predominan, ocasionando una vorágine de consumo y afectando la autoestima y la autoimagen de quien recibe esos mensajes. Por lo tanto, comienza su búsqueda de información relacionada en cambiar sus hábitos alimenticios, cómo moldear su cuerpo por medio de ejercicio y tratamientos estéticos, cómo verse más joven, entre otras.

En consecuencia, la riqueza de estas empresas multimillonarias se sostiene gracias a la insatisfacción de muchas mujeres por no cumplir los estándares de belleza y la publicidad y promoción de productos que han generado necesidades en la imagen femenina; por ejemplo, cremas, corsés, fajas, maquillaje, ropa, entre otros productos. Como lo apunta Pineda (2020): Lamentablemente la belleza siempre ha sido parte de los intereses privados del sistema capitalista, el patriarcado y el sexismo al asignar un valor simbólico a las mujeres, las cuales debemos competir por los recursos que los hombres se han apropiado.

Por lo que es importante cuestionar las ideas de belleza que se divulgan en los diferentes medios de comunicación, y así como las mujeres hemos demandado espacios de igualdad en el ámbito público, también apropiarnos de nuestros propios cuerpos, repensarles y llamarles cuerpa, abrazando la diversidad estética y posibilitando a la disidencia y autonomía de las mujeres.

Karla Hernández Reséndiz

Twitter: @Herka2610

Estudiante de la licenciatura en Sociología de la FES Aragón. Actualmente realiza su servicio social en el área de la perspectiva de género y diversidad sexo-genérica en Servicios a la Comunidad de la FES Aragón. Interesada en temas con enfoque sociológico de género, redes sociales, desarrollo sustentable y cultura de paz. Se encuentra desarrollando la tesis de licenciatura relacionada con los concursos de belleza y su relación con la violencia simbólica.

Tania Lizbeth Meléndez Elizalde                                                      

Twitter: @MelendezTania20

Socióloga, Maestra y Candidata a Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: Sociología de la Familia, Sociología de la Religión, Perspectiva de Género, Cambio social y cultura.

Referencias:

  • Foucault, Michel. (1998). Historia de la sexualidad I La voluntad del saber. Madrid: Siglo XXI.
  • Nixon Campo, Kathleen. (2020). Estereotipos y percepción de la belleza en Instagram. [Tesis de licenciatura, Pontificia Universidad Javeriana]. Repositorio Institucional: https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/50220/Tesis%20Definitiva%20al%20100.pdf?sequence=5&isAllowed=y, el 05 de marzo de 2021.
  • Pineda, Esther. (2020). Bellas para morir: estereotipos de género y violencia estética contra la mujer. Argentina: Prometeo.
  • Torres Sornosa, Amalia. (2018). El ideal de belleza femenino en Instagram: Una reflexión personal desde la ilustración. Recuperado de: http://hdl.handle.net/10251/110150. el 01 de noviembre de 2021.
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